11. Riesgo

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Con un suspiro, dio la vuelta al pergamino en el que había escrito su examen final de D.C.A.O., y como solía, escribió su nombre completo: Draco Malfoy Black.

Se sintió mal al hacerlo, esa era la última firma que plasmaba en un examen de Hogwarts, su estómago se encogió al recordarlo. El final de una página de su vida, su época como estudiante, una página que había dejado incompleta y a la que ahora, por fin, ponía punto y final.

Dejar Hogwarts nunca se le había hecho tan difícil, es más, nunca se le había hecho difícil. Y en ese momento tampoco, no era dejar Hogwarts lo que le molestaba, era la perdida que aquello conllevaba.

Era perder el poco rastro de justicia del sistema de Hogwarts, era quedar a merced de las vejaciones del ministerio por su pasado, volver a vivir con miedo a que en cualquier momento entrasen los aurores a llevárselo a Azkaban por la fortuna de su familia, pero daba igual, en eso ya estaba cubierto.

Lo que en verdad le dolía perder era a ella.

Volvería estar sólo, sin poder aferrarse a su sonrisa, ni contarle lo que sentía, lo que sabía, incluso lo que temía. Tenía a Blair, pero con ella era distinto. Eran amigos, y sabía que ella le escucharía y le aconsejaría sin ningún problema si se lo pedía. Pero, con Granger, era distinto. Cuando hablaban, era como si el mundo exterior desapareciese, como si solo ellos estuviesen allí, como si nada importase realmente, y aunque fuese extraño, sabía que ella le comprendía.

De donde sacaba ese pensamiento teniendo en cuenta que ella había estado en el lado contrario de la guerra, era algo que no alcanzaba a comprender, pero lo sabía, sabía que era así.

La reina de las nieves hizo un gesto con la varita y los exámenes volaron hacía a ella, dijo unas palabras que él no escuchó, no supo lo que le decían, y tampoco le importaba en absoluto.

Se levantó con un suspiro y salió arrastrando los pies.

-Draco-Blair había apoyado la mano sobre su hombro y le dirigía una sonrisa comprensiva-, ¿estás bien?

-Sí, claro, ya hemos acabado los exámenes, estoy genial.

Ella arqueó una ceja incrédula.

-Si quieres que te ayude a prepararlo todo, o necesitas hablar…

-No-le cortó-, tú has quedado con John, ve con él y diviértete. Sólo necesito meterme con alguien un rato.

-Como quieras-rió-. Me voy con Leo.

-Pásatelo bien con George-le recomendó riendo.

Para que no descubrieran de quien hablaban, ponían a Luna nombres de hombres, y lo cambiaban a cada frase para que nadie identificase a alguien como su novio. Eso le había dado una reputación de fresca y descocada, que al menos a ella, le divertía muchísimo.

Llegó a la entrada de su sala común y pronunció la contraseña mirando a su alrededor, no quería cruzarse con Hermione en ese momento, quería prepararlo todo para que fuese especial.

Al entrar, vio como Green se daba un desagradable, obsceno y asqueroso beso con Padma Patil, la gemela de Ravenclaw.

-Vaya, vaya-dijo divertido, y sumamente contento al ver que sus deseos se habían hecho realidad, e iba a poder molestar a alguien-. ¿No recuerdas las normas Alfred?

-Malfoy-exclamó nervioso, lo que le dio a su voz un tono agudo francamente divertido-, ¿qué haces aquí?

-¿Yo?-preguntó señalándose- Me dirigía a mis habitaciones, cuando me he encontrado con varias irregularidades.

Amor en la posguerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora