CAPÍTULO 6

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Me doy una última mirada en el espejo.

Piel blanca,  ojos negros, terribles ojeras, moretones en los pómulos, brazos, cuello, incluso abdomen; piernas largas y delgadas, costillas muy marcadas, vientre demasiado plano, cabello opaco y un poco largo, ahora de verdad doy pena. 

Ha pasado una semana desde que llegué, pero parece que ha transcurrido un año. 

Todos los días tengo que servirle al "señor", sí, hablo de alimentación, ropa, casa limpia, pero también de sus asquerosos deseos carnales. 

Afortunadamente aún no ha llegado a violarme, pero lo que me obliga, es asqueroso, sádico, lo detesto. Pero sus golpes pueden más que las amenazas. 

Cinturón, puños, patadas, látigos, fustas. Golpe tras golpe. 

Todos los días, a la hora que él diga, debo ir al cuarto "prohibido" a hacer lo que a él le guste. Lo odio. 

Dejo de mirar el espejo, no quiero deprimirme más, esto es agobiante, así que me visto con la ropa que dejó el señor. Una tanga minúscula, un short igual de minúsculo y una blusa de policía erótica de botones.  Me doy asco. Esta no soy yo. 

Salgo de la habitación después de ponerme los tacones de 10 cm. Si estuviera en mi casa, tranquila y sin maltratos, desearía no caerme por las escaleras, pero ahora, es lo único que deseo, pero mamá y mi hermana son las que me mantienen en pie. 

Me acerco a la puerta del cuarto "prohibido", que en realidad ya no es tan prohibido. Golpeo 3 veces y el "señor" aparece en mi campo de visión utilizando solo unos calzoncillo estilo brief. 

Cree que se ve guapísimo, pero en realidad no. 

Me deja entrar y puedo jurar que ya me tiene desnuda, colgada en algún lugar de esta habitación haciéndome de todo y eso me causa nauseas. 

Le doy la espalda y espero sus ordenes.  Él comienza a acercarse y me da miedo.

- Pareces una jodida puta- lo sé - pero un puta muy sabrosa... - susurra en mi oído haciendo que me erice, pero no de gozo, sino, de miedo y odio. - Ahora zorrita, quiero que te acuestes allá. - su dedo índice señala una mesa de color café oscura, no muy alta pero tampoco tan baja y en cada uno sus extremos hay unos aros plateados incrustados en la madera. 

Camino hacia la mesa y me recuesto en ella. él se acerca con unas esposas metálicas y pánico invade todo mi cuerpo. Agarra fuerte mi mano derecha y la amarra con una de las esposas metálicas al aro plateado. Repite la acción con mi otra mano y pies y juro que muero de miedo. Dios, no quiero perder mi virginidad, No, No, No. No quiero que me haga daño, ¿lo merezco?. 

El "señor" Roth comienza a tocar mis piernas y siento morir. Grito.

-¡Noo! - a él parece molestarle mis gritos, así que agarra un látigo de cuero y lo impacta en mis piernas. -¡Agh! 

-¡CÁLLATE DE UNA PUTA VEZ! - grita y vuelve a impactar el látigo pero esta vez en mi abdomen. Duele. Duele mucho. Dejo de gritar y el continúa su recorrido. Lágrimas salen de mis ojos. No. 

Sus dedos rompen el minúsculo short dejándome expuesta ante él. Cierro mis ojos, no quiero ver lo que va a hacer, aunque eso no ayuda mucho, pues siento como sus dedos rompen la tanga y comienzan a tocarme, intento detenerlo halando mis manos pero lo único que consigo es lastimar mi piel con las esposas. 

Me toca y de verdad que no me da placer, me da dolor, pues me lastima al ver que no lubrico como quiere que lo haga. Su paciencia llega al límite e intenta con su boca y quiero morir. 

intento moverme, pero las esposas impiden mi movimiento y me lastiman. Sigue lamiendo y me resigno, no soy nada ante él, estoy expuesta, indefensa, con 100 puntos a favor suyos y dejo que haga. 

Aumento la presión de mis ojos y pienso en mamá, en que debe de estar comiendo bien, en que ya debió de comprar sus medicamentos y pienso en Katy, esto es por el bienestar de ellas y si es necesario entregarle a este sucio ser humano lo más preciado para mí, lo haré con tal de que ellas estén bien. 

Siento como su boca lame mi lugar mas íntimo, pero no se atreve a penetrarme con sus dedos, quiere hacerlo con algo más grande y aunque me aterra, debo hacerlo, por ellas. 

Rasga mi blusa y su boca sube por mi abdomen hasta mis senos, los estruja y me lastima, pues no es para nada cuidadoso. Creo que mañana tendré el doble de morados de los que ya tengo. 

Herida estoy, pero debo luchar, debo ser fuerte por mi hermana y por mamá. 




Ingreso a la ducha y lavo mi cuerpo, lloro, estoy sucia, asqueada y harta de vivir con miedo, con el corazón en un puño, esperando los golpes, los insultos... 

-¡Perra!

-¡Mírate, ¿que diría tú mamita enferma?! ¡Puta!

- Así es zorrita, sigue así y tendrás muchos billetes

-Shh, no puedes decir nada, no quieres que le pase algo a tú familia, ¿verdad?

- ¡Si no lo haces te arrepentirás!

Estoy asqueada de sus caprichos.

Tengo pena sintiéndome tan poca cosa.

Amargura es lo que vive en lo más profundo de mi ser. 

Los nervios y los miedos que tengo son demasiados a  veces. 

Los dolores que inundan mi mente y mi cuerpo son abrumadores.

A las mujeres se les debe amar y cuidar, no hacer esto. 

SÁLVAMETempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang