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9 de junio de 2019

Narra J

La cara que se me quedó cuando me encontré con esa chica a punto de llamar a telefonillo del piso de Carlos, tuvo que ser digna de un museo. Por supuesto que después de haberme enterado de la relación de Carlos con la tal Andrea, yo misma me había ocupado de investigarla y stalkearla hasta el punto de que no tenía ninguna duda de que era la chica que tenía delante.

Ella no tardó en reconocerme, claramente sabía quien era. Por si la situación no podía ser más incómoda, ella indudablemente no esperaba verme allí.

Ad: ¿Tú eres Julia? ¿La amiga de Carlos? - No pude evitar que algo en mi interior se retorciese al escucharle decir "amiga" como si ella misma necesitase reafirmarse de que no era una amenaza.

J: Eh... Sí. Encantada. Tú eres... - Decidí que la mejor opción era optar por hacer como si no supiese quien era. Era una buena forma de matar dos pájaros de un tiro; le haría pensar que Carlos no hablaba de ella y no sospecharía de que había investigado toda su historia como buena envidiosa que era.

Ad: Andrea. Soy la... una amiga de Carlos. ¿Vienes a verle? - Esta chica claramente era actriz.

J: Sí. Íbamos a cenar juntos. - Quería dejar claro que mis intenciones era directas. - ¿Tú?

Ad: Bueno... Se dejó esta chaqueta el otro día en mi casa y como me dijo que hoy volvía a Madrid pues se la ha traído. - ¿En su casa? ¿Iba enserio? El panorama era cada vez más surrealista. Estábamos las dos paradas en el portal esperando a que llegase el ascensor. Y odiaba admitirlo pero era muy guapa, más de lo esperado. Por un momento no pude evitar imaginarme que Carlos había estado con ella todo este tiempo. - Este ascensor siempre tarda mucho... - Podía jurar que la situación le parecía graciosa. - Si quieres puedes llevársela tú. No le he avisado de que venía y tampoco quiero interrumpir vuestra cena.

J: No, no. Sube. - Intentaba ser simpática, que no se percatase de mis nervios, pero, a diferencia de ella, yo no sabía actuar. En lo que parecieron horas el ascensor llegó y subimos a la planta de Carlos. Llamó al timbre y nos abrió Carlos, que se quedó con una cara igual o peor a la mía minutos atrás. - Nos hemos conocido en el portal. - Ninguno de los tres se movía hasta que Andrea rompió el silencio.

Ad: Yo creo que mejor me voy. - Alargó el brazo donde llevaba la chaqueta de Carlos. - Solo quería darte... - La interrumpí.

J: ¿Por qué no te quedas un rato? - Hablaba sin pensar, los celos me estabas dominando en ese momento. Sentía una necesidad extraña de demostrarle a Carlos que su presencia no me afectaba. ¿Por qué? Ni yo misma lo sabía. Carlos seguía inmóvil hasta que le miré y asintió no muy convencido; no sabía lo que hacía.

C: Eh... Sentaos si queréis... - Sacudió su cabeza como si intentase despertar de un sueño, o una pesadilla quizás. - ¿Queréis beber algo?

J: Cerveza, por favor. ¿Andrea? - Ella había pasado a ser la que más incómoda estaba de los tres una vez habíamos entrado al piso, supuse que le sorprendió mi manera de actuar. Y no la culpaba, ¿a quién no?

Ad: Nada gracias. De verdad que no quiero molestar y me tengo que ir. - Decidí que tampoco era necesario alargar más la agonía, en el fondo ella no tenía la culpa de nada. Se acercó a Carlos y besó su mejilla para después susurrarle algo que no logré entender pero por su cara no debió ser algo bueno. Después se acercó a la puerta y se dio la vuelta para mirarme. - Encantada Julia. - Y se fue dejando en el ambiente un silencio apabullante.

C: Bueno... Pues ella es Andrea... - Se sentó a mi lado y me dio la cerveza. Yo le miré esperando una explicación. - No me esperaba que viniese. La semana pasada, después de hablar contigo, fui a su casa. Por eso tenía mi chaqueta. Fui a dejarle las cosas claras básicamente; lo último que me esperaba era que se presentase en mi casa, y sin avisar. - Noté su mano sobre mi rodilla. - No te ha molestado, ¿verdad?

J: No, no. Simplemente no me lo esperaba. - Mentí; me había molestado más de lo que debía, pero no podía confesárselo. Carlos me abrazó dejándonos caer sobre el sofá. No quería que mis inseguridades me volviesen a estropear una noche con él, no después de lo que nos había costado dar el paso. - Es muy guapa. - Me miró incrédulo sujetando mi cara entre sus manos.

C: Tú más. - Besó mi frente y se levantó para dirigirse a la cocina.

J: ¿Qué ha preparado el señor Carlos Right para cenar? - Seguí sus pasos abrazándole por la espalda, no quería separarme de él.

C: Uuy... Mucho esperas tú de mí si crees que soy capaz de cocinar algo decente. - Reí aferrándome más a él, podría parecer exagerado pero sentía una necesidad enorme de abrazarle. Era como si el ver a Andrea hubiese sido un golpe de realidad, haciéndome ver que Carlos no era solo mío. Por momentos me hipnotizaba tanto su presencia que me olvidaba de que había mas personas en el mundo interesadas en él. - He pedido sushi que sé que te encanta.

Serían las doce de la noche cuando nos encontrábamos en su salón cantando canciones con la guitarra. Me aterraba lo cómoda que estaba con la situación, todo parecía demasiado perfecto, demasiado real; no quería que acabase nunca.

Me daba miedo sacar el tema de "qué éramos"; yo no sentía la necesidad de etiquetarnos, pero la posibilidad de que saliese una foto nuestra besándonos o que la gente supiera que habíamos quedado a solas era más que suficiente para que saltasen mil rumores sobre si éramos novios. Por eso quería aprovechar esa noche. Una noche para simplemente dejarnos ser, sin ataduras ni preocupaciones.

Para cuando quise darme cuenta ya me encontraba encima de Carlos en el sofá de su salón. Sus labios y sus manos descubriendo cada parte de mi cuerpo que siempre habían querido explorar. Nuestras respiraciones agitadas, avivadas por el deseo. Le deseaba, le necesitaba en esos momentos. Acariciaba su espalda, pegando más nuestros cuerpos, me era necesario sentir cada parte de él.

Me levantó del sofá, rodeando con mis piernas su cuerpo, haciendo lo posible por lo separar en ningún momento mis labios de los suyos. Llegamos hasta su habitación con sus manos rozando mi piel por debajo de mi ropa que no tardó en ir quitando, al igual que yo hice con la suya. Perdí la noción del tiempo, cada roce era eterno y efímero a la vez, necesitaba más constantemente. Le enredaba en mi pelo estremeciéndome con cada movimiento, saboreando cada rincón de su piel.

No sabría decir cuanto tiempo estuvimos así, explorándonos como siempre habíamos querido. Pero algo me quedó muy claro; no me importaría en absoluto estar así con Carlos más a menudo.

Me pesaban los párpados, pero con un poco de esfuerzo conseguí abrir los ojos. Sus brazos rodeaban mi cintura, aún desnuda. Los recuerdos de la noche anterior aparecieron como secuencias de una película. Él seguía profundamente dormido. Su respiración era profunda y calmada; me permití a mi misma admirarle unos minutos. Nunca había pensado que una misma persona pudiese causar un huracán de sentimientos en mi interior. Una vez más me pregunté a mí misma porqué no le elegí a él al salir de la academia, supongo que con tanto cambio no estaba lista para un cambio más e intenté aferrarme a la seguridad del pasado.

Llegué a ser muy feliz estando con Javi después de OT. Pero los momentos incómodos no tardaban en aparecer. Con Carlos todo era diferente; era imposible que no te doliesen los mofletes de sonreír y la tripa de reír. Con él todo era un juego de niños, fácil y divertido. Y no quería que ese juego acabase nunca.



¿Alguna teoría de cómo lo harán oficial? Si es que lo hacen oficial... jejeje Gracias por leer, votar, comentar. 💛

nm

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