6: Dos chicas nuevas y un bravucón

10.1K 695 39
                                    

Aarón Blake

Recuerdo cuando lo conocí, ambos habíamos tenido problemas en casa y tan solo éramos unos críos el día que nos encontramos en ese callejón, teníamos miedo de todo, de los peligros de la calle y de lo que uno le podría hacer al otro. Sin embargo, también recuerdo que después de ese día nunca volví a estar solo, nos unimos, nos hicimos amigos y enfrentamos el mundo cuidándonos la espalda, ahora, doce años después lo único que cambió es que nos respetan, no como cuando recién conocimos la verdadera calle y lo que sucede en ella, somos adultos, pero somos conscientes de que nos necesitamos, porque no a cualquiera se le llama amigo, y, aunque lo considero mi hermano, sé que siempre seguiremos cuidándonos.

En un suspiro le quité la vista de encima y la desvié a la entrada del estacionamiento, Zachary no se parecía a mí y yo no me parecía a él. Nuestros contrastes eran que él tenía el pelo rizado y yo lo tenía lacio, su cabello era negro y el mío castaño oscuro, y algo que realmente me sorprendía de él, eran sus muy, muy largas pestañas, ni siquiera parecían normales. Le tenía tanto cariño, sé que es un sentimiento mutuo.

Me apoye con el otro pie, algo cansado y fastidiado, las clases aun no comenzaban y había cometido el error de levantarme temprano, era una tortura eso de tener que estudiar. Ninguno de los dos decía nada, la plática se había acabado luego de que Zachary se burlara de mi por perder una carrera la noche anterior. No tenía idea de contra quien había competido, sin duda fue una competencia buena, jamás lo diría en voz alta, pero la había disfrutado, no conocía a ninguna persona que fuera igual de bueno que yo, y eso con el tiempo aburre, se convierte en algo tedioso saber que ganarás la carrera sin esfuerzo.

El sonido de unas pisadas que se habían detenido a mi lado me distrajo, al girar encontré a Luck, un compañero de no recuerdo que clase. Habíamos compartido un par de pláticas y un par de fiestas, ahora él se consideraba cercano a nosotros, en realidad no lo era, me importaba muy poco lo que pensara así que jamás le rompí la ilusión.

—¿Ya sé enteraron? —preguntó encendiendo un cigarro.

—¿De? —cuestionó Zachary.

—Hay dos chicas nuevas —respondió soltando el humo.

Uhm, lo más importante del mundo.

—¿De dónde son? —inquirió Zachary.

—No lo sé —contestó—. Lo que sí sé es que son nuevas y que al parecer se acaban de mudar.

Mientras siguieron hablando, me decidí por encender un cigarrillo, dejaba que el humo inundara mis pulmones cuándo un Lamborghini negro —polarizado—, se adentró al estacionamiento.

Lo detallé con poco interés, no importaba quienes eran las nuevas, no sé qué le vean de especial e intrigante el resto de los alumnos, porque cabe aclarar, los que aún estaban en el estacionamiento también se giraron al auto, tal vez eran otras crías riquillas que llegarán a dar órdenes y creerse que son las más buenas del mundo.

Hice una mueca de solo pensarlo.

—Miren, tal vez sean ellas —mencionó Luck.

Estaba esperando a que bajaran del auto y mi aterrador pensamiento se convirtiera en un hecho, seguí relajándome con humo del pitillo cuando dos chicas bajaron del deportivo. Una de ellas tenía muchos tatuajes y el pelo gris brillante, la otra parecía más relajada, con dos trenzas y sin maquillaje, o al menos no se le miraba desde donde estaba parado.

Comenzaron a caminar al interior del instituto, había algo en la de trenzas, algo en ella me causaba curiosidad, no tenía claro cómo, ni el porqué, pero clave mis ojos en ella. Cómo si la hubiera llamado, giró su rostro a mi dirección y nuestras miradas se conectaron, mi respiración se cortó por un breve segundo, logré disimularlo aclarándome la garganta. Entraron al edificio, perdiéndose de mis ojos y de todos los que seguíamos en el exterior.

Un par de balasOù les histoires vivent. Découvrez maintenant