Capítulo 12

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Elegí unas medias de red que me llegaban por arriba del ombligo, arriba de las medias me puse un pantalón negro un poco roto de las piernas que me llegaban a la cadera haciendo que las medias se vieran de la parte superior y un top.

Después procedí a ponerme unos tenis negros Nike y deje mi rostro libre de maquillaje, tomé un bolso pequeño y en ese metí una navaja, dinero, una tarjeta de crédito y mi teléfono.

Bajé las escaleras y tome mis llaves de la mesita de centro. Tomé una manzana del frutero, pues pensaba comer en el centro comercial. Hasta que de pronto oí el sonido del timbre.

Me acerqué extrañada de no recordar visita, más aparte nadie sabe la ubicación del apartamento.
Abrí la puerta sin quitar la cadena así que solo se abrió unos centímetros. Visualicé el rostro inexpresivo y serio de Aarón.

Aarón Blake

Después del percance que sucedió con Zoé, la chica nueva, me dirigí junto a Zachary a nuestra mansión que se encuentra a las afueras de la ciudad, prácticamente solo fui a dejarlo, pues como la mansión está un poco lejos no me dio tiempo de hacer mucho, ya que se hacía tarde para ir al apartamento de una de las chicas nuevas, de la tatuada. Gracias al maldito profesor de química, Arthur. Que decidió que ella fuera mi pareja, en lugar de Zach.

Dentro del coche arranqué mi Corvette negro con dirección al apartamento de Gia.

Mientras conducía, iba casi al triple de velocidad permitida. Cuando de pronto por el espejo retrovisor vi una patrulla con las luces encendidas, dudé por un momento si parar el coche o escapar.

Decidí por la primera opción.

Bajé la velocidad del coche y espere a que se acercara el oficial, preparé un cheque con una cifra alta de dólares y posteriormente baje la ventanilla. Se acercó el oficial hasta quedar a un lado mío.

—Buenas tardes.

No respondí, solo alcé mi cabeza en un saludo.

—¿Puede bajar del auto?

Me quedé en silencio esperando a que terminara de hablar el oficial, mi rostro lo mantuve inexpresivo, pues me daba flojera sonreír.

—¿Sabe que es un delito ir a una velocidad no permitida? —su voz se oía tranquila pero molesta.

—No, no sabía —mentí y esbocé una sonrisa fingida.

—Ya informe de esto, vienen más oficiales —se mostró con superioridad.

—Con lo mucho que me interesa —me burle.

—¿De dónde eres?

—Soy de aquí de Los Ángeles —mentí.

—¿Cuál es su nombre?

—Me dicen Dark Beast, un gusto.

Le tendí la mano al oficial, con el cheque doblado entre los dedos. El oficial molesto estrechó su mano con la mía.

Noté como el oficial revisaba el papel que le había pasado.

—Es un delito sobornar a un oficial de policía

—Tengo prisa, oficial.

Sin importar que pudiera ocurrir, arranqué a toda velocidad, viendo por el espejo retrovisor al oficial estático, aún con el cheque en manos

Arabella Acker

—¿Puedo pasar?

¡Mierda! Cierto, ¿cómo pude olvidar que vendría?

—Claro, espera —cerré la puerta para poder quitar el seguro. Ya sin seguro abrí la puerta por completo.

Vi cómo me recorrió por completa con la mirada.

No me mostré insegura.

—Gracias.

—Puedes sentarte en el sillón a esperar a Gia, no creo que tarde demasiado.

En ese momento escuché pasos bajar por las escaleras.

Me vió y después lo volteo a ver a él.

—Hola —exclamó sonriente.

Él saludó con la cabeza, aún serio.

—Ya me iré. Adiós —le sonreí a Freya y sin voltear a ver a Aarón salí del lugar.

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Me encontraba en el centro comercial, en una tienda llamada Black Rainbow, la cual es una de mis favoritas, pues venden una gran variedad de ropa, desde vestidos casuales hasta vestidos elegantes, entre otros.

Salí del probador con un vestido azul en manos dispuesta a juntarlo con el resto de ropa que ya había elegido, la cual era mucha. Después de dejar el vestido ahí decidí que ya era suficiente ropa, así que regresé a la ropa ahora para enfocarme en lo que le llevaré a Freya.

Este me gusta, este no, este sí, este también.

Elegí por lo menos unos dos vestidos, un pantalón, cinco blusas y dos pares de zapatillas.

Seguido de que cobraran todo, tendí mi tarjeta de crédito sin importar el precio, ni si quiera esperé a que me dijera la cantidad.
Con ayuda de un par de trabajadores lleve las bolsas al auto, las cuales muy apenas cupieron en la cajuela.

Sentí mi estómago rugir, tenía tanta hambre, revisé la hora.

19:40. Oh, vaya.

Me monte al coche y arranqué rumbo al Mc Donald's más cercano al apartamento, subí el volumen de la radio, mientras conducía pasaban las canciones.

Llegué al Mc Donald's y en lugar de bajarme decidí pasar por el drive thru para llevar la comida. Esperé casi diez minutos ya que la fila se encontraba un poco larga.

Llevé tres combos, cada uno contenía: una hamburguesa, unas papas fritas y un refresco, más aparte una galleta de postre.

Después de salir del drive thru arranque al penthouse, el cual se encontraba muy cerca del Mc Donald's.

Bajé del coche junto con las bolsas de la comida, pasé por la recepción, en esta se encontraba Rob leyendo un libro, el cuál no alcancé a distinguir el título. Creó que hice un poco de ruido porqué giró su rostro en mi dirección. Me sonrió con simpatía a lo que regresé una sonrisa de la misma forma.

—¡Hola, Rob!

—Hola, muchacha.

—Me llamó Zoé, Rob —reí.

—Oh, qué bonito nombre.

—Gracias. Oye Rob.

—¿Si?

—¿Puedes ayudarme a subir las bolsas que se encuentran en la cajuela de mi auto, por favor?

—Claro, como no —se levantó de su asiento y se acercó a mí.

Le tendí la llave para que pudiera abrir la cajuela.

—Muchas gracias, Rob —agradecí.

Un par de balasWhere stories live. Discover now