Capitulo 4

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«Aún no sabemos si fue buena o mala suerte el habernos encontrado»



Isai se dejó caer con pesadez sobre su silla frente al escritorio y empezó a guardar todos los documentos que tenía como referencia para su ensayo y empezó a marcar las hojas de sus libros. Soltó un impropio y después se empezó a reír, comenzando a relajarse. No podía hacer nada por ir en contra de su mejor amigo así era Aiden y de hecho se sorprendió que el rizado no hubiera ido antes a su casa sin avisar y arrastrarlo a quien sabe dónde.

Termino por apagar su portátil y escucho el picaporte de la entrada de su departamento.

—¿Ya estas listos Isai? — Aiden llegó a la sala de estar y dejó sus llaves sobre la mesita. — ¿Por qué sigues en pijama? Dios Isai, te dije que ya venía y tenías que estar listo.

El rizado no se esperó y camino hacia la habitación de su amigo, directo al armario.

Isai le siguió resignado.

—Llegaste rápido y a diferencia de ti termine de guardar algunos archivos. — El castaño esperaba tranquilo a que su amigo terminara de escoger su ropa para la salida. — ¿A dónde vamos a ir? ¿algún lugar nuevo? — Isai empezó a cambiarse la camisa que le lanzo su amigo.

—Hay un nuevo bar-antro que es muy exclusivo, no cualquiera persona entra según escuche. — le conto restándole importancia. —Aunque como te darás cuenta para nosotros no será difícil entrar.

Isai termino de vestirse con lo que el rizado le escogió, él ya estaba acostumbrado que el otro le escogiera la ropa cuando saliendo de noche a algún bar o fiesta. De acuerdo con las palabras de Aiden, eran calientes y tenían que verse calientes.

El castaño se puso una banda negra para acomodar su cabello y tener su rostro despejado, se puso un poco de loción y bálsamo en sus labios. Aiden lo miro con ojo crítico y se acercó le desabrocho los tres primeros botones de la camisa blanca que le escogió. Satisfecho con su obra el rizado sonrió.

—Muy bien, vamos que ya muero por un trago. — Y caminaron rumbo a la salida del departamento de Isai.

—eres consciente que tenemos que entregar el trabajo del profesor Lee este lunes ¿verdad Aiden? — Ambos ya estaban en el auto del rizado y este ya estaba en rumbo al lugar.

—No seas exagerado Isai. — Hizo un movimiento de despreocupación con sus hombros. — No es como que fuéramos a reprobar por una tarea no entregada, disfruta de la noche que para eso salimos.

El castaño miro a su amigo fijamente, Aiden estaba sonriendo y cantando con una linda voz la música que pasaba en la radio, pero, aunque todo pareciera ir bien y aquella salida aparentara solo ser una salida de amigos con ganas de pasar el rato; Isai sabía que algo no estaba bien con su rizado.

—Dime que paso ahora. — Isai apago la radio. — ¿Algún problema con tu madre? ¿Te cancelo las tarjetas? — Estaba tratando de encontrar un motivo para la tristeza y enojo de su amigo, porque, aunque no lo pareciera par lo demás eso es lo que sentía Aiden en ese momento, nadie lo conocía como lo hacía Isai. En ocasiones eso era bueno, pero en otras como en ese momento en que el rizado no quería hablar era contraproducente.

La sonrisa de Aiden desapareció y sus gestos se endurecieron, la rabia y la impotencia empezaba a brotar en su interior y hacía sentir fuego en el centro de su estómago. No le gustaba sentirse así, odiaba que le afectara tanto.

—Mi padre cambio su testamento. — Isai abrió sus ojos por la noticia. — Si, el tipo de verdad le gusta ver arder esta mierda. — apretó el volante con fuerza. — No lo menciono en la cena anterior en la que me obligo a ir con su familia. — el tono acido con lo que lo dijo no se hizo esperar. — Ayer me llamo su abogado quiere que vayamos a la empresa y nos digan los términos.

Tu paraiso mi infiernoWhere stories live. Discover now