Capitulo 11

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«Cambié algunos sueños que tuve de niño, por pesadillas que fui teniendo de adulto.»




—¿En dónde diablos estabas Alexander? — susurro por lo bajo cuando se acercó a recibirlo con una pequeña sonrisa disimulando su rabia.

Alex solo recibió de mala gana a su novio entre sus brazos, tenía un ligero, pero constante dolor de cabeza que no le daba tregua y esperaba que las mentas que comió durante el camino disimulara un poco el aliento a alcohol que aun sentía. Dios... el pelinegro sabía que Liam se estaba conteniendo de hacerle un drama frente a su madre y este agradecía esa situación, pues aun no tenía energías para pelear con el pelirrojo.

—Acompañe a Ezra a una salida anoche y se nos pasó el tiempo, ya sabes cómo es — No espero a que Liam lo cuestionara. — Perdona por no ir por ti al aeropuerto.

El pelirrojo apretó los labios, tragándose el impropio que quería gritarle al alto.

«De acuerdo, calma acabo de regresar a la cuidad no puedo espantarlo a la primera» pensó Liam suspirando para tranquilizarse, no deseaba molestar a Alexander y que el mayor desapareciera durante días en lo que el enojo se pasara.

Esas escenas eran horriblemente normales para ellos, por dos días que estaban relativamente bien en su relación, les costaban como cuatro en los que no se hablaban porque el pelinegro le rehuía y aprovechaba para pasarla de lo más lindo en compañía de otras personas que se metían en la cama del mayor. A pesar de que su relación era monótona, apagada, asfixiante y explosiva en una forma negativa, Liam no renunciaba a Alexander, el mayor era guapo, de buena posición económica, atento, inteligente y galante cuando se lo proponía. Al inicio de su relación había sido todo perfecto, pero para lo que Liam podía ser un cuento feliz para toda la vida; para Alex era solo un capítulo más de su libro.

—Está bien, descuida ya no importa. — el pelirrojo peino su cabello liso. — No debí exaltarme, pero es que te llame toda la noche y cuando fui tu apartamento no estabas, me preocupe.

El mayor miro fijamente a su pareja, tenía unos ojos grandes, muy expresivos y de un verde claro que le recordaban a alguien más, tal vez a un joven rizado con el que despertó horas antes...

Por otro lado, para Liam no importaba con quien compartiera cama el pelinegro; con quien pasara el tiempo o a quien le diera su atención, Alexander estaba con él en una relación formal la cual apoyaban ambas familias y ya se empezaba a hablar de fusionar las empresas una vez que ambos se casaran y Alexander se cansara de jugar a la escuelita. Todo estaría bien. El pelirrojo por fin tendría todo lo que merecía.

—Bien, yo necesito tomar un baño. — Alexander no trato de buscar por qué el menor dejo las cosas calmadas, pero lo agradecía. — Madre, iré arriba a ducharme y por ropa limpia, bajo enseguida para desayunar con ustedes.

Recibiendo un ligero asentimiento por parte de la mujer, paso de largo al que era su habitación cuando era más joven, aun tenia algunas pertenencias en la mansión principal.

Liam siguió con la mirada al mayor cuando subió por las escaleras y se perdió por el pasillo, había pasado algunos años desde la última que regreso a la cuidad, normalmente era Alexander quien viajaba para ir a verlo y pasaban algún tiempo juntos, pero desde que su relación se enfrió las visitas de Alex eran contadas y así mismo como último recurso decidió que era momento de dejar su vida en el extranjero y regresar a casa para salvar su relación y hacerse carga de la empresa de su padre.

—No lo presiones querido, Alexander tiende a huir cuando las cosas se ponen muy serias y conlleva mucha responsabilidad. — Lucia, madre de Alexander era una mujer simpática, jovial a pesar de su edad y con un gran sentido de la moda. Ella amaba a su hijo, aunque eso no evitaba que pasara por alto todos aquellos defectos que lo personalizaba.

—No sé en qué momento pasábamos a tener tan poca comunicación, hay días en lo que siento que a pesar de estar en la misma habitación seguimos estando lejos y no hablo de físicamente. — El pelirrojo miraba agobiado a Lucia. —Espero que ahora que decidí regresar las cosas entre nosotros se arreglen.

Lucia le sonrío y le acaricio las hebras rojizas con cariño, ella quería decirle que las cosas se miraban más complicadas que solo pasar tiempo juntos para resolver ese distanciamiento que Alexander se estaba encargando de ampliar con saña.

—Entiendo...— la mujer lo guio al comedor sin querer profundizar sobre los problemas románticos que tenía la joven pareja.— ¿Hoy te vas a reunir con tu padre? — Ambos tomaron asiento uno al lado del otro, ella al frente de mesa y Liam a su costado derecho. — Las reuniones familiares siempre son buenas después de un largo tiempo.

El menor apretó sus labios en una línea recta.

—Sabe que no me hace ilusión encontrarme con el otro hijo de mi padre. Puedo contar con los dedos de una mano las veces que nos hemos visto. — Le recordó a su suegra con vergüenza, era obvio que a pesar de que hora su madre era la esposa oficial de John e incluso tenían dos hijos y un matrimonio ya de años; el antecedente seguía sobre ellos, de ser la amante e hijo bastardo a después pasar a ser la familia oficial. Era un tema del que siempre se hablaría por los círculos en donde se desenvolvía él y su familia, señalados y criticados por partes iguales y el asunto entraba en su punto de ebullición cuando Alice y Aiden asistían a los mismos eventos que ellos.

Pura basura. Esa fue otra de las grandes razones por la que acepto irse al extranjero, las cosas se hubieran complicado cuando a John se le dio la grandiosa idea de ofrecerle el mismo trato a Aiden, lo bueno de todo es que en aquel momento Aiden lo rechazo. Las cosas entre John y el rizado jamás volvieron a relajarse, por lo que sabía el pelirrojo su padre y medio hermano tenían una nula relación y cuando se encontraban era seguro que terminaría en un enfrentamiento. Liam podía vivir con eso, mientras peor sea la relación de ellos, mejor para él, tenía más posibilidades de que su padre se hartara de la mierda del rizado y lo dejara fuera de la herencia.

—Lamento que sea ese el caso querido. — No había burla ni morbo en la dulce voz de Lucia. — Pero debes entender que en algún momento tendrán que manejar mejor su relación, siguen compartiendo sangre y John desea que la empresa familiar sea eso justamente, familiar.

—Solo dejemos el tema por favor... — Se removió nervioso en su silla, esperando que Alex se apresurara. —

—Está bien. — suspiro — pero deberías pensar en la posibilidad porque si tu relación con Alexander se convierte en algo más, Alex querrá por fin conocer a tu hermano, sobre todo si terminan dirigiendo la empresa juntos.

Liam estaba seguro como el infierno que no deseaba que Aiden y Alexander se conocieran, por alguna extraña razón no lo creía una buena idea. Si él podía posponer ese encuentro lo haría todo el tiempo que le fuera posible.

Tu paraiso mi infiernoWhere stories live. Discover now