Capítulo 10

4.2K 222 8
                                    

Nueva York era realmente la ciudad del turismo. La dos hora de cola para visitar la Estatua de la Libertad me hicieron desistir de la subida. Pero, no renuncié a comprar una corona de goma y pasar la mayor parte del día con ella.

Me pareció absurdo saber que Lauren nunca visitó lugares turísticos. Y era inaceptable saber que no tenía tiempo para pasear entre los barcos del puerto o contemplar la arquitectura de la Catedral de Saint Patrick. Pero teniendo en cuenta lo mucho que trabajaba, el hecho no me sorprendió.

En las tiendas de la Quinta Avenida, me esperaba pacientemente mientras admiraba cada escaparate. Incluso se ofreció a darme un regalo, que rechacé con vehemencia.

Sin embargo, se vengó cuando insistí para que compráramos el almuerzo para comer en su apartamento. Me llevó a un elegante restaurante y pidió comida para llevar... El precio de la comida fue más caro que mi compra del mes en el supermercado.

Boquiabierta, vi cómo se abría la puerta del ascensor a una sala enorme y ricamente decorada. Lujosa y acogedor, tenía la cara de su dueña... Sin saber qué decir, pregunté, tontamente:

- ¿Tu apartamento tiene una chimenea?

Lauren respondió con indiferencia, colocando las bolsas de comida en una mesa.

- Sólo como decoración.

Asombrada, me acerqué a los grandes ventanales. ¡La vista desde allí era simplemente el Central Park!

¿Esto también es para decoración? - señalé el parque.

Encogiéndose de hombros, se acercó.

- No me gustaría caminar por ese parque de noche. Es más seguro mirarlo desde aquí.

Miré a Lauren... Ella tenía la mirada perdida en el horizonte del parque. Algo la había afectado esa mañana, y podía apostar que era el importante problema que su abogado había mencionado. Porque aunque sonreía todo el tiempo, y era extremadamente considerada y educada conmigo, Lauren se había vuelto diferente. Todavía no la conocía profundamente, pero podía ver que no era la misma que se había despertado en mi apartamento...

- Tu apartamento es enorme. - le dije, rompiendo el silencio.

Ella volvió su mirada hacia mí, y aunque sonrió, había algo de soledad en ella.

- El espacio es un concepto relativo. Si eres feliz, da igual que tengas una habitación o diez. Si no lo eres, el Palacio de Buckingham te parecerá opresivo. - Y, mirando hacia el parque, añadió: - Nueva York es excitante, pero puede asfixiarte.

Sorprendida por su tan triste comentario, le pregunté:

¿Me estás diciendo que no te gusta vivir aquí?

- Al principio era conveniente. Pero prefiero un espacio más abierto. Una pequeña casa, un gran terreno. - suspiró, con aire soñador. - Un día tendré tiempo para eso.

Dudando, la miré fijamente.

- Eso no suena a ti.

- Las apariencias pueden engañar, Camila Cabello. - su voz revelaba cierta burla. – Tú eres un ejemplo de ello.

¿Yo? ¿Por qué? - pregunte con curiosidad.

- Ahora mismo te ves ridícula con esa corona. - extendió la mano y me quitó la corona de la cabeza. Mi pelo, suelto, cayeron alrededor de mi cara. Instintivamente, quise recogerlos, pero Lauren me sujetó la muñeca. - No. - me impidió. - Estás muy guapa.

Un secreto entre nosotras | CamrenWhere stories live. Discover now