5.y tu mujer también

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-No lo había pensado- dijo Valentina.

-Sabía que no le gustaba mucho la idea de tener hijos, pero no sabía que no querría ni casarse. Eso me tomó por sorpresa.

Valentina jugó con su vaso, observando el líquido de color caramelo que contenía moverse de un lado a otro.

Aún no había probado el licor que su padre había servido para los dos. El ron siempre la golpeaba con fuerza, se instalaba en medio de su pecho al tiempo que lo calentaba y hacía que fuera más fácil comenzar a llorar. Valentina no quería llorar, estaba cansada de eso. Todavía le dolía la cabeza de sollozar en el coche hace media hora.

Dejó el vaso sobre el escritorio de su papá.

Era casi divertida la manera en que el mezcal la afectaba de manera diferente al ron, y cómo ambos diferían de algo más dulce, como la crema irlandesa. Valentina conocía su alcohol, y se conocía a sí misma. El alcohol era una herramienta, como cualquier otra, pero sabía que a Juliana no le gustaba cuando la usaba.

Tal vez esa era una de las razones por las que no quería casarse o tener hijos con ella. Tal vez Juliana pensaba que Val todavía bebía demasiado.

No podía evitar romperse la cabeza tratando de entender dónde se había equivocado. ¿No había estado lo suficientemente atenta a Juliana y a su relación? ¿Acaso no le había brindado suficiente apoyo?

-Quiero lo que tienes con Lucía, papá- dijo ella. Su garganta ardía. Tal vez iba a empezar a llorar después de todo, incluso sin el ron. -Lo que tuviste con mi mamá. Quiero casarme, viajar con ella por todo el mundo...- Su sonrisa era trémula, triste. -Tener hijos y luego llevar a esos niños de vacaciones a Disney World .

-Eso suena bien, hija. Pero si hay algo que esta vida, estas vidas, me han enseñado, es que el matrimonio no es nada sin comunicación .

Valentina negó con la cabeza.

-He intentado hablar con Juliana.

Era todo lo que había intentado hacer durante las últimas semanas. Pero Juliana siempre tenía alguna amiga de la universidad que la necesitaba al teléfono, o un nuevo diseño que dibujar antes de que perdiera la inspiración, y la semana pasada, estaba demasiado cansada por su nuevo trabajo. Valentina lo había intentado todo y había fingido no darse cuenta de que era rechazada cada vez, pero esta tarde ya no pudo fingir más.

Confrontó a Juliana al respecto, y no había terminado bien.

Juliana había gritado que tal vez no quería tener hijos y no había dicho nada cuando Val había mencionado el matrimonio. Le había roto el corazón. Valentina lo pudo sentir dentro de su pecho, goteando sangre, intentando trabajar incluso mientras le era negado todo lo que deseaba: una vida con Juls, una vida plena, feliz, brillante.

-Ella ya te dijo lo que siente, ¿no es así? Hablar no significa hablar hasta que esté de acuerdo con lo que quieres, pero escucharla para saber lo que quiere y asegurarse de que sabe lo que quieres y por qué .

Valentina sonrió débilmente. Había extrañado los consejos de su papá, todo ese tiempo que pensó que él realmente se había ido para siempre, al menos físicamente.

-La neta tu sí que eres inteligente, ¿verdad, papá?

El se encogió de hombros.

-Como lo veo, tienes dos opciones aquí. Te quedas con Juliana, o terminas esta relación por ...

-Eso no va a suceder.

El mero pensamiento era inconcebible. Ella renunciaría a todo lo que siempre había soñado antes de renunciar a Juliana, porque era lo que nunca había esperado. El único sueño que había abandonado cuando aún era una adolescente y que por un milagro se había hecho realidad cuando menos lo esperaba: el amor, amor verdadero.

De Aquí A La Luna || JuliantinaWhere stories live. Discover now