58.para abajo y para atrás

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Valentina observó a Dani correr alrededor de la mesa del comedor, riéndose.

Llevaba un pijama rosa con calcetines rosas a juego, y la imagen es demasiado adorable. Sacó su celular para grabar un video y enviarselo a Mateo. Juliana se detuvo de repente para quedar fuera de la toma.

-A mi no me grabes, parezco pordiosera-se quejó Juliana.

Valentina se rió.

-¿De qué hablas? Estas guapísima.

De verdad lo estaba, todo el tiempo. Juliana era posiblemente la mujer más bella del mundo,

Valentina estaba bastante segura de eso.

-¡Daniela!

Vio a Juliana perseguir a Dani, que parecía que estaba pasando el mejor momento de su vida mientras huía de ella por el apartamento.

Valentina ni siquiera podía estar enojada porque el desayuno se estuviera enfriando en la mesa.
Relevó a Juliana del trabajo de cocinar por la mañana por una vez en la vida, e hizo panqueques y huevos revueltos para su novia y su sobrina. Había sido agradable cocinar mientras hablaba con Juliana, teniendo una de esas conversaciones sobre el mundo y el universo que habían tenido desde el primer día en que se conocieron.

En aquel entonces, habían hablado sobre si creían en la felicidad. Esta mañana, habían hablado sobre las estrellas, y si creían que todas las estrellas que veían en la noche estaban realmente muertas, y era solo su luz lo que todavía nos llegaba. Juliana dijo que pensaba que algunas de ellas estaban muertos, y que con otras no había forma de saberlo. Había agarrado su teléfono celular para buscarlo en Google antes de que Valentina la detuviera.

Valentina no quería saberlo.

Había algo un poco trágico en pensar que cada vez que levantaba la vista posiblemente veía la luz de una estrella que ya había muerto, sí. Pero las estrellas muertas no se veían diferentes de las otras estrellas. La muerte era relativa, tal como ella había llegado a descubrir. Su papá no se parecía en nada al padre que siempre había conocido, pero seguía siendo él.

Juliana había dicho que era demasiado temprano para ser tan cursi y le besó la nariz.

Ahora, esa misma mujer que había dicho que era demasiado cursi, pretendía correr mucho más despacio de lo que podía, para que una niña de 3 años pensara que estaba ganando su juego improvisado de la queda.

Vió a Dani doblar una esquina alrededor de la mesa en la sala de estar, y se le paró el corazón cuando se resbaló y cayó sobre su trasero. Valentina no tuvo tiempo de ponerse de pie, porque Juliana ya estaba allí, recogiendo a Dani.

-¿Estás bien?-preguntó Juliana.

El labio de Dani se temblaba.

-Oye, estás bien. Todo está bien.-Juliana frotó su espalda mientras la llevaba a la mesa del comedor. -Puedes llorar si quieres.

Dani sollozó, sus brazos alrededor del cuello de Juliana.

Valentina recordó en ese momento, algo que Juliana había mencionado meses y meses atrás. Valentina era una cursi que siempre lloraba en las películas, pero a Juliana le costaba mucho que una película la emocionara al punto de las lágrimas. Una vez, cuando estaban viendo Marley y Yo, y la cara de Valentina estaba roja por las lágrimas mientras Juliana no se había inmutado, al fin le preguntó sobre eso.

Juliana le dijo que a El Chino no le gustaba cuando ella lloraba, y desde pequeña su mamá hizo un esfuerzo por mantenerla callada. En algún momento, se convirtió en alguien que no lloraba mucho, o nada.

De Aquí A La Luna || JuliantinaWhere stories live. Discover now