Capítulo 6

259 37 1
                                    

Autobús
5 de Noviembre, 21:32

Era ya la última parada... Fui al compartimento de androides a avisar a Mike.

Salimos del autobús y paramos en un lugar apartado de nuestro, ahora, antiguo apartamento, pero seguíamos en una zona casi céntrica. Aún teníamos que andar más, mucho más. Hasta llegar a los suburbios.

-Loren, ya no podemos vivir más aquí, tenemos que huir. -me dijo Mike.
-Lo sé. Pero primero tenemos que buscar algún lugar para hospedarnos durante algunos días. -respondí. Era el mes de noviembre, todo estaba frío y lluvioso. -Si no cogeré un buen catarro.
-Sí, cierto. Tenemos que buscar un refugio en cuanto antes.
-Hace aproximadamente treinta años Detroit sufrió una gran crisis. Se convirtió en una ciudad fantasma. Ahora lo han reformado todo, pero quedan muchas casas abandonadas en los suburbios de la ciudad. Estamos por las afueras así que tiene que haber algo.

Después de más de una hora andando, encontramos una casa abandonada y al pasar la valla, un coche abandonado.

Eran las once y cuarto.

Necesitaba encontrar unos alicates para cortar la valla para pasar a la casa abandonada. Estaba buscando con Mike hasta que oí unos pasos.

Me giré rápidamente, pero... era una persona con una niña. Nos quedamos mirando a los ojos sin decir nada.

-El androide... es inofensivo. -dije pausadamente, pues la niña parecía asustada. La chica se quitó la gorra que llevaba puesta, estaba calada.
-Yo también soy un androide. -respondió aquella chica con una voz dulce y calmada. Me sorprendió muchísimo pero me sentí aliviada.
-¿Buscáis refugio? -pregunté.
-Sí... bueno, para Alice... está calada... -decía aquella androide con un tono bastante preocupado. -Este es el mejor sitio que habíamos encontrado, pero resulta que se nos han anticipado. -añadió ella fingiendo una sonrisa y a continuación lanzó un suspiro. Empezó a agacharse de rodillas, posando sus manos en las de los hombros de la pequeña. -Alice... tendremos que seguir buscando. -la dijo optimista. Aquella niña tenía miedo en sus ojos.
-No, no, no no, tranquilas. Mi compañero y yo seguiremos buscando, vosotras quedaros aquí. Solo quiero que la niña se ponga mejor. Ella merece más la vida que yo. -respondí ante tal escena. No podía ver que aquella niña se ponga mala, se me partía el corazón. Y no creo que esa androide tenga la culpa de algo. -Vámonos, Mike. -le ordené a él. Nos marchamos y fuimos a buscar otro refugio.

-¡Espera! -gritó la androide de ojos azules. Giré mi cabeza para ver qué decía. -¿Cómo te llamas? -me preguntó. Yo sonreí.
-Loren. -respondí. -¿Y tú?
-Kara... me llamo Kara.
-Espero que nos volvamos a ver, Kara. Suerte con la niña. -dije sonriendo y me marché. Tal como veía las cosas, sentía que los androides tenían sentimientos. Puede que los simulen, pero yo no creo eso. Con Mike lo entendí todo.

Me fui más aliviada, aunque no tuviese refugio, supe que pude ayudar a esa niña.

Media hora después de andar, llegué a los suburbios abandonados.

Casi todas las casas estaban abandonadas, era el paraíso. Que irónico...

Entramos en una casa que parecía la más nueva y segura, y allí nos hospedamos y pasamos la noche. Conseguimos pasar por la puerta trasera, saltando la valla. Vi que la casa estaba intacta. Habíamos dado bingo. Había incluso libros electrónicos, la casa llevaría abandonada menos de un año. Encontré un mechero y había una chimenea, así que la prendí.

-Debemos permanecer en el anonimato. Tenemos que irnos fuera de América del Norte. Un lugar donde seamos libres... quizás en algún pueblo perdido de algún lugar... Aunque... -suspiré. -La libertad ya no existe... No lo digo por mí, porque sé que he cometido crímenes, si no por ti. -hablé a Mike. Él estaba callado pero me observaba. -Los humanos nunca hemos sido libres. Y para colmo ahora estamos volviendo a la esclavitud.
-¿A la esclavitud? -preguntó Mike, como si no lo supiese...
-Sí. La esclavitud, Mike. Nos creemos los dueños del mundo. Pero no lo somos. Ahora esclavizamos a personas que tienen más sentimientos que muchos humanos...
-¿A personas?... -le miré como si fuera obvio. Con esa mirada entendió a lo que me refería. -No... no somos personas. Somos máquinas. -afirmó. Yo suspiré y me levanté de la chimenea.
-La gente... la gente os puede confundir por el físico, sois réplicas humanas, si no fuese por ese led. Pero... yo no, yo os confundo de los humanos no por el físico, si no por el interior. Puede que seáis máquinas en un principio, pero sois más que eso. Sois más que humanos. Muchos están ciegos, tanto humanos como androides. Si los androides esclavizados se diesen cuenta... -decía yo con los brazos cruzados mientras daba rodeos en el salón y Mike me escuchaba atentamente. Suspiré y me volví a sentar junto al calor del fuego.
-Loren... tú... me has salvado la vida.
-Eso ya me lo dijiste ayer en el atraco...
-Lo sé, lo sé, Loren, pero no hablo de esa vez. -respondió. Yo me giré a ver a qué se refería, y con un gesto me entendió. -Nunca... nunca te lo he dicho, pero gracias. Mi dueño me maltrataba, como a muchos otros androides. Ya lo sabes... tú me salvaste. Podría... podría haber muerto si hubiese sido así... -hubo un silencio. -Aquel día que entraste por esa puerta y empezaste a sospechar de Ken... me salvaste. Le dejaste, le dejaste por mí, y me defendiste. Era el amor de tu vida.
-Yo... Mike... llevaba sospechándolo desde que me dejó de maltratar a mí... -dije casi entre lágrimas. -No podía permitir que un ser indefenso fuese maltratado. Es como maltratar a un animal, a un niño o a un anciano. Seres indefensos... -añadí. -Si la gente hace décadas se fiaba más de un animal que de un humano... por algo sería. No sois máquinas. -empecé a llorar. Mike me abrazó y me consoló, hasta quedarme dormida.

Corazones sintéticos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora