Capítulo 12

210 34 2
                                    

Torre Stratford
8 de Noviembre, 15:32

Seguía en aquella torre. Cada vez me empezaba a agobiar más. Tenía hambre y no podía comer nada. Tenía sed y no podía beber nada. Tenía frío y tampoco podía hacer nada. Hasta que no se vaya el FBI, no podía salir. No sabía cómo escapar. Al menos tenía tiempo de pensar... Perdía sangre y tampoco podía hacer nada, hasta que todo se hubiese calmado.

El FBI estaba fuera, en la azotea. Cada segundo que pasaba, tenía más miedo.

De repente, alguien abrió la puerta. Fui a dispararle, pero, vi que era Connor, no sé por qué, pero me transmitía más confianza que cualquier otro policía. Prefería que hubiese sido él.

-Esta vez sí que me atraparás. -le dije con una sonrisa media. Una "virtud" mía era que era muy irónica, cuando algo se tornaba a mal, yo sonreía, malévolamente, pero a mi parecer es mejor una sonrisa cuando te van a matar, que un llanto. Quizás lo he exagerado, no me iban a matar, pero por poner un ejemplo. La gente no tiene piedad, es mejor sonreír a tu enemigo, porque le molestará más que si lloras, eso le dará igual. Demostrar que no tienes miedo.

Connor llamó a Hank el primero, y después a todos los demás que investigaban el caso. Me cogieron, me esposaron, y me llevarían a la comisaría.

-Gracias por salvarme del frío. -dije para joder más.
-Cállate. -me respondió Hank.

(...)

Sala de interrogatorios
8 de Noviembre, 18:03

Se narra en tercera persona

Hank interrogaba a Loren dentro de la sala, pero ella le respondía sarcásticamente siempre. La hacía preguntas como "¿Por qué robabas?" "¿Por qué ayudas a los androides?" "¿Dónde están los de la emisión?" y también la recordaba cosas muy graves que ella había hecho. Al ver que no había remedio, Hank se levantó y se dio por vencido.

-Me rindo. Esta señorita no suelta una mierda. -dijo Hank a su modo de hablar.
-Podría intentarlo yo, teniente. -ofreció Connor.
Hank le miró casi riéndose y después se volvió a poner serio.
-En fin... no queda otra. Adelante. -aceptó el teniente.

Entró dentro de la sala ajustándose la corbata, y se sentó.

-Me llamo...
-Connor. -interrumpió la astuta chica de labios rojos. -Nos vimos hace unos días. -le respondió irónicamente y guiñándole el ojo al androide.

-Esta chica me pone de los nervios. -dijo Hank alterado de brazos cruzados.

-... Loren, sólo te quiero hacer un par de preguntas. -intentó decir calmado Connor.
-Ya me las ha hecho tu amiguito. -dijo mientras dirigía su mirada lentamente y una sonrisa pícara hacia Hank. Él la sacó el dedo.
-No, Loren. Yo te voy a escuchar, él no ha sabido. -respondió Connor y la ladrona soltó una pequeña carcajada.

-Capullos. -murmuró Hank indignado, aunque ellos no sabían lo que él decía, pero se temían lo peor, sabiendo como era.

-Te escucho. Pareces menos gilipollas que tu amiguete. -desafiaba la chica al teniente, sin mostrar ningún miedo, logrando que Hank se pusiera más nervioso.
-Te pido por favor que respetes a mi compañero. -rogó Connor, mostrando afecto a Hank.
-Oh, cuanto afecto. Qué bonito, me muero de amor. -volvió a responder sarcásticamente la chica, mientras hacía una mirada de corderito. -Aquí soy libre, así que voy a hacer lo que quiera. Quizás soy más libre aquí que fuera, en la sociedad. -añadió con rencor, dejando desconcertados a ambos.
-Está bien... -suspiró Connor -Yo no te voy a preguntar sobre tus robos porque yo no pertenezco a los casos de hurto. Solo quiero saber más sobre los divergentes, no te voy a juzgar. -parece que esas palabras dejaron más serias a Loren.
-Es que no necesitáis saber nada. Los androides desarrollan consciencia, no son fallos de su software ni nada de esas tonterías, tienen sentimientos, Connor. Los tienen. Y tú también, pero no lo sabes. -cada vez esa chica dejaba más desconcertada a ellos. Hank pensaba que puede que tuviese razón, y Connor simplemente estaba confundido.
-Los androides pueden simular emociones humanas, pero no las tienen.
-Mentira.
-Verdad.
-Mentira. Connor, ¿alguna vez no has tenido un impulso de hacer algo fuera de tu programa? -preguntó Loren. Connor en aquel momento recordó cuando salvó a Hank, o cuando salvó a aquel pez moribundo dejándolo en la pecera de nuevo en un caso. Cosas que no tenía por qué hacerlas. Él se quedó en algo de silencio y quieto durante unos segundos.
-Yo... podría haber atrapado a un divergente pero... no pude, preferí salvar la vida de Hank. -se confesó. Loren estaba sorprendida, pero ya sabía de sobra que seguro que sí, aunque haya sido una vez. Esa escena parecía como si se hubiesen cambiado los roles. Era ella ahora la que interrogaba, y el detective quien respondía.
-¿Y crees que fue un fallo de tu programa? -volvió a interrogarle Loren mientras dejaba a Connor pensando y reflexivo, a lo que no respondió nada, se quedó en blanco.
-¿Por qué ayudas a los androides? -interrogó Connor a Loren.
-Porque soy justa. -dijo ella, a continuación pausándose unos segundos. -Yo... yo estaba enamorada de un hombre, estaba saliendo con él. Estaba completamente enamorada, tanto, que él me maltrataba, y yo me dejaba. Un día me contó que se compró un androide, al cual conocí y me cayó genial. Meses después me dejó de maltratar tanto como antes, ya no lo pagaba conmigo, así que empecé a sospechar de que lo hacía con el androide, pues estos no se quejan, no deberían, no está en su programa. Con aquel androide conecté muchísimo, empecé a verle marcas de golpes, le pregunté y me dijo que no era nada, y yo sabía lo que era, así que le comenté que a mi también me pasó, que le entendía. Fui un día a casa de mi ahora ex novio, pero por aquel momento estábamos saliendo, y le vi pegando a su androide, alguien indefenso que no debería quejarse. Es lo mismo que un animal, un niño o un anciano. No se pueden defender. Es exactamente lo mismo. Si un animal puede tener sentimientos, ¿por qué no un androide? Exploté, me harté, me harté de seguir con ese maltratador, peleé contra él y escapé con el androide, y a mi novio le denuncié. Ken Smith. Hace cinco años que ocurrió, pueden encontrar el caso, está en la cárcel. Pero no le metieron por el androide, no, le metieron allí por mí. Si solo hubiese sido el androide y si este se hubiese defendido, hubiesen matado al androide. Y eso no me parece justo. Y si por ser justa voy a la cárcel, prefiero ir a ser una injusta que no entiende nada. -contó Loren, dejando a todos petrificados. Connor estaba callado, Hank también, y ambos pensativos.

Corazones sintéticos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora