Capítulo dos

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Trato de recordar que fué lo que hice anoche.

De veras que yo trato.

Pero nada.

Llegué a la oficina, esquive eficientemente a mis dos socias, aún no se como, pero lo hice y entré a mi despacho.

En el hay un baño privado, lo cual agradezco hoy más que nunca. Quito toda mí ropa y me meto bajo la lluvia.

El agua caliente corre por todo mí cuerpo descontracturando cada nudo que hay en el. No sabía que estaba tan tensa hasta ahora.

De repente por mí mente pasa un recuerdo de la noche anterior.

Estoy de espaldas a esta persona, rodea mí cintura con sus manos y su aliento choca en mí cuello. La sensación es placentera pero recuerdo que no iba a caer en lo mismo, me alejo de el como si quemara.

—Preciosa ¿No quieres bailar?.

Un golpe en la puerta y la voz de Juliet me traen al presente.

—¡Soph apúrate mujer que Anne está que la lleva el diablo!

—¡Ya voy!— suspiro y me planteo que por el momento, no voy a pensar más en lo de anoche.

Me visto velozmente para no hacer esperar más a esas dos mujeres que aguantan todo de mí. Busco una falda tubo roja, una camisa y zapatos negros. Recojo mí cabello en una cola alta y apenas me maquillo, quiero tratar de lucir fresca y no como si tuviera una resaca endemoniada. ¿A quién engaño?. Me siento como en el infierno. Tomo dos respiraciones profundas para calmar mis ansias, pero es inútil. Anne me asesinará y lo merezco.

Anne Jefferson y Juliet Sullivan son mis mejores amigas desde el jardín de niños.

Primero conocí a la simpática Juliet, era una niña pecosa y con el pelo más naranja que haya visto en mí vida entera, sus ojos grises brillantes y traviesos eran la alegría de todos. Desde el primer día comenzamos a charlar de los unicornios y su gran labor.

Cabe destacar que teníamos una gran imaginación, la cual nos trajo muchísimos problemas, pero gracias a una niña gruñona y muy inteligente logramos salvarnos de varios líos.

Anne, en comparación a Juls y a mí, era una niña de 5 años muy seria, algo raro si lo piensas. Su melena con rulos dorados como la miel, la hacían ver como una dulce muñeca de porcelana. Solo se reía con nosotras y muy rara vez demostraba cariño. Muchos decían que era porque sus padres eran malos.

Finalmente, descubrimos que sus padres eran el cielo en la tierra, comprensivos a más no poder y su niña era la luz de sus ojos. Anne era y sigue siendo una persona seria, responsable y con el carácter más endemoniado que he visto. Sus ojos verdes transmiten todo tipo de sentimientos, desde amor hasta el más crudo odio.

Pero sin embargo ella y Juls se convirtieron en mis confidentes, amigas y hermanas. En mí familia.

Familia... Algo que perdí hace tantos años que ya no recuerdo que se siente tener una.

Mí madre murió de cáncer hace 15 años y mí padre Oliver, murió un año después, luego de una vida juntos, supongo que la tristeza pudo más y se fue con mí madre Gabrielle. Nunca reclamé por eso, no tenia a quien gritarle y además, era una pérdida total de tiempo. De algún modo asumi que todos estamos de paso en este mundo y que si mis padres se fueron, fue por algo. Algún día lo sabré o más bien espero que falte mucho para ir a preguntarles.

Ellos eran unas personas magníficas, se amaban intensamente. Cuando era pequeña soñaba con tener un amor igual al de Gabrielle y Oliver Sinclair.

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