Capítulo cinco

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DOMINIQUE:

-¿Y cómo vas a encontrarla?. Digo, esa mañana huyó de ti como si hubiese visto al diablo, no creo que quiera ser encontrada.

Suspiro audiblemente. Cameron tiene razón, no puedo engañarme. Mí Cenicienta huyó de mí como si el averno estuviese en esa habitación.

-Ya lo sé Cam, pero de verdad necesito encontrarla. No es un capricho, así que no me mires asi -él levanta sus brazos de forma "inocente", pero sé que se está riendo de mí.

Y de alguna forma admito que lo merezco. A ver si apenas me dijo su nombre, ni siquiera sé si es real o no.

Sophie...

¡Ah cielos!. No sé que porque estoy así.

Cualquiera diría que me embrujó. Y creo que tienen razón.

Para empezar les contaré que ocurrió esa noche.

Decidimos con mí grupo de amigos salir a festejar mí cumpleaños, esa era su excusa, ya que yo no soy muy amigo de esas fechas, simplemente no lo sé, soy raro.

Llegamos a una disco muy de moda. Bah, eso decían Aimée y Alizée, mis hermanas gemelas. Cameron y Peter iban acompañando a mis dos locas parientes, porque...

Simplemente, porque querían ayudarme a conseguir una mujer que se case conmigo y así deje de ser tan malhumorado.

Vaya que lo dije rápido.

En fin, según ellos necesito una novia con suma urgencia.

Y no voy a mentir, de verdad quiero una pareja, no lo sé, creo que estoy en el punto clave de mí vida en donde quiero compartir de buenos momentos, charlar con una copa de vino de por medio y solo sentir esa calidez que me puede brindar la otra persona.

Cómo quien dice, sentar cabeza.

Parecerá una locura, pero Sophie me inspiró todo eso. Y no engaño a nadie si, diciéndolo en voz alta, me tacharan de loco apresurado.

Si le digo realmente todo esto a Peter, mí mejor amigo, me dirá que soy un imbécil, que no puede ser que esté buscando a una mujer que desapareció de la faz de la tierra y que me dejó como idiota en la habitación del hotel.

Por eso, decidí contarle a Cameron, mi otro mejor amigo, él cree que todo esto me lo merezco y por eso se ríe de mí cada vez que puede.

Sucede que hasta hace dos años, yo era un soberano idiota que sólo pensaba con sus pelotas.

Le rompi el corazón a todas las mujeres que se me cruzaron en el camino y ahora estoy en estado de desesperación, buscando quizás, a la que posiblemente sea la mujer de mí vida.

-Vamos Dominique, se paciente amigo, sé que la encontrarás, no creo que se la haya tragado la tierra.

-Hace dos semanas me acosté con ella hermano, recuerdo poco de esa noche, más bien nada. Pero si me acuerdo todo lo que ocurrió a la mañana siguiente. Nunca vi a una mujer huyendo tan rápido. Y encima me dejo así, sin nada más que un beso y una sonrisa socarrona. ¿Qué clase de mujer hace eso?.

Estoy frustrado. En mis 32 años de vida nunca me sentí así por nadie. Y esta pequeña sin vergüenza, hizo lo que yo hacía antes.

Me siento en el sillón de mí apartamento, lugar que según mis amigos y familia, es demasiado frío.

No lo niego, sucede que desde que comencé la universidad, las prácticas en el hóspital, hasta el día de hoy, no he tenido tiempo de decorarlo como me gustaría, realmente necesito sentar cabeza y afrontar lo que dice mí madre cada vez que nos vemos.

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