Doritos y compañía

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POV Lisa

Jennie había salido hace apenas unos minutos del baño, no sé en que parte de la universidad está actualmente pero creo haberla escuchado maldecirme. No le tomé importancia y decidí salir del baño para ir a la cafetería junto a Jimin.

(...)

— Jiiimeeenaa. — Grité en cuanto le vi sentado en una de las mesas de madera de roble, estaba sacando un Dorito de una bolsa de Doritos picantes y a su lado había una bolsa de Lay's cerrada herméticamente y pidiendo a gritos ser abierta.

— ¿Quieres correr la misma suerte que en la fiesta de Chae? — Me dijo mientras se comía otro Dorito.

— ¿Me vas a abandonar en una cafetería a mi suerte? 

— Sobrevivirás a base de mendigarle comida a la chicken. — Murmuró con desdén.

— Eres un ser humano despreciable. — Dije riéndome.

— Te dejaría aquí si pudieses sobrevivir el tiempo que tarde en venir. 

— Posiblemente pueda aguantar a que llegue Jisoo si me das esa bolsa. — Dije mientras me sentaba a su lado y abría la bolsa de Lay's.

— La ibas a abrir de todas formas. — Me dijo observando la bolsa de patatas fritas. — ¿Por qué has tardado tanto? 

Me quedé totalmente quieta mientras sentía una corriente eléctrica y fría recorrer mi espalda, sumándole que el silencio de Jimin me asustó ya que pensé que sabía algo, aunque ¿Qué podría saber? Solo habría escuchado una conversación arisca nada más.

— Es la segunda vez que te quedas absorta hoy ¿Necesitas un médico? - Sarcasmo áspero y perfectamente perceptible... Típico de mi rubio amigo

— Estaba... Uhmm... - Mierda otra vez no sé que responder. Vale a ver, ¿Se lo cuento? No, no, me molestará por una semana. Aunque no puede ser tan horrible ¿No?

— Masturbándote pensando en la chica toro, esto no me lo esperaba Lisa. - Pensándolo bien prefiero contárselo a cualquiera que no sea Jimin, incluso a la Nayeon esa que se cayó en la fiesta de Chae.

— Vale que sea lesbiana, vale que mi debilidad sean las mujeres con caderas y pelo largo, pero sabes que odio más que tú cuando te llaman Jimena, que me digan que ¡Me meto los dedos! — Un poco alto tal vez. Acaparé absoluta atención del chico de la cafetería que me miró con confusión para luego apoyarse en la barra y jugar a un juego en su móvil.

— Sabes que te quiero Lalisa, poco me importa lo que hicieses en el baño, estás aquí conmigo y ahora vamos a planear como librarme de pagar 1400¥ de cámara sin incluir los objetivos que seguramente me obliguen a pagar por el mero hecho de joder. — Sinceramente era bueno cambiar de tema, pronto vería a Jennie para pactar horarios y asignaturas suspensas y no puedo olvidar la cara que se le puso cuando la acorralé.

— Pagarla la vas a pagar, eres rico qué más te da. Seguro que puedes pagar 100 de esas y me quedo corta. — Y esto era completamente cierto, Park era hijo de un empresario conocido por su buena mano con los negocios, y una madre doctora en psicología que cobraba lo suficiente para mantenerme a mi sola 3 meses aun si me comprase todo Gucci.

— Si pero no quiero hacerlo. 

— Yo tampoco quiero ayudar a repasar a una absoluta desconocida temas que ya he dado y aquí estamos, no tenemos opción amigo. 

— Mejor intentemos solucionar lo tuyo con Jennie. — Me dijo decidido mientras se acababa el último Dorito y estrujaba la bolsa de plástico naranja y negra, para luego tirarla a la basura encestándola.

— No tengo opción, te lo acabo de decir. 

— Podríamos asustarla o hacerla creer que no eres buena profesora cosa que es totalmente falsa ya que a mi siempre me has ayudado mucho. — Ladeó su cabeza pensando. — ¿No?

— Si se me hace imposible te avisaré, aunque no quiera ayudarla tampoco creo que sea tan horrible. 

— Tú lo que quieres es--  Bastó una mirada llena de furia para que el rubio cerrara la boca.

— En cuanto toque el timbre iré directa a su clase para hablar con ella. 

— Me parece bien, ahora ¿te apetece jugar a las cartas? — Preguntó mientras me sonreía de manera amable y tranquila.

— ¿Siempre llevas la baraja encima o me lo parece a mi? Ya me estoy replanteando que acabarás siendo un jugador profesional del póker. 

— Por favor esto no es Kakegurui. — Musitó con un deje de sarcasmo en su voz. — Y sabes que es uno de mis hobbies. — Muy cierto, el antiguo pasatiempo que eran las cartas, era uno de los hobbies que tenía Park Jimin.

— ¿Y jugar a los vídeo-juegos toda la noche no es divertido? 

— Eso lo consideraría un pasatiempo. 

— Pero si hobby y pasatiempo es lo mismo. - Le dije riéndome con suavidad y en voz baja.

— No lo es Lisa. 

— Que te digo yo que sí tío.

— Que no hombre, hazme caso. 

— Saca el móvil y lo comprobamos, ¿Qué te apuestas? — Le reté y se que es una de las cosas que más le indigna, exactamente igual que a mi. Solo que yo tengo un punto mas dramático respecto a eso.

— No voy a apostar por algo así. — Dijo desganado.

— Tienes miedo de perder, normal, soy invencible nadie puede conmigo. — Había dado en el clavo. La sonrisa triunfante que tenía en estos momentos en mi rostro había despertado el lado competitivo del rubio, pero no cedería fácilmente. 

— Yo soy mejor que tu en las apuestas. — Dijo mientras se peinaba el pelo con la mano derecha.

— Mentira. — Burlándome de el en su cara le provoqué lo suficiente para hacerle enfadar.

— ¡Es verdad! — Indignación nivel diva. O, indignación nivel Park Jimin.

— ¡Vosotros dos! ¡Callaros de una vez! — Nos gritó el chico de la cafetería.

— Pero si no molestamos no hay nadie. — Respondí con obviedad y un tono algo asqueado. Cuando tenía razón y alguien me llevaba la contraria, simplemente respondía con veneno. No de forma literal, claro.

— ¡Os calláis u os vais! 

— ¡¿Pero que no ves que no hay nadie?! - Gritó Jimin enfadado. — No estamos molestando a nadie, y si no te gusta trabajar aquí ¡Vete a un Starbucks y no vuelvas!

— Se acabó, voy a llamar a los de seguridad, ¡Os he advertido! — Y se nos fue de las manos. Si seguridad venía quedaríamos marcados como ovejas negras ya que gracias a romper la cámara nos pusieron un castigo, y que te pillen los de seguridad era algo más grave. 

El chico ya había pulsado el botón para llamar a los de seguridad.

— Corre. — Le dije a Jimin.

— ¿Eh? 

— ¡Que corras por tu vida Jimin vámonos de aquí! 

— Vale vale, ¡¡Pero contigo no he  acabado!! — Dijo señalando al chico de la cafetería. Ambos nos levantamos y salimos corriendo como si nos dependiese la vida en ello, cosa que técnicamente hacía ya que todo el mundo sabe que ser marcado como oveja negra era motivo de expulsión prácticamente inminente, y la expulsión no entraba en mis planes de futuro.



JIMIN Y LISA SON YO HUYENDO DE MI MADRE CON LA CHANCLA.

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"Cerca de ti" JenlisaWhere stories live. Discover now