Cinco estallidos

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—...oh, sí, han ganado. Qué bonito —Decía la voz de Luna, desde el puesto de la narradora del partido—, sí, muy bonito. Sabía que ganarían —Y empezó a saludar con una sonrisa soñadora a los chicos del equipo de Gryffindor, que descendían con diferentes velocidades detrás de Harry, el que sostenía la snitch en alto, para dejarle en claro a los Ravenclaw que el partido era todo suyo, y posiblemente, lo sería también la Copa dentro de unos meses.

—¡Bien hecho, capitán! —Se volvió, a tiempo para ver a Draco disminuir la velocidad, aunque permaneció en la escoba.

Alrededor, los demás se arremolinaban. Ron le daba una palmada en la espalda, consciente de su distracción. Podía oír felicitaciones, pero era algo distante, vago. No despegó la mirada de él, hasta que lo notó jugar con el bate que tenía en una mano, recargado sobre un hombro en una pose presumida.

Uno de los Cazadores del equipo contrario tendría que ir a la enfermería en ese momento, y al Buscador, le tenían que brindar atención médica por un golpe especialmente brusco en la pierna. Era lo que pasaba cuando se jugaba contra Draco Malfoy y Ginny Weasley, los Golpeadores de Gryffindor desde hace años. Sabía que la responsabilidad caería en él, como Capitán que era, y se limitó a sacudir la cabeza y volver a fijarse en sus compañeros, a los que felicitó, indicándoles que fuesen hacia los vestidores rápido, si no querían perderse la celebración en la Sala Común que Seamus y Dean, como de costumbre, estarían organizando mientras hablaban.

Hubo vítores, preguntas, alabanzas, apretones de mano. No habría dudado que los muchachos eran capaces de cargarlo, si los dejaba creer que le agradaría.

Y en medio de aquello, Harry dio un brinco, el grito ahogado en su garganta, cuando sintió una nalgada.

—Cuando alguien te felicita, tienes que contestar, Potter —Malfoy se burló, dando una vuelta alrededor de él desde la escoba. Los demás se apartaban, ya fuese porque distinguían la mirada de rabia de Harry, o porque se dieron cuenta de que aún llevaba el bate, y sí, era un peligro con esa cosa. Al parecer, no sólo dentro del juego.

—¿Qué mierda, Malfoy? —Masculló entre dientes. Él le guiñó.

—Supongo que hay quienes no aprenden por las buenas...

No fue lo bastante rápido en apartarse. Dio un paso lejos, Draco volvió a rodearlo en un vuelo veloz y fluido, y sintió otro golpe del bate. Esa vez, sí hubo un grito.

Cuando se giró para asestarle un puñetazo, Draco ya estaba a varios metros, hacia el vestidor, sin bajarse de la escoba. La reprimenda, el insulto, o ambos, se volvió a quedar atascado en su garganta, cuando sintió otro golpe idéntico.

Al girarse, con el ceño fruncido, se percató del borrón de color rojo que era Ginny al pasarle volando por un lado. Se rio de camino al vestidor unisex. Ella también tenía el bate todavía.

—Compañero —Ron hacía un esfuerzo admirable por contener la risa, a tal punto de tener el rostro por completo rojo, por la dificultad que le presentaba para respirar—, ¿debería....preocuparme?

Mariposas y leonesحيث تعيش القصص. اكتشف الآن