Sadistic Night: Bloody Sabbath » BTS

Capítulo Tres

¿𝘈𝘤𝘦𝘱𝘵𝘢𝘳á𝘴 𝘵𝘶 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘪𝘯𝘰 𝘺 𝘯𝘰𝘴 𝘰𝘧𝘳𝘦𝘤𝘦𝘳á𝘴 𝘵𝘰𝘥𝘰? 𝘚𝘪 𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘤𝘢𝘱𝘢𝘻 𝘥𝘦 𝘩𝘢𝘤𝘦𝘳𝘭𝘰, 𝘵𝘦 𝘭𝘭𝘦𝘷𝘢𝘳é 𝘩𝘢𝘤𝘪𝘢 𝘶𝘯 𝘴𝘶𝘦ñ𝘰 𝘦𝘵𝘦𝘳𝘯𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘵𝘢𝘳. 𝘘𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘦 𝘴𝘶𝘦ñ𝘰 𝘴𝘦𝘢 𝘦𝘭 𝘤𝘪𝘦𝘭𝘰 𝘰 𝘦𝘭 𝘪𝘯𝘧𝘪𝘦𝘳𝘯𝘰 𝘥𝘦𝘱𝘦𝘯𝘥𝘦𝘳á 𝘥𝘦 𝘵𝘪.

—Sadistic Night: Bloody Sabbath

Lyra quería llorar, eso era un hecho, pero no podía simplemente soltarse y hacerlo ahí en la limusina con los cinco hermanos presentes en ese silencio sepulcral donde cualquier leve sollozo podría ser escuchado por ellos. En cambio se mantenía mirando el suelo, con las manos temblorosas en el regazo y tratando de evitar cualquier interacción con los hombres que iban en su mismo transporte; la mirada de Jungkook casi le perforaba el cuerpo, Lyra todavía podía sentir la respiración agitada del chico contra su cuello y de su mente no salía la sonrisa con los dientes llenos de sangre y las manos apretando de su cintura con tremenda fuerza.

Nadie la había rescatado ni nada por el estilo así como se ve en las películas, ella pudo irse de ese pequeño almacén cuando Jungkook se cansó de ella–o al menos cuando él vio que podría desmayarse otra vez–y eso la hacía sentir horriblemente triste ¿Adónde había ido a parar? Sus esperanzas de que nada malo–además del incidente con el menor de los hermanos–le sucediera habían desaparecido, estaba bastante segura de que si Jungkook no pudo contenerse y la mordió, los demás tampoco tendrían piedad.

Cuando llegaron a la mansión, la limusina se detuvo frente a esta y todos bajaron, Lyra comenzó a caminar dentro del jardín manteniéndose detrás de ellos–pues a decir verdad no sé sentía muy segura estando al frente–; los hombres no le hicieron mucho caso, al contrario, ella se sintió aliviada por poder pasar desapercibida aunque fuera un minúsculo segundo. Al momento en que la puerta les fue abierta por el mayordomo, Lyra entró sin hacer contacto visual con él, pero este terminó hablándole.

—El jóven SeokJin quiere verla—comentó, la castaña tragó en seco—Acompáñeme a su despacho—la última palabra le hizo gracia a Lyra, era como si se tratara de un prestigioso empresario; pero de igual manera no rio.

La chica asintió sumisa colocándose a espaldas del anciano, sin observar a los demás chicos que aparentemente se concentraron en sus propios asuntos a partir de ese momento. Le siguió escaleras arriba con su mochila golpeándole los omóplatos, sin fijar mucho la vista en sus alrededores, pero concentrándose en el camino hacia el despacho del mayor.

Dios santo, estaba tan nerviosa, en definitiva era horriblemente malo para ella estar sola con alguno de los hermanos, pues no tenía certeza de lo que le harían...y ya se había dado cuenta que a una novia sacrificada no le esperaba nada bueno alrededor de vampiros.

Se detuvieron frente a una puerta de madera, el señor le quitó la mochila, abrió la entrada a la habitación y la empujó para que pasara, posteriormente la cerró tras ella. Lyra tembló durante algunos segundos, luego miró al chico de cabello negro que se encontraba tras de un escritorio mirando unos papeles con detenimiento, a su alrededor y a lo largo del entorno habían algunos libreros, estanterías y frente a donde sus papeles estaban había dos sillas.

Él levantó sus grises ojos y los posó sobre ella sin ninguna expresión en particular:—Hola, Lyra—saludó, acomodando los papeles con las manos y dejándolos sobre el escritorio—¿Cómo te fue en la escuela?—le hizo una seña con la mano para que se sentara frente a él.