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Por muy desagradable que fuera aquella sensación, aburrimiento era lo único que Ino sentía caer con abundancia sobre su delgado cuerpo y tener que ver como las manecillas del reloj apenas marcaban las tres y treinta le generaba suma pesadez, provocando que unos quejidos de desagrado se escuchasen a través de sus rosados labios.
Al ser su día libre no tenía alguna misión de la que pudiese encargarse y ese mismo día su madre se había ofrecido a cubrir su rol como encargada en la floristería de la familia con tal de permitirle un grato descanso e Ino aceptó encantada al gesto de su madre. Sin embargo, no esperaba que las horas transcurriesen tan lento o al menos esa era su percepción desde que se levantó de la cama, cosa normal si no tenía actividad alguna que realizar y a decir verdad no le apetecía demasiado salir a las calles.

Dispuesta a hacer que el día acabase más rápido, Yamanaka se recostó de costado sobre el sillón con intenciones de tomar una siesta de por medio, por lo menos la tarde ya habría avanzado un poco para cuando despertara, pero para su desgracia cuando apenas había conseguido conciliar el sueño y pegar pestaña, el estruendoso sonido de su timbre siendo tocado la hizo brincar en su cómodo asiento, asustándola y provocando que su corazón latiera desbocado debido al impacto. Desorientada, miró en variadas direcciones en un intento por descubrir qué fue lo que perturbó su estado de sopor y descanso y una vez asimilado esto, se levantó de mala gana y se aproximó hasta la entrada con ganas de enviar de paseo a quien sea que estuviese parado ahí afuera.

Cuando abrió la puerta y descubrió al ser que estuvo tocando el molesto timbre en tan reiteradas ocasiones, resopló y dejando caer su mano sobre el marco de la puerta, evitando así el paso de quien en frente tenía, formuló la pregunta. –¿Qué quieres?

–Hay algo de lo que debo hablar contigo.

–Estaba ocupada desde antes de que tu llegaras ¿sabías? –Mintió Ino, curvando una maliciosa sonrisa en su blanquecino rostro. –¿Tan importante es lo que quieres decirme que no puede esperar hasta otro momento?

Refunfuñando, Naruto quitó el brazo de la joven del camino y por su propia cuenta entró a la edificación. –Estoy hablando en serio Ino.

Sin tener otra opción a su alcance, Ino aceptó la repentina visita de Uzumaki y dispuesta a rehacer la coleta que se había hecho de improviso esa mañana en lo alto de su cabeza, la cual le otorgó aquel toque desaliñado pero sencillo a su peinado, procedió a retirar el elástico del que hizo uso para atar su cabello, permitiendo que sus largos y dorados cabellos cayeran con delicadeza a lo largo de su espalda, ciertamente no se sentía demasiado cómoda luciendo tan desarreglada ahora que contaba con la compañía de otra persona y una vez cumplido su objetivo pasó junto a Naruto, dirigiéndose hacia la cocina para encargarse de toda la vajilla que debía lavar.

En el transcurso de su labor y consciente de la silenciosa presencia del alto shinobi a sus espaldas, Ino comentó. –Te escucho, no hagas que el tiempo que estoy cediéndote sea en vano.

Naruto rechistó ante sus palabras. –Ahora pareciera que ni siquiera te importa el querer entablar conversación conmigo cuando fuiste tu en primer lugar la que se me acercó para proponerme todo este ridículo plan para reconquistar a Sakura-chan, si yo estoy metiéndome en un problema entonces tu también.

Frenando el flujo del agua, Ino tomó un paño de cocina que ahí tenía a su alcance para secar sus manos y girando su torso con tal de tener una mejor visión del hombre que la acompañaba, indignada le preguntó. –A ver, ¿y qué tengo que ver yo en cualquiera de tus problemas?

–Ella nos vio hablando ayer en el café. –Yamanaka no mostró intenciones de querer abrir la boca para dialogar, no obstante, la expresión en sus ojos le decía que no se detuviese y que siguiera con su relato. –Los dos habíamos quedado de vernos, se suponía que iría a buscarla luego de que terminara de trabajar y la acompañaría a casa... Pero se me fue de la cabeza cuando te encontré y me sugeriste que habláramos.

Cupido YamanakaWhere stories live. Discover now