Multiverso

1.7K 138 23
                                    

XIX

Tierra-616.

El capitán y actual líder de los vengadores se paseaba de un lado a otro, el nerviosismo y la incertidumbre no lo dejaban en paz. 

Tony estaba desaparecido. Probablemente pudiera encontrarse en peligro. No quería admitirlo, pero la idea de Anthony lastimado le aterraba, necesitaba saber de él con urgencia, y si ese maldito se había ido por su cuenta sin informarles de ello... lo mataría en cuanto lo viera. 

Realmente deseaba que tan sólo sea una de las travesuras de Iron Man. 

— Doctor Banner, ¿aún no se sabe nada?— Preguntó ansioso.

— Lo siento Capitán.— Bruce simplemente agachó su cabeza, sabía lo preocupado que estaba Steve. 

— ¿Tú Nat?— Volteó a ver la espía, quien sólo le dirigió una apenada mirada. 

— Lo lamento Steve.

«Shellhead...», pensó afligido, la presión en su pecho sólo aumentaba cada vez más. 

— Bueno, no quería recurrir a ésta persona, pero se me estan acabando las ideas.

El mal humor y el fuerte suspiro que lanzó les dio una pista a los presentes, de a que estaba refiriéndose Steve. 

— ¿Lo llamarás al fin?— Consultó el joven Parker, quien también no había podido dormir en paz desde que desapareció uno de los pilares de los vengadores. 

— Sí... será una molestia, pero el bastardo es inteligente y se nos terminan las opciones. 

— Perfecto.— Interrumpió Natasha.— Friday, por favor comunicanos con el doctor Richards. 

Tierra-1610.

Estaba sentado en su amplia cama, apoyado contra el respaldar de la misma, teniendo su mirada fija en la ventana, pero sin verla realmente. 

Carol lo había dejado. 

Se preguntó como es que seguía teniendo esperanzas de poder ser feliz alguna vez. Rió por su desdicha, luego de haber sobrevivido aquel tumor pensó que por fin podría disfrutar con más seguridad de su vida...

«Claro, como si pudiera hacer eso», se quejó mentalmente. 

Primero la traición de Natalia, luego la muerte de Justine, y finalmente, cuando se había emocionado vagamente con la idea de gustarle más en serio a Carol, ella lo dejaba. 

Si bien Antonio Stark era conocido más por sus vicios y por ser un poderoso y millonario mujeriego, que por ser el mismísimo Iron Man, el hombre secretamente estaba pidiendo por un amor. Un amor que sea verdadero, duradero, honesto, desinteresado. Se había enamorado de la agente Romanova hasta la médula, al punto de pedirle matrimonio, quería un compromiso, y vaya que había terminado mal. Él podría presentar esa imagen de playboy por todas partes, pero lo que realmente anhelaba con todas sus fuerzas era una persona a su lado, la cual pudiera amar, cuidar, y también por supesto ser amado. 

¿Tan difícil era aquello? Por lo visto, para Stark así era. 

Si se ponía hacer memoria eran pocos los momentos de paz, tranquilidad y felicidad que había tenido. Tampoco podía tener muchos siendo un héroe, no es que se arrepintiera de ello, sólo que algunas veces quería ser más egoísta, olvidarse del mundo y dedicarse plenamente a su propia felicidad... Esos deseos duraban muy poco, la decisión de dedicar su vida a buenos actos jamás cambiaría, de eso estaba seguro. 

ℝ𝕖𝕔𝕦𝕡𝕖𝕣𝕒𝕟𝕕𝕠𝕥𝕖 >>>𝒔𝒕𝒐𝒏𝒚Where stories live. Discover now