Gold & Regina viven ahora muy felices al lado de sus respectivas familias en Storybrooke.
La paz y tranquilidad los acobija, pero jamás se debe bajar la guardia. ¿Qué ocurrirá cuando deban enfrentarse a un nuevo peligro? Serán tan fuertes como para...
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Un agradable aroma a café recién hecho había logrado despertarlo, Gold bajó a la cocina, su esposa estaba tan concentrada cocinando que no se percató de su presencia, él aprovecho para tomarla de la cintura y besarla
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Ella sonrió al sentir sus brazos rodeando su cuerpo
—Buen día—dijo mientras lo besaba
—Buenos días— respondió y la volvió a besar
—Bajaste justo a tiempo el desayuno está listo— expresó mientras terminaba de servir la comida en los platos
A Gold se le hacía agua la boca, ambos pasaron al comedor y comenzaron a disfrutar de su desayuno, esos eran momentos que no tenían comparación, pero debían apresurarse para llegar a tiempo a sus respectivos trabajos
Él se encargo de lavar los platos mientras ella subía a cambiarse
Los platos ya estaban limpios por lo que subió a su habitación, al llegar ahí se quedo sin habla
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—Creí que irías con tú uniforme— mencionó mientras seguía recorriéndola con la mirada
—Hoy tenemos una reunión muy importante, por lo cual debo ir vestida elegante— explicó
Gold caminó hasta donde ella se encontraba y la besó, le quitó el bolso y teléfono para después aventarlos a la cama, la agarró de la cintura y camino guiándola hasta que chocaron con la pared, sus manos traviesas recorrían sus piernas
