CARTA CUATRO

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Querido, Dan.

 Sonreíste al recibirme, fuiste amable, me besaste y deseé congelar ese momento, acariciaste mi cintura y mi cuerpo entero se estremeció. Prometiste un desayuno, que rompió con mi semana detox de frutas.

El desayuno nunca llegó, porque subimos a tu habitación a ver una película, que claro, no la veríamos, sabía a lo que iba cuando decidí tomar un taxi que me llevara hasta la puerta de tu casa, sabía lo que pasaría, lograría aquello que me fue imposible la noche anterior, pero sigo sin conocerte de nada, tan solo sé tu nombre. 

Disney fue nuestra primera opción en el catálogo de Netflix, la película comenzó y puedo sentir la tensión sexual entre los dos, entonces nos besamos, ¡Carajo! Besas demasiado bien. Tus manos comenzaron a tocar mis piernas por debajo de la falda. 

Por un momento te detuve, pero después reconsideré continuar, así que continué, deje que nuestros cuerpos quedaran de nuevo desnudos frente al otro y no mentiré, lo estaba disfrutando, pero fallé, mi cuerpo después de casi una horas me gritaba que no podías y debía parar todo si no quería lastimarme. Aún así, me hiciste pasar un momento demasiado bueno.

Me dejaste en la universidad y me tomaste de la mano en todo el camino, eso fue demasiado dulce de tu parte. Más tarde me escribiste y comenzamos una buena platica, esa semana hablando y hablando me hizo pensar que realmente iba por buen camino.

Debí decirte que por primera vez, dejaba que mis reglas prejuiciosas no afectaran lo que tanto deseaba.

Con amor y repulsión, Ro.  


Lo que debí decirteWhere stories live. Discover now