CARTA CINCO

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Querido, Dan. 

Está es la última carta que escribiré para ti y la más larga, las otras solo eran para entrar en contexto. 

Siempre había pensado que para estar con alguien, de la manera en la que estuvimos, necesitaba conocer a esa persona, saber qué pensaba sobre mí, quería que esa persona realmente me hiciera sentir segura, que por un momento, mis inseguridades podrían desaparecer en cuanto esa persona me viera y eso pasó contigo. 

Te dije que era la primera vez que tendría relaciones sexuales, te lo dije porque no quería que me lastimaras, no porque esperaba pétalos de rosa sobre tu cama aquel día. Nunca le tomé tanta importancia al hecho de ser "virgen", solo era una característica que formaba parte de mí y sentí su ausencia cuando la perdí.

Me preguntaste si estaba segura de querer hacerlo en ese momento y yo accedí, no pensaba en nada más que continuar. Quisiera saber qué te cruzaba por la mente en ese momento, aunque todo era meramente deseo sexual, debiste sentir algo más, porque, para mi desgracia, yo sí sentí algo más, sentí que alguien me veía de esa manera tan particular, me dejé llevar por el momento y eso no está mal, somos humanos, no todo debe suceder como en los cuentos e historias románticas.

Eres especial para mí por el simple hecho de haber sido la primera persona a la cual le confíe mi cuerpo en intimidad, solo por eso. Sentí cierto apego de ti hacía mí, me dijiste que te irías y me pediste que te esperara, insinuaste que querías algo conmigo, pero querías asegurarte que estaría aún para ti cuando regresaras, tú me dijiste que me buscarías cuando el nuevo curso comenzara y quisiera creerte, en verdad me esfuerzo demasiado por creerte, pero no puedo.

En primer lugar, porque un hombre estará a lado de una mujer siempre y cuando haya suficiente satisfacción sexual y yo no te pude dar eso porque era inexperta, un hombre siempre será de oportunidades y eres demasiado atractivo como para no tener esa clase de oportunidades en cualquier lado.

Me confundes demasiado, porque un día me hablas tan bonito que me siento una chica con suerte, pero al siguiente, eres cortante y raro. Llevo días intentando que la conversación fluya, pero no pasa, tú no te esfuerzas como yo lo hago y no voy a demostrar mi necesidad por captar tu atención, sinceramente, no soy así. 

Me pides que te espere tres meses hasta que seas aceptado en la universidad y yo podría hacerlo sin ningún problema, pero, ni siquiera nos conocemos, solo sé que una persona postea cosas sobre ti en Instagram diciendo andas por la vida ilusionando niñas y sinceramente no quiero formar parte de ello.

Me prometí a mí misma que intentaría que funcionara el hecho de querer esperarte, pero solo me estás dando la esperanza que algún día podremos ser una pareja normal, pero quisiera saber cuales son tus verdaderas intensiones, más no te puedo preguntar porque pareceré una loca. 

Bien dicen que lo que mal empieza mal acaba, si no hubiera dejado que lo nuestro fluyera de manera tan rápida, el cortejo hubiera durado más, tu interés hacia mí y es que me gustas demasiado, pero me amo a mí, prefiero quedarme con el recuerdo de esa noche que continuar tratando de llamar tu atención para que esto funcione. 

Hace días me ignoras, noté el aviso de leído en los últimos mensajes que te mandé y sinceramente, no pienso sufrir por ese tipo de detalles. 

Debiste decirme que solo querías sexo casual, debí decirte que tus mensajes llenos de amor estaban creando ilusión en mí, si tan solo supieras que he escuchado canciones tristes preguntándome la razón por la que aún me ignoras. Deberías saber que si quisieras que te esperara debería tener mi buzón lleno de mensajes tuyos, porque se trataría de una relación a distancia. 

No me sentiría tan mal si me hubieras dejado de hablar después de lo sucedido, porque lo habría catalogado como sexo casual, aunque a ninguna mujer le hubiera gustado perder su virginidad en sexo casual, yo me hubiera adaptado a ello. Pero no, decidiste hablarme lindo, decidiste que crear una ilusión era una buena opción, te equivocaste, porque me daña el hecho de pensar que te has arrepentido y de pronto ya no me ves como una opción para ti y no me puedo adaptar a esa situación, no puedo formar parte de ello.

Todo sería más fácil si notaras mis esfuerzos constantes por mantener activa nuestra conversación, si supieras que investigo la música que te gusta, tanto, que se ha convertido en mi placer de media noche. Te esperaría si los esfuerzos fueran recíprocos, si el compromiso se viera oneroso, pero no es así y si no veo declaración de la voluntad de tu  parte, entonces ya no quiero nada.

Tú me gustas, pero amo a otra persona y esa persona soy yo.

Debí decirte que no me gustan los enredos amorosos, pero aquí estoy, escribiendo algo que jamás leerás. 

Hasta siempre, Ro. 

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Lo que debí decirteWhere stories live. Discover now