Escenario 5

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Emparejamiento: Stephen Strange x OC (original character / personaje original)

[Enamoramiento]

Estabas sentada en el último escalón que daba directo hacia la zona al aire libre donde se solía entrenar. Tú, cómo siempre, te dedicaste a leer otro libro de teoría sobre la magia que se usaba en el templo Kamar Taj, y estabas tan absorta en la lectura que apenas y te diste cuenta varios minutos después de que dos hombres habían comenzado a practicar en medio del patio.

Escuchaste el sonido particular de las chispas provenientes de la magia y alzaste la cabeza, observando a Mordo, quien había conjurado un látigo. Tu respiración se atascó un pequeño segundo al ver que también estaba allí Stephen Strange, un aprendiz que llegó al templo hace unos meses y que inequívocamente resultó ser un hombre con grandes dotes para la magia. Y que además era muy apuesto.

Demasiado, para ser precisa.

Bajaste la mirada y le diste vuelta a la página, intentando concentrarte en lo que hacías. El libro que leías era muy interesante y era el tercero que comenzabas a leer en la semana. Tú no eras muy buena en emplear magia aunque supieras toda la teoría del mundo, simplemente era algo que no se te daba. Pero no te pusiste triste, porque tenías las tres cosas más importantes que querías en tu vida: libros, amigos y un techo bajo el cual dormir.

Una ligera brisa llegó a ti e hizo que bailara tu cabello. Lo acomodaste detrás de tu oreja y por un segundo te fijaste en el perfil de la cara de Stephen. Luego recorriste sus brazos inconscientemente para llegar a donde él había invocado un látigo de brillante color naranja. No pudiste evitarlo, pensaste en lo bien que se veía así.

No eras muy cercana a ese hombre, pero en varias ocasiones habías tenido la oportunidad de hablar con él, por lo que al menos eran conocidos.

Regresaste tu vista al segundo párrafo de la hoja, sin embargo, tus pensamientos enamoradizos giraron y giraron en tu cabeza como un torbellino. Sentiste un rubor pequeño formándose en tus mejillas y maldiciéndote, volviste a mirar arriba.

Estuviste bastante segura de que el corazón se te iba a salir.

Los ojos de Stephen se movieron en tu dirección y para vergüenza de ella, la boca de él se curvó en una sonrisa de lado y luego te guiñó un ojo. Apartaste la mirada y te escondiste detrás del libro.

Para más horror tuyo, se escuchó una risita.

—¿Qué es tan gracioso? —cuestionó Mordo.

—Nada. Hay que continuar —dijo, pero el tono que utilizó fue demasiado risueño para ser coincidencia.

Te paraste y te fuiste rápidamente de ahí para no seguir causándote vergüenzas. Cuando ya estabas dos pasillos más adelante, una voz te llamó.

—Señorita.

Casi te caes del susto por la repentina voz. Te giraste para encontrarte con Ancestral. Te gustaba mucho su personalidad calmada, pero te era muy molesto cuando aparecía de la nada a veces.

—Hola —respondiste con una sonrisa, ocultando lo asustada que te habías puesto hace menos de un segundo.

—¿Disfrutando del libro?

—Sí, es muy curioso como plantea la teoría de la creación de la magia.

—Me altera oír que te gusta. No muchos estudiantes han encontrado el encanto en ese libro... —Cruzó los brazos enfrente de ella con esa expresión tan relajada de todos los días—. A veces no entiendo cómo es que estás tan fascinada sobre las artes místicas, pero sigues sin querer intentarlas realizar.

—Ya sabes... No me fue muy bien cuando entré. Prefiero leer, en serio.

—Pues eso no me lo dice tu expresión. Vamos, eres capaz y lo sabes.

Evitaste ver sus ojos amables. La verdad es que si te gustaría practicar la magia, pero las primeras veces que lo intentaste fue un desastre y rápido perdiste las esperanzas.

—¿Sabes algo?

—¿Si?

—Tengo una idea —dijo con una sonrisa pequeña—. Te daré tiempo para que lo consideres, pero si estás de acuerdo, yo te puedo guiar.

La miraste con expresión sorprendida, porque no era común que Ancestral quisiera dar lecciones de magia que no fueran teóricas.

—¿Por qué?

—Porque tienes capacidad. Y además... Eres más tolerable que Stephen.

La mención de él te hizo sumirte un poco en la timidez, ya que eras muy consciente de que Ancestral sabía de tu enamoramiento por Stephen.

—¿Va a estar ahí él si me das clases?

—Naturalmente.

Quisiste pasarte las manos por la cara.

—Ay no, ya sabes que él... —No pudiste terminar la frase porque Ancestral miró sobre tu hombro y la picardía brilló momentáneamente en sus ojos. Si Ancestral demostraba otra emoción que no fuera tranquilidad, significa peligro a todas luces.

Te volteaste rígidamente.

Justo ahí estaba el motivo de tus sonrojos.

—Buenas tardes —saludó con una ceja arqueada, probablemente notando el momento incómodo.

—Buenas tardes —le respondiste en voz baja y él te miró fijamente por unos segundos.

—Stephen, que bueno que estás aquí. —Ancestral tomó la palabra y a juzgar por la sonrisa divertida que adornaba sus rasgos, algo estaba planeando—. Te presento a tu nueva compañera de lecciones. Les estaré ayudando a ambos.

Quisiste que la tierra te tragara.

—Oh, ¿en serio?

Asentiste con el cuello tenso y escuchaste claramente una risa baja.

Stephen te miró algo sorprendido, pero después sonrió con esa sonrisa de siempre y te tendió la mano. —Entonces será un placer.

Tomaste su mano con los dedos helados por los nervios. —Igualmente.

Los dos se miraron directamente a los ojos por un largo momento y te preguntaste qué sería de ti en un futuro.

ONE SHOTS | MARVELWhere stories live. Discover now