Todo lo que Tom quería era ser amado.
Todo lo que Tom necesitaba era ser amado.
El esperaba por que aquellas dos palabras se dirigieran a él.
Y que esas palabras fueran "Te amo".
Aquello solo ocurría en sus sueños más salvajes. Más nunca llegaba a ocurrir realmente.
Nadie amaba a Tom. Sus padres le abandonaron hacia dos años cuando la tenia apenas diecisiete, dejándolo en las calles con una pequeña suma de dinero. Sus hermanos nunca le quisieron, le llamaban un error, un aborto fallido. Thomas nunca tuvo amigos, lo único que se le acercaba fue un chico de internet quien vivía a miles de kilómetros de distancia, en California. Tom nunca volvió a hablarle.
Así es como Tom llego aquí, en su propio estrecho y obscuro apartamento, con sus manos sosteniendo su cabeza, mirando directamente a los dos objetos que podrían cambiarle la vida.
Un teléfono y un arma de fuego.
Uno podría salvar su vida, el otro podría terminarla. Tom quería que los dos sucedieran; él quería vivir, ver qué sucedería después en su desafortunada vida. Pero de igual forma, siempre quiso dejarla, pasar por aquella puerta. Pero claro, no podía ser tan simple.
Su vida nunca tuvo propósito.
"Solo le gente con propósito merece estar aquí."
Aquellas palabras se repetían en su mente, aquella pequeña suma de frases que con el tiempo quedaron grabadas en su mente, desde que tiene memoria.
"Mi madre trabaja en una línea de ayuda si te interesa."
Otra frase, una que representaba el lado positivo de los pensamientos de Tom. Parte de una conversación que tuvo una vez con el chico de California.
Tom vagamente lo recordaba como si apenas hubieran transcurrido minutos de esta. Probablemente la única cosa capaz de mantenerle vivo, la única vez en la que alguien genuinamente se preocupo por él en lugar de enviarlo a la mierda.
Los pensamientos se volvían en algo peor, casi como si no pudiese detenerlos, no podía pararlo, no podía dejar de cortarse, y tampoco podía dejar de pensar.
"Mi madre trabaja en una línea de ayuda si te interesa."
"Creo que puedo hacerlo por mi cuenta."
Y muy en el fondo, Tom sabía que no lo lograría por su cuenta. Las delgadas líneas rojas ensuciaban sus brazos, encarnando aquellas líneas casi como si un pintor las hubiera puesto allí. Tras eso, para cuando sus pensamientos comenzaron a llegar, apenas y volvía a cortarse un par de veces al mes. Para cuando las primeras se sanaban, las nuevas aparecían.
Eso era antes.
Esto es ahora.
Ahora solo se corta cada que se siente inútil.
Y el siempre se sentía inútil.
Saliendo de sus pensamientos, Thomas se concentro de nueva cuenta en el teléfono y el arma. Su mano derecha dejo su cabeza y dejo todo el peso para la mano izquierda. Tom iba por el arma, haciendo a su dedo índice rodear el gatillo.
Tom lo observo como a un niño miraba un juguete nuevo, solo que con menos emoción; lo miro por todos los ángulos, como si fuera la última cosa la cual deseara ver antes de morir.
Todo lo que Tom quería ver antes de morir era a alguien que le amase.
Pero aquello nunca ocurriría. Nadie le amaba; quizá ni sus vecinos siquiera sabían de su existencia.
Tom levanto el arma hasta su cabeza, las memorias volvieron a su mente, por ejemplo, cuando él era un niño, cuando su familia aun le quería.
Su padre y su madre le llevaban de la mano a la par que caminaban por la acera.
Era el día del padre, Tom se hallaba sentado, pintando descuidadamente una carta para su padre, con una ortografía descuidada y como dibujo dos simples figuras de palo sosteniéndose de las manos.
Su hermano al rato llego empujándolo por las escaleras, los recuerdos se entremezclaban a la par que sus gritos volvían a resonar en su mente.
Su dedo se apoyo en el gatillo. Thomas tenía la urgencia de jalarlo, la urgencia de decirle adiós a todo y a todos los que conocía.
Pero esa no era la forma en la que deseaba terminar.
Dejo caer el arma, la cual impacto en la alfombra del suelo en un ruido sordo. Tom puso sus temblorosas manos frente a sus ojos, solo para imaginarse cómo se verían de haber seguido con su plan de matarse.
La mano derecha seguiría sujetando el arma de manera suave, y la izquierda simplemente se pintaría con el rojo de su sangre.
Sus manos fueron en busca del teléfono, buscándolo casi como si fuera un ciego. Tom nunca mantenía las luces del departamento encendidas por que usualmente solo se sentaba en silencio. No necesitaba gastar energía, incluso cuando era capaz de pagarla.
Cuando finalmente lo encontró, lo tomo con fuerza y lo encendió. Tom alejo la vista del brillo de la pantalla mientras que con los dedos buscaba bajar el brillo, para después ir por el icono del teléfono.
No tenía idea.
Tom no tenía idea.
¿A quién iba a llamar?
El único contacto que tenia era el chico de California, y la última vez que le llamo fue hace un año y medio. Y ni siquiera respondió.
Nadie estaba allí para él.
No tenía con quien hablar.
Nadie quien le escuchara.
Con quien llevarse bien.
No tenía a quien amar.
Buscando en el escritorio en el que se hallaba sentado, vio un pequeño trozo de papel con números dibujados en el. Lo tomo y lo examino por un rato, notando las palabras que había en la esquina.
"Línea suicida"
¿Por qué no lo había pensado antes? Allí es donde hallaría con quien hablar, gente que estaría dispuesta a escuchar sus problemas.
Memorizando el número, lo transcribió al teléfono.
Sonó un par de segundos, hasta que alguien pudo responderle, una voz calmada respondió.
—Hola, esta es la línea para prevención del suicidio, ¿Te encuentras bien?
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Death Hotline | TordTom
FanfictionTom nota que su vida se encuentra al final, pero él aun tiene esperanzas. Llama a la línea de prevención del suicidio en busca de ayuda, pero por accidente termina enamorado de la persona detrás de la linea. ¿Acaso él siente lo mismo? »Historia orig...