Tom
Eran las nueve de la mañana cuando Thomas se despertó. Se sentó en su cama y se estiro, a la par que se frotaba los ojos. Se saco a sí mismo de la cama y continuo con su aburrida vida.
Hoy debía ir a supermercado a comprar comida. Cada dos semanas Tom tenía la costumbre de ir solo para comprar las mismas cosas, en la misma cantidad y de la misma marca; simplemente era lo mismo.
Las ocho mismas botellas de vodka, y las mismas cuatro pizzas de microondas.
Y aquello sorpresivamente le duraba dos semanas. No solía comer mucho, ahí la razón de su inusual complexión delgada. Bebía, pero aquello era más para ocasiones especiales, normalmente tenia sobras.
Dejo el complejo de apartamentos y se dirigió al supermercado. Apenas a un kilometro de distancia, no era nada lejos, mucho menos para alguien que caminaba bastante como lo era Tom.
•••
Las puertas automáticas se abrieron al paso de Tom. Entro al lugar e inmediatamente se dirigió a la sección del alcohol, yendo directo por las mismas ocho botellas de vodka. Luego de conseguir la pizza se dirigió a la caja, donde se hallaba una trabajadora a la cual medianamente conocía.
Se trataba de una chica alegre y social llamada Chloe. Tenía casi la misma altura de Tom, aunque Thomas era más alto por muy poco. Tenía un cabello color castaño claro el cual se teñía, el cual llegaba directo a sus hombros. Sus ojos verdes de largas pestañas resplandecieron al ver a Tom llegar.
—Hey Tom. ¿Lo usual?— Pregunto, sonriéndole. Por alguna razón, siempre se emocionaba al verle.
—Lo mismo de siempre— Tom respondió, fingiendo una sonrisa.
Siempre tenía la cantidad exacta de dinero para todo. El total era un tanto costoso, y siempre lo era. Eso que siempre llevaba lo mismo, solo una vez al año se atrevía a comprar algo más.
Un pequeño pastel para su cumpleaños. Solo para él. Sabía que si no lo compraba él, nadie más lo haría.
Además, siempre necesitaba un día para ser feliz. Casi como un día libre. Un día donde no tuviera que llorar, aunque claro esto no siempre estaba asegurado. Solo se sentaba en el sillón, miraba la televisión y comía pastel.
•••
Una vez llego a su departamento se sentó en su escritorio y abrió la botella de vodka. Noto una pequeña nota en este, una pieza de papel rectangular un tanto arrugada. La tomo y encendió la lámpara para poder leerla.
"Llámame."
Había un número de teléfono debajo de esas palabras.
Thomas sonrió. Era el número de teléfono de Tord. Aquello le puso feliz, tenía algo más en la esquina.
"xoxo, Tord."
Tom no lo pensó más y escribió el numero en su teléfono.
Sonó un par de segundos, para que seguido un acento familiar le respondiera.
—Hey Tom— Tord dijo, con un pequeño toque de ansiedad en su normalmente relajada voz.
—Hola Tord— Tom saludo con el mismo tono de voz.
—Veo que viste mi nota— Tord resalto con aquella combinación de emociones en la voz. Esto puso a Tom un tanto incomodo mientras que la conversación continuaba.
—Deja de hablar así, excéntrico.
—Solo estoy emocionado.
— ¿Por qué?— Tom pregunto.
—Debo decirte algo. Pero no por el celular.
— ¿Por qué?
—Solo abre tu puerta— Tord ordeno— Una leve sonrisa se escucho tras ello.
Tom estaba nervioso, pero curioso.
Ojala Tom abra la puerta y Tord le acerque un cuchillo en el delgado pecho. O ponerle un arma en su cabeza para seguido jalar el gatillo. Claramente, Tom era demasiado cobarde como para hacerlo por su cuenta.
Dudo. Barajeo las posibilidades del abrir la puerta del apartamento. La abrió y Tord se hallaba allí.
Tord se abalanzo hacia Tom, haciendo a ambos caer al suelo. Tord le beso por un momento, el cual parecía durar para siempre.
Aquello había escalado bastante rápido, según Thomas. Tal vez aquello era el susodicho amor.
Tord se separo.
Con el mismo tono extraño de voz, el dijo.
—Te extrañe.
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Death Hotline | TordTom
FanfictionTom nota que su vida se encuentra al final, pero él aun tiene esperanzas. Llama a la línea de prevención del suicidio en busca de ayuda, pero por accidente termina enamorado de la persona detrás de la linea. ¿Acaso él siente lo mismo? »Historia orig...