Capítulo cuatro

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N - ¿Les parece? ¡Ocho, Diez! Son grandes, tienen barba, hijos... Thiago, ¿ese ejemplo le querés dar al 22 y al 27?

T - Perdón, Nico. Pasa que le estaba enseñando a Ramita como son las cosas.

N - Acá el único que necesita que le enseñen "como son las cosas" sos vos. Tenés casi 30 años y seguís emborrachándote, y no creas que no me enteré lo que le hiciste a Mar.

*Nico mira a Rama*

N - Ocho, ¿nos puede dejar a solas al Diez y a mi un momento?

En ese momento Rama se va, dejando a Nico solo con Thiago. Se puso a recordar todos esos momentos vividos con Mar, y se dijo a si mismo que no estaba enamorado de ella, sólo la quería proteger. Ella es su mejor amiga, su hermana de la vida. Ya nada quedaba de ese fuego existente entre ellos dos hace 14 años. Y, aunque ese fuego siguiera existiendo en su interior, nunca se arriesgaría a confesarlo... decidió que no lo iban a lastimar otra vez.

A estas alturas Rama era como un perrito lastimado, porque más allá de que Kika lo dejó por razones de fuerza mayor, él nunca llegó a recuperarse por completo: alguien se le acerca y ya predice su sufrimiento. Lo conocemos bien a Sensibilidad, él siempre cree que es su culpa.

Mientras nuestra Llave dubitativa reflexionaba, del otro lado de la casa (en el altillo) tenemos a nuestra desolada Mar. "¿Me amó alguna vez? ¿Fue real algo de todo lo que hicimos?" Pensó. Luego, miró a su pequeña Mora, de cinco años, a quien le peinaba el cabello mientras dormía . Se dijo a si misma que no importaba nada, sus hijos estaban allí con ella.

Un suave golpe en la puerta interrumpe sus pensamientos.

M - ¿Qué hacés acá?

R - Perdón, estaba caminando por la casa y sin querer terminé acá. Se vé que sabía que acá te podía encontrar.

M - ¿Qué?

R - Nada, nada. ¿Estás mejor?

M - Tengo que estar mejor, no quiero que los nenes sepan nada por ahora, mucho menos los detalles. Tengo que ser fuerte por ellos.

R - Igual sabés que conmigo podes contar.

Mar pone sus manos en la cara de Rama, como hacía en los viejos tiempos, y le sonríe. Rama corta ese pequeño momento y dice:

R - ¿Dónde vas a dormir hoy?

M - En mi casa Rama, ¿donde si no?

Horas después, de madrugada, Mar estaba en su casa con sus tres hijos. Ellos durmiendo, ella despierta, pensando y sientiendose culpable: "papi salió con los tíos a pasear" dijo a los nenes.
Por suerte, el Pelado no apareció desde que lo echó un rato antes.

Mucha calma en la ex casa Bedoya Agüero Tallarico Rinaldi.

Calma...

¿La calma no era lo que antecedía a la tormenta?

ᴘʀᴏᴍᴇsᴀ [ᴄᴀsɪ áɴɢᴇʟᴇs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora