Capítulo cuarenta

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Mar, entre respiraciones cortadas logró pronunciar dos palabras.

M - Te... perdono...

Laureano retrocedió, perdió tanto poder que el campo de fuerza se rompió.

Las luces reventaron, quedando la iluminación natural del afuera. Laureano no dejaba de moverse, como si convulsionara, otra vez.

Pero hoy no huyó, todos vieron como una oscuridad salía del cuerpo sin vida de Thiago, el cuál cayó al piso.

Esa oscuridad, se elevó por los aires hasta que en un momento explotó: no quedó nada de él.

M - Laureano era un espíritu resentido que vivía en cuerpos de personas con culpa. Thiago se sentía culpable por lo que me hizo a mi y a su hijo Bruno. Yo no sabía como vencer a Laureano hasta hace algún tiempo, cuando vino a casa a atacarme, por lo que se vé sabía que yo ya estaba embarazada.

Todos escuchaban a Mar, sorprendidos, mientras ella se agachaba y tomaba la mano del difunto Thiago.

M - Yo no sabía como vencerlo hasta que escuché a Bruno perdonarlo. Él se había puesto como loco y se debilitó tanto que huyó para recobrar fuerzas. Por lo que entendí, nadie supo como derrotarlo jamás, osea, nadie perdonó nunca a las personas en las que vivió. Entonces pensé, el perdón es la clave. Sólo el perdón puede vencer un alma llena de resentimiento, y sólo el perdón liberaría a Thiago.

Ni - Mar, yo...

Mar se levanta.

M - No importa, Nico. Estoy bien.

Más de siete meses después...

M - Es el día, mi amor. Según el obstetra hoy tiene que nacer Federico.

R - ¿Estás segura que querés que sea acá, en la Mansión?

M - Si, Ramita, estoy segura. El reloj me tranquiliza, lo sabés.

Rama toca la gran panza de Mar, sintiendo los movimientos de su hijo. En algún momento se queda dormido, hasta que un grito lo despierta.

M - ¡Ay!

R - ¿Qué...? ¿Qué pasó?

M - ¡El bebé!

Ramiro llama a Malvina y a Cielo, quienes iban a ayudar a Mar en el parto.

Luego de horas y horas de esfuerzo y miedo, nació un saludable bebé.

No hubo rastro alguno de Laureano, para fortuna de este matrimonio.

M - Mi amor, es hermoso...

Mar voltea a ver a Rama, quien estaba llorando de emoción.

Malv - Ay, Sky, míralo a Ramita que tierno que es...

C - Vamos, Malvina. ¡Dejémoslos solos!

Cielo arrastró a Malvina afuera del altillo.

M - Lo logramos, Rama.

R - Lo logramos...

Ramiro besa a Mar, y juntos miran a su recién nacido hijo.

ᴘʀᴏᴍᴇsᴀ [ᴄᴀsɪ áɴɢᴇʟᴇs]Onde histórias criam vida. Descubra agora