capítulo siete

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Eran casi las cuatro de la mañana. Rocío acababa de dejar la taza de té en el fregadero. Gracias a la música había dejado de pensar por un tiempo en sus problemas.
De repente, escuchó un ruido en la puerta del piso. Se armó de valor, cogió el paraguas que tenía cerca y abrió la puerta. Era Alba, estaba roncando. Parece que no se había movido en todo el rato que llevaba ahí.
La rubia se empezó a reír y despertó a su novia.
-Buah Ro, me he dormido.
-Ya veo ya- las dos empezaron a reírse- venga pasa anda.
-La comida está fría, pero las patatas se pueden comer aún.
-La verdad es que tengo hambre, pero no quiero una hamburguesa
-¿Y eso? Te he traído tu favorita. Bueno, también te he traído un helado d- Alba no pudo terminar su frase ya que su novia se había lanzado a sus labios.

12:10h
El timbre de la puerta las despertó. Rocío se levantó rápido y se puso el pijama. Fue a abrir, era Sonia.

-¡Buenos días Ro! ¡Qué susto!-la peliazul dio un paso y la abrazó- te he mandado varios mensajes y no me contestabas. Pensaba que te habías ido de Madrid sin despedirte.
-Lo siento mucho tía, estuve hasta tarde componiendo y luego vino Alba y bueno... No miré el móvil.
-¿Alba?-abrió sus ojos azules
-Sí, vino anoche- la visitante miró a Rocío de arriba a abajo, empezaba a entender todo lo que había pasado esa noche.
-Bueno, era solo eso. Estaba preocupada. ¡Ya hablamos!
-Vale, hasta luego Sonia- la rubia la había notado un poco rara, pero dejó de pensar en ella rápido al ver que su novia salía de la habitación.
-¡Buenos días! ¿Desayunamos? - dijo Alba con voz de dormida.
Una sonrisa iluminó la cara de Rocío.

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