capítulo ocho

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Después de desayunar, la rubia se dirigió a la ducha mientras que la pelirrosa se vestía y le dedicaba un "¡nos vemos luego Ro!" desde la puerta.

Parece que todo estaba volviendo a su cauce, hasta que se acordó de la frase que le había hecho enfadarse con Alba: "no quieren que digamos nada de nuestra relación".
Sus latidos se aceleraban y la sangre fría corría por sus venas. No podía creer aún lo que había escuchado. Jamás podría ser libre si unas cadenas la ataban.

Sonia, por su parte, ya estaba de camino a Sevilla. Seguía pensando en Ro y en su imposible relación con ella. No podía quitársela de la cabeza: sus ojos verdes, su pelo rubio, su boca...

Alba llegó a casa rápido, tenía que hacer la maleta (dejando todo para el final, como siempre). Un recuerdo la perseguía por cada rincón de su piso.

Una semana antes, tras una pelea con Ro, decidió ir a un bar lejos de casa. Cuando entró, un sonido de una guitarra le llamó la atención. Una chica de pelo ondulado estaba ensayando, parecía que iba a actuar en pocos minutos. Pidió algo en la barra y se sentó cerca del escenario, tenía curiosidad por escuchar la voz de la joven. Se quedó impresionada de la fuerza que tenía cantando. Quería saber más de ella e incluso, invitarla a que sea la guitarrista de la banda.
El sonido de un vaso al caer hizo que girase la cabeza y al volver la mirada hacia el escenario, la chica ya había desaparecido.
Preguntó a un camarero el nombre de la joven. María, se llamaba María. Pero no sabía nada más de ella.

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⏰ Last updated: May 16, 2019 ⏰

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