Un refugio

2 0 0
                                    

Escapar, sinónimo de cobardía y debilidad. ¿Es siempre malo hacerlo? Muchos estarán de acuerdo... Pero están equivocados. Todos escapamos, todos tenemos un lugar o actividad donde refugiarnos o escapar un rato de la realidad. Fumar, tomar, bailar, internet, leer... A veces son grupos de personas, tu familia, tus amigos...
Nos es necesario escapar, nadie puede soportar vivir sin un refugio. ¿Qué hacer entonces cuando pierdes tu lugar seguro? ¿Cuando descubres que ahí están también muy mal las cosas? ¿Qué ocurre cuando pierdes toda fé en tu refugio? Cuando tú lugar feliz... Ya no te hace feliz...
Te duele, te decepcionas, entras en pánico. Comienzas a buscar otro como desesperado, buscas salir a la superficie para respirar otra vez, la luz al final del túnel. Pero ya no hay más. Ya has pasado por todo lo conocido, has tenido demasiados refugios ¿Qué pasa entonces?
Enfrentas la realidad, dejas que la vida te golpee hasta dejarte inconsciente, ya no hay donde huir de ella, dónde estabilizarte, dónde recargar energía. Ya no tienes soporte, ya no tienes apoyo y colapsas. La vida te derrumba, pues aún no sabes ser tu propio refugio...
Te quedas ahí, inconsciente, llorando, odiando a todos y todo aquello que te falló como refugio, sufriendo cada segundo, cada respiro, cada movimiento y sensación que aún tiene tu cuerpo. Te destrozas, te destrozan. ¿Qué sigue entonces?
¿Cómo te reparas, te apoyas a ti mismo? ¿Cómo vuelves a levantarte?
No lo sabes, pues nunca lo has intentado. Toda tu vida has estado huyendo, buscando cariño, apoyo y comprensión... ¿Cómo te das todo eso a ti mismo? ¿Cómo serás capaz ahora te pararte en el sol?

Pequeñas historias sin soluciónWhere stories live. Discover now