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28| Reglas.

Tin

Una semana después.

Las pestañas de Tin se sentían sumamente pesadas, sus pies uno sobre el otro estaban tensos, unas pequeñas gotas de su húmedo cabello se le colaban por la frente y caían lentamente por su rostro hasta llegar a su desnudo pecho. Después de todo había salido de la bañera y se había acostado en la cama con la libreta en mano junto a el lápiz para idear las reglas.

-Creare algunas reglas.

Eso le había dicho a Can, y estaba dispuesto a hacerlo pensaba mientras miraba la hoja en blanco que solo tenía escrito, reglas entre Can y yo.

Regla N°1: Siempre que Tin llame a Can el otro contestara y en viceversa.

Regla N°2: Cuando el Celo llegue ambos tienen que estar al tanto y ayudar al otro.

Regla N°3: Nadie se debe enterar del lazo.

Tin miraba la tinta secarse y se rascaba la cabeza. ¿Qué más podía ser?

Regla N°4: Respetar los espacios.

Y lo más importante...

Regla N°5: Prohibido enamorarse.

Miro la libreta y luego a la ventana para soltar un suspiro.

No sabía cómo sentirse, las reglas estaban escritas, solo faltaba mostrárselas a Can.

Can

Había llegado a su casa después de un día de clases agotador, además iba vestido con el equipo de fútbol porque también tuvo que jugar en la cancha y ya estaba sumamente cansado. Iba subiendo las escaleras cuando su hermana lo paro.

-¡Can! -Le grito –¡¡Ven!!

- ¿Qué quieres hermana?

-Ven a sentarse acá -le decía desde la sala de estar.

Can bajo de las escaleras, camino hasta la sala donde se sentó frente a ella.

- Sabes que puedes contarme si pasa algo, ¿verdad?

-No pasa nada.

-Vamos Can, sé que te pasa algo, soy tu hermana.

-Si, una muy molesta.

-Can... no somos los mejores hermanos, pero estoy acá sé que tienes algo y no me has contado.

-No tengo n...nada.

-Can.

-Ashhhhhhhhhhhhhhhhh –se llevó las manos al cabello y lo revolvió bruscamente –Tuve una pelea con un idiota, solo es eso hermana.

- ¿Por qué?

-Nada solo... nada, el me robo algo...

- ¿TE ROBO? ¿Por qué no llamaste a la policía can?

-Lo que me robo no puedo atestiguarlo a la policía...

-¿Pero que robo?

-Solo algo... -se le hizo un nudo en la garganta –no era tan importante, o ya no lo es... no importa, tengo que subir, me quiero a bañar...

Se paro y dejo a su hermana con la palabra en la boca.

Entro a su habitación y cayo rendido al suelo, internamente no quería más guerra, su vida se estaba volviendo muy triste muy negra y no lo quería. No quería seguir llorando más por lo que no iba a volver, ya no se pertenecía a sí mismo.