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Alia ya se encuentra con el uniforme de guardia de seguridad mientras que yo sólo tengo que calzarme, a penas son las siete de la tarde y el sol sigue en el cielo.

Antes de salir me acerco a nuestros cachorros y les doy un beso en la frente, la Señora Yon y Min Ho me sonríen y después sonríen a Alia, que repite la misma acción que yo, suspiro, no quiero dejar a mis cachorros.

—No te preocupes Hyung, ellos van a estar bien.—Min Ho intenta reconfortarme antes de tomar su forma animal y jugar con Byeong-Ho, Mina se queda con su abuela, aunque está algo inquieta.

—Kook, tenemos que salir ya.— Alia toca mi hombro, sé que ella está tan disgustada como yo, nuestro lazo me lo deja más que claro.

Asiento y salimos de casa, enseguida tengo la necesidad de volver con mis cachorros; una mano sujeta la mía y respiro algo más tranquilo cuando veo a Alia sonriéndome y sujetando mi mano con fuerza. 

Comenzamos a caminar a lo largo de la calle, recordándole a algunos de los lobos que están fuera que, por su seguridad, deben estar pronto en sus casas debido a la amenaza.

Son pocas las veces que hemos tenido que hacer esto, de hecho, si no recuerdo mal, solo lo hemos hecho una vez y fue por que un grupo de humanos se perdieron por el bosque, aunque nosotros no podíamos aparecer como si nada y sacarle del bosque, fueron tres días largos esperando a que alguien rescatase a esos humanos.

Los minutos y las horas pasan tranquilas, no hay nada fuera de lo normal, mi walky-talky suena, la voz de T.O.P resuena en mis oídos, enseguida respondo a su voz.

Jeon, Jeon, ¿tenéis algo?— entonces él tampoco tiene nada...

—No, por aquí no hay nada, ¿estáis seguros de que no son unos campistas perdidos?— escucho la risa de mi Hyung y una negación.

No lo sabemos, pero de todas formas debemos ser precavidos. Avísame si pasa algo. Corto y fuera.— el aparato deja de sonar, busco con la mirada a mi pareja, la veo hablando con uno de los integrantes de la manada, ella parece estar calmada, pero el otro no demasiado, me acerco con la intención de saber qué está pasando.

—Pero debo ir...— es un beta, con el pelo castaño y los ojos de color caramelo.

—Entiendo lo que dices, pero es peligroso, hay humanos de camino hacia aquí y podría pasar algo muy grave, ¿a caso quieres preocupar a tu familia?— el beta agacha la cabeza ante las palabras de Alia.

—Sólo tengo que ir a la siguiente calle, por favor, es urgente.— me acerco al beta, quedando a un lado de Alia.

—Está bien, le acompañaré.— miro a mi pareja, que no parece contenta con mis palabras.

—Vas a aprovechar para ir a ver a los cachorros, — frunce su ceño, a veces odio que sepa tanto de mí.— acompañale, pero no quiero que tardes.— Alia se despide del beta y sigue caminando calle arriba.

—La que me espera...— suspiro, alzo la mirada y veo un brillo de diversión en los ojos del beta. —Vamos.— comenzamos el camino.

La verdad no tardamos mucho en llegar, a penas unos minutos, el beta se despide desde la puerta de la casa y yo doy media vuelta para volver a trabajar, tengo ganas de ver a los cachorros, pero si lo hago seguramente Alia acabe por matarme.

El regreso de los Dioses.Where stories live. Discover now