7. Johann

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-¡Ahhhhh! – Escucho un grito. Y lo peor: es la voz de Aleesha.

Me pongo en alerta pero sigo caminando. Encuentro la puerta Setenta y Siete y mientras más me acerco, más fuerte escucho el grito. No puede ser de Aleesha. Ella está en casa, protegida por mí brazalete; ella está bien. Memorizo esas palabras, las grabo, pero mientras más avanzo, más gritos escucho.

-¡Johann! ¡Johann! – Grita.

Empiezo a ver todo el lugar con ojos desorbitados. Es ella. Tengo que encontrarla. Es su voz, no la común, no la alegre y tierna, ésta se encuentra llena de miedo. Ella no puede estar aquí, corriendo peligro, no debe, no puede. Los gritos se hacen más fuertes pero de pronto, los gritos se alejan y echo a correr, en busca de su voz, de su contacto, de su mirada. No encuentro más puertas, pero ahora eso no me importa, ella está aquí, la escucho y la están alejando de mí. Corro a una velocidad sobrenatural, hasta que me detengo, me paró en seco, en estado de shock. Es ella. Ella está aquí. Su hermosa piel ya no es del todo blanca, está sucia. Su cabello, qué siempre cae en ondas sobre sus hombros, está alborotado y sucio. Sus hermosos ojos están cargados de miedo y ese azul brillante no existe. Lleva un camisón blanco, hasta las rodillas y va descalza. Sus labios… los que tanto deseo probar están sin color.

-Johann…- Susurra.- Sácame de aquí – Ruega.
-¿Qué haces aquí? – Me repongo del estado de shock y logro que mi voz salga normal.
-No lo sé… estaba durmiendo y cuando desperté, estaba aquí. Abrázame.

Aleesha abre sus brazos, para que pueda entrar en ellos y poder abrazarla, poder protegerla. Pero de pronto, su piel empieza a agrietarse y se vuelve piel muerta. Empieza la piel a desprenderse de ella, cayendo al suelo. No es Aleesha. Es un Fenómeno Oscuro. Lo que antes era una Aleesha llena de miedo, ahora es un enorme lagarto pero sin trompa ni dientes, solo ojos sin nariz ni boca y es de unos tres metros de altura, con una enorme cola que mueve de un lado a otro.

-¿No vas a abrazarme? - ¡Sigue teniendo la voz de Aleesha!

Y antes de que me dé cuenta, se lanza sobre mí y me derriba en el suelo. No era Aleesha. Ella está en casa. Y eso me alivia. Es un Fenómeno Oscuro, un animal que puede cambiar de formas, percibe tus debilidades y las usa contra ti. Y eso me dice una cosa: mí debilidad es Aleesha. Trato de zafarme, pero su agarre es fuerte y me cuesta un montón; pero al fin lo logro y me encaramo en él, pero se mueve y es difícil clavarle la varita. De tanto zarandearme, me lanza por los aires y me estrello en la pared, que es de roca aquí. Caigo al suelo, haciendo una mueca de dolor, me dolió la espalda. A regañadientes, me levanto pero la cola del lagarto vuela a la altura de mí cabeza y me agacho velozmente. Sí mis reflejos no fueran tan buenos, seguro que estaría sin cabeza en estos momentos. Puto lagarto. Y cuando quiero hacer un movimiento con la mano, para mandarle cualquier cosa mágica, su cola me pega en las costillas y me manda por los aires. Vuelvo a estrellarme contra la pared.

-Hijo de perra.- Le gruño.

Me levanto y antes de que se acerque a mí, me vuelvo agua. Adiós Johann; hola hombre de agua. Mi cuerpo es agua, y empiezo a correr alrededor de él a una velocidad extrema, provocando un remolino de agua que lo succiona. Creo olas alrededor de él, que lo ahogan y se desploma en el suelo, exhausto.  Pero se recompone rápido y se levanta, me da con su cola en la cintura, que me corta, me divide en dos partes, una parte son las piernas y otra parte de cintura para arriba. Pero luego, me vuelvo a unir. Amo ser agua. Mira extrañado pero no le importa, me da un puñetazo en el pecho, seguro para sacarme el corazón, pero no puede, su puño solo entra y sale de mi cuerpo.  Gruñe y se lanza sobre mí, se posiciona detrás de mí, con su brazo alrededor de mí cuello, queriendo asfixiarme. Y me vuelvo fuego. Empiezo a quemarlo y a crearle grandes ampollas por todo el cuerpo. Se aleja de mí, chillando pero a la vez gruñendo por mí excelente jugada. Y es cuando aprovecho, me volteo y le saco el corazón del pecho. ¡Bum! Se vuelve cenizas y desaparece.

-No puedes contra mí, hijo de puta.- Le gruño.

Vuelvo a mí cuerpo normal. Y con un pensamiento, desaparezco mi ropa mortal. Esto es lo que todo inmortal ve, pero es hora que todos lo vean. Además, es más cómodo. Quizás para los inmaduros de los mortales les parezca un chiste que use una túnica pero ese es mi traje. Una túnica negra, de mangas largas que llega hasta el suelo. Es una túnica china (sí, de esos viejos calvos, que parecen ancestros), negra y lleva unos botones rojos desde el cuello hasta el pecho. El cuello de la túnica cubre casi la mitad de mí cuello, así que sí el clima empeora, no padeceré de frio. En las mangas, exactamente en el dobladillo, lleva unos dragones color dorado, lanzando fuego entre ellos mismos –Sí, podría decirse que es como un Kimono.  Sigo mí camino, pero no lo encuentro. Miro hacia todos los lados, hasta que miro hacia arriba, donde hay un pasillo, bueno eso parece.

Empiezo a provocar aire debajo de mis pies y me elevo. Subo y subo hasta que llego a dos pasillos, uno a mí lado izquierda y otro a mí lado derecho. Extiendo mí mano y aparece el mapa.

Sí lo deseas, lo encontrarás. Pero ten en cuenta que hay dos caminos y tú decides sí caerás o volarás. La derecha, contiene tú peor pesadilla. La izquierda, lo que anhelas… pero que jamás conseguirás, dice el mapa. ¿Un acertijo? ¿Qué coño es esto? Por instinto, tomo el camino izquierdo. ¿Mi peor pesadilla? Creo que ni yo sé cuál es. Aterrizo al suelo, que es de tierra, y sigo caminando. Setenta y Ocho… Nueve… Ochenta. ¡Ochenta! Ya casi llego a la perta Cien. Me faltarían Novecientas puertas más. Qué mierda. Es una jodida mierda.

Me pongo alerta, ya qué no sé que me encontraré aquí. ¿Cuánto tiempo he pasado aquí? ¿Mucho? ¿Poco? Es frustrante no saber.  Sigo caminando y empiezo a escuchar llantos, risas, personas hablando, la tierra retumba, y de pronto, una niebla verde se aproxima a mí, me abraza y sin querer, la respiro y siento que todo da vuelta; ¿Qué es esto? Mis piernas se sienten de plastilina, débiles e indefensas. Y antes de que me dé cuenta, estoy en el suelo, acostado, sudando y temblando. Convulsiono y veo mí larga, larguísima, vida pasar ante mis ojos: cuando Blaz, mi padre, murió; cuando Celeste tuvo su primer novio y lo quemé; cuando Anabel hizo una pijamada en casa y me las folle a todas; mi primer beso con Alena; él día que la rechace y  me maldijo; cuando encontré en una pradera el brazalete que le regale a Aleesha; cuando conocí a Aleesha; cuando jugaba con su mente…, cuando desee con todas mis fuerzas besarla y estar dentro de ella, pero no podía, no puedo.  Todo se vuelve negro y ya no hay nada.Supongo que estoy muerto. No, no puede ser. Lo único que puede matarme es… no, no debo pensar en eso. No. ¡No! Y empiezo a gritar, pero trato de abrir mis ojos, ya que están cerrados, pero no puedo. Grito sin darme cuenta y lo siento: una varita caliente traza dibujos en mi brazo, justo en el músculo. ¿¡Qué coños pasa!? Y ya no siento el dolor. Estoy inconsciente. Durmiendo, flotando en algún lugar.

Blood DiamondsWhere stories live. Discover now