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DOS AÑOS MÁS TARDE.

Ya no siento nada.

En el momento en que mis rodillas tocaron suelo dejé de sentir todos los golpes.

Halsey y sus secuases entraron a mi habitación y entre todos empezaron a golpearme, intenté defenderme pero la lógica dice que sólo soy una y llevo las de perder si de un grupo se trata. Una patada en la cara me deja aturdida pero lucho por mantenerme cuerda. Desmayarme no me va a servir de nada.

―¡Ey!―a través de la nubosidad de mis ojos logro ver que los guardias sacan a todos de mi habitación.

Una enfermera me pone de pie y me recuesta en mi pequeña cama. Aunque traté de no hacerlo en algún punto me quedé dormida.

Un golpe me hace poner en guardia súper rápido. Un guardia yacía en la entrada de mi pequeña habitación.

―Tiene sus quince minutos de visita.

Oh.

Los únicos quince minutos al año en que puedo ver a mi mamá y a mi hija. Me pongo de pié lo más rápido que puedo sintiendo pinchazos en mis costillas, tengo que verificar eso luego.

―Venga conmigo.

Camino entremedio de dos guardias, ni que estuviera en condiciones de intentar algo luego de una paliza. Paso por varias puertas hasta que se abre una dejando ver una mesa con dos personas.

Mi madre tenía algunos cabellos más claros que otros, su piel estaba lijeramente más bronceada y bajo sus ojos habían dos bolsas negras parecidas a los de mapaches. Sobre su regazo, estaba una niña de cinco años de cabello largo. Al verme su sonrisa se acentúa.

―¡Mamá!

Es increíble que aún viéndome tan poco me reconozca cada ves que venga. Dejo que mis rodillas toquen suelo por segunta ves en el día y me abrazo a aquel delgado y pequeño cuerpo.

―Alison...―me permito derramar algunas lagrimas.

―¿Thalia que te pasó en la cara?―dice mi mamá.

Me levanto y voy hacia donde mi mamá para apretarla en un acojedor abrazo. Me siento en un banco y coloco a Alison en mi regazo, su cabello huele tan bien.

―Nada.―hago un ademán con la mano para restarle importancia―De nuevo buscaron problemas conmigo.

Niega con su cabeza.―Es un abuso lo que te están haciendo aquí. ―asiento―¿Te añadieron años?

Miro a Alison y juego un poco con su cabello haciéndola reír.

―Dos años.

―Mierda.

―¡Mamá!―agrando mis ojos―Hay menores de edad.

―Eso es una palabra mala.―dice Alison en tono inocente.

Sonrío. ―Así es.

―Vas a estar siete años en total con esos dos, Thalia.―dice mi mamá como si no lo supiera―Debes hacer tu mejor esfuerzo para salir de aquí.

―Lo sé.

―Yo te necesito en casa, Alison necesita a su madre.―continúa.

Asiento con la cabeza y beso la coronilla de la pequeña.―Voy a hacer mi mejor esfuerzo para salir de aquí, ¿sabes?―Alison acierta―Así vamos a poder jugar juntas y vamos a poder salir a pasear por el parque.

―¡Sí!―chilla emocionada.

Miro el reloj de la pared y quedan aproximadamente cinco minutos para que el tiempo de visitas acabe.

―Mamá...¿sabes algo de Aiden?

Mi mamá niega con la cabeza―De él no se nada, pero hace seis meses declararon a Marta como desaparecida.

Marta es la mamá de Aiden.

―¿Qué? ¿Desaparecida? ¿Como es que eso sucedió?

―No lo sé, Thalia. No lo sé.

Nos quedamos un rato más en silencio hasta que escuchamos la puerta abrirse.―Tienen que irse.

Asiento con la cabeza apretado a Alison en un abrazo lleno de emociones.

―Por cierto...―mi mamá me extiende un sobre―Dejaron esto en la puerta para ti esta mañana.

Sonrío. ―Tiene que ser de Tana. ¿Sabes algo de como le va en la universidad?

―Ya casi termina su bachillerato.

―Perfecto.―digo con lágrimas en los ojos.

―Debemos irnos.―repite el guardia.

―De acuerdo.

Le doy un último beso a ambas y salgo de allí hasta mi habitación. Me tumbo con cuidado en la cama y abro el sobre. Las lágrimas empiezan a caer cuando veo la foto que nos tomamos todos juntos en la playa cuando queríamos "descansar" según nosotros. Volteo la foto y hay un mensajito.

¡TE AMAMOS THALIA!

Miento si digo que no extraño a mis amigos, daría lo que fuera por un chiste sin gracia de Marcus.

Levanto mi dedo y me sorprendo por lo que veo, la respiración se me corta al ver un corazón en la esquina dibujado en boli de color azul.

No puede ser Aiden.

Con el corazón latiendo a mil por hora me recuesto ignorando los pinchazos en las costillas y abrazo la foto, deseando que Aiden haya mandado la carta. Sólo él marcaría la nota de esa forma.

Tú (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora