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Todos en la habitación empiezan a moverse, mayor mente alrededor de Edward. Con esa cantidad de hombres va a ser más que posible llegar a su coche u salir de aquí.

–¿Tienes cómo llevártela?–pregunta un chico de cabellos castaños a Aiden cuando él se acerca con un cuchillo.

–Mi coche está en el bosque al norte. No me será problema llevarla, espérenme en el muelle.

Asiente.

–Contamos contigo.

–Que leal.–me burlo–Casi como un perro.

Aiden se acerca y desata mis tobillos de las patas de la silla, luego me hace levantar haciendo que mis manos sigan atadas en la parte de mi espalda.

–¿Quiénes están atacando?–pregunto pero no obtengo respuesta–¿Son mis amigos?

Tenía la esperanza de que alguno de ellos pasara por mi casa y notara alguna irregularidad, escogiera seguirme y luego llamara por apoyo. Claro, eso es lo que a mi me gustaría pero la casualidad seria demasiada.

–No.–contesta a la ves que se asoma por la puerta para ver si es seguro salir o no.

–¿Quiénes son entonces?–digo un poco decepcionada, como dije antes: Soñar no le hace daño a nadie.

Atravesamos el pasillo y nos cubrimos detrás de una columna, todo este tiempo me a estado sujetando del brazo. Asegurándose de que no me quede atrás o intente escapar. Me mira un momento y vuelve su atención al pasillo.

–Cada persona tiene varios enemigos que buscan cualquier momento para obtener venganza. Edward no esta excluido.

Así que esto no era un recate para mi, solo un imprevisto en el que quedé atrapada. Alison cruzó por mi cabeza y ahora que estaba tan cerca de Aiden noté que tiene sus ojos.

–Vamos.

Seguimos avanzando y luego nos encontramos en las escaleras, de la planta de abajo es de donde venían la mayoría de los disparos.

Bajar sin precaución era una muerte más que segura.

–¿Cual es el plan luego de llevarme al muelle?–pregunto–¿Que van a hacer conmigo?

–Nada malo si coperas.

Abri la boca para volver a hablar pero se voltea y me mira con cansancio.

–De verdad Thalia, no es el momento. Un poco de silencio nos ayudaría bastante.

Ruedo los ojos.

–Claro, porque bajar esas escaleras parece un huen plan. Mejor morir callados que teniendo una conversación, mi idea perfecta de como morir.–digo con ironía–Acéptalo, estamos atrapados aquí.

Aiden chasquea la lengua y permanece en silencio unos segundos antes de agarrar mi brazo con fuerza mi brazo y empezar a bajar las escaleras. Levanta su otro brazo y comienza a disparar dándonos un descenso no tan terrorífico como me imaginé.

Una ves en la planta de abajo nos cubrimos detrás de una mesa que está volteada.

–Aquí somos presa fácil, van a matarnos.

–¿Quieres parar de decirme como hacer mi trabajo?–gruñe molesto.

Bajo la cabeza cuando una bala impacta en la mesa.

–Si... Tu trabajo apesta.

Aiden dispara unas tres veces por encima de la mesa, mostrando que no estamos indefensos.

–De acuerdo, esto es lo que vamos a hacer.–dice–En cuanto el tipo se cubra al yo disparar vamos a correr hasta la cocina, en el fondo hay una puerta trasera que nos puede ayudar. ¿Entendido?

Asiento.

Tampoco me queda de otra.

No tengo arma, aún si noqueo a Aiden y tomo su arma, estaría completamente sola en salir de aquí. Tampoco tengo idea de donde estoy así que hasta ahora mi plan es escaparme cuando estemos en el coche.

Aiden dispara unas cuantas veces haciendo que el tipo se cubra y de acuerdo al plan corremos hasta la cocina. Nada más entrando vemos a un chico más o menos unos años más joven que yo entrar por la puerta. Aiden no duda en alzar el arma y poner una bala en su pecho.

Una exclamación de sorpresa abandona mis labios.

–¿Que mierdas te sucede? Es solo un niño.

–Hay que seguir avanzando.

Cruzamos una puerta que nos lleva a otro extremo de la cocina y al fondo de esta había otra puerta. Llegamos hasta ella y cuando Aiden la abre con un poco de esfuerzo la claridad del día azota mi rostro. Segundos después, siento mis manos libres.
El cordón que las sujetaba ahora estaba en el suelo y Aiden guardaba en su bolsillo de la chaqueta una navaja.

–Vamos, vete.

Me quedo plantada en el mismo sitio sin entender.

–¿Que?

–No tengo tiempo, necesito que corras lo más lejos que puedas.

Mi cabeza era un lío ahora mismo intentando analizar lo que estaba pasando.

–No entiendo. ¿Porqué me liberas?–estaba empezando a hablar con impaciencia ya que no contestaba a ninguna de mis preguntas.

–No estás a salvo aquí. ¡Vete!

Me niego.

–¿Que sucede Aiden? ¿Porqué no vienes tú también?

–¡Thalia!–gruñe mi nombre haciendo que me calle, hay un silencio que él decide romper–Escúchame, no voy a llevarte al muelle. Necesito que corras y llegues a un lugar seguro, no más tu casa. Tienes que salirte de ahí.

No pude ni sabía que contestar, el me toma de los hombros y me hace girar para empujarme fuera del edificio, luego cierra la puerta quedándose dentro. ¿Que madres acaba de pasar? ¿Porqué es gentil conmigo? Bueno, al menos no tan idiota. Los disparos me sacan de mis pensamientos y me hacen recordar que no tengo absolutamente nada para defenderme. Frente a mi esta el bosque y decido adentrarme en él, al menos tengo más posibilidades.

Corro lo más rápido que puedo sin mirar atrás hasta estar rodeada de árboles y vegetación. El sonido de las ramas que yo misma quiebro al caminar me tienen volteando a ver el camino cada dos por tres. A duras penas atravieso un arbusto y frente a mi hay un camino de tierra, las marcas de gomas en ella daba a entender que posiblemente Edward haya escapado por aquí.

–El coche de Aiden...–murmuro mirando hacia delante.

¿Que manera de salir de aquí lo más rápido posible que robar el coche de Aiden? Una parte de mi quería hacerlo para probar algo, tomar un poco de venganza. Después puedo tirarlo al mar o por un puente. Me detengo al lado del coche pensando en mis intenciones, creo que estoy perdiendo poco a poco la cabeza, por momentos estoy tan segura de querer hacerlo sufrir, de hacerlo pagar que olvido la persona en la que me he convertido.

Saco de mi cabello un sujetador de metal y forcejeo la cerradura para poder entrar. Abro la puerta y una ráfaga de su olor me inunda las fosas nasales, me subo en el asiento del piloto y vuelvo a cerrar con llave, esta ves conmigo dentro. Me escurro entre los dos asientos hacia los traseros y prácticamente deje mi zapato marcado en el cuero. Me va a matar si encuentra eso ahí. Con mi mano lo sacudo un poco hasta que queda como si nada hubiera pasado.

Cuando vuelvo al siento trasero, veo en el porta vasos de al frente un vaso de café vacío. El vaso tenía la marca de una cafetería local del pueblo y tenía su nombre escrito en marcador. Miro hacia atrás en el momento preciso porque Aiden se viene acercando manchado más aún de sangre. Me escondo detrás de su asiento y él con la llave, quita el seguro y se adentra en su coche. Lo enciende, y entonces yo decido aparecer dándome a ver entre los dos asientos.

–Un placer volver a verte, Aiden.

•••

Tú (Pausada)Onde histórias criam vida. Descubra agora