Las sospechas crecen

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Estaba que hervía del enojo, desde que aquella niña llegó su relación con el rubio era un poco distante, su omega le prestaba más atención a la mocosa esa que a él. Solo le gustaba el lado materno que Katsuki lograba mostrar, de lo demás lo odiaba, las caricias, sonrisas y mimos eran todos para la aberración con pelo plateado.

Muchas veces le dijo a su novio que la niña no podía visitarlos, su jefe lo mataría. Katsuki juraba (de mala gana) que la pequeña jamás soltaría palabra alguna, a Izuku no le gustaba la idea de que Eri se quedara en su casa todos los jodidos días, pero aun con todas sus quejas y reclamos el rubio convenció al oji esmeralda de hablar con su superior para pedir permiso de visitas por parte de la peli plateada, a lo que lleva nuestra situación actual. El pecoso con su jefe y el hijo de su jefe en la sala con un aire incomodo.

- ¿Cómo por qué debería darte una afirmación? – Posó su mano debajo de su barbilla en una muestra de interés y superioridad.

- Verá, a Zero le hace ilusión tener a esa niña con nosotros, llevaba dos meses sin verla, además – Hizo una breve pausa para tomar agua – Él ha sido un buen omega, no ha intentado escapar o golpearme ni una sola vez, limpia la casa y cocina incluso, creo que ustedes deberían recompensar eso –

Era verdad, el rubio se quedaba en casa todo el día, a pesar de estar completamente solo y que Izuku dejaba la puerta y ventanas sin llave, él no había intentado escapar, el verdoso lo trataba de mejor forma que su propia madre.

- Bueno, aun que yo pudiera dar una respuesta mi voz no cuenta –
- ¿Qué quiere…? –

- El chico es propiedad de mi hijo, él es su futuro alfa de todas formas – Señaló al menor de los tres – En esta sala, mi voz no tiene autoridad, al menos no ahora ¿Qué dices hijo? ¿Le darás la oportunidad a esa chiquilla de visitar a su antiguo niñero? –

El chico iba a negarse, pero lo pensó mejor, si dejaba que aquella niña le visitase ganaría un poco de confianza con el rubio, por ahora no podía reclamar a ese omega por la escuela pero cuando la acabase, él y su Katsuki podrían ir a donde sea sin ser molestados. Solo imaginarse una imagen de ambos en la playa sonriendo y pasándola bien lo hizo decidirse. Un sí era ganarse el amor de aquel omega.

- Dile que sí, pero solo dos veces a la semana y que sean separados, no quiero que inundes mi salón de clase con olor a cachorro –

- ¿Miércoles y sábado estarían bien? -

- Si como sea, padre ¿podemos volver ya? La señorita Camie quiere mi ensayo para mañana –

El hombre solo asintió, ambos salieron de esa casa no sin antes de decir su típica amenaza de muerte.

Finalmente estaban solos, le dio a la espalda a la puerta y sonrió victorioso, fue directo a la habitación del rubio pero no vio a nadie, caminó a su cuarto y ahí en su cama estaba el omega, rodó los ojos divertido, le dio un beso en la frente, se sentó en el suelo a admirarlo. No le importaba si se moría, ese omega ya era completamente suyo, solo faltaba su marca para demostrarlo. Cuando ambos estuvieran listos, gustosamente le mordería, por ahora solo debían enfocarse en su noviazgo.

Había regresado a la sala, de inmediato recordó la cara del “alfa de Zero”, soltó unas enormes carcajadas, el aire comenzaba a faltarle pero no podía parar, solo ver la imagen del chico ilusionado por un poco de atención del rubio lo mataba de risa.

- Si supieras que yo tengo toda la atención – murmuró. Aun con las risas escapándose de su garganta se acostó en el suelo retorciéndose divertido – Y de lo que hemos hecho – Respiraba y volvía a reír.

Katsuki tenía su almohada entre las manos y se la lanzó al peli verde, inmediatamente él se sorprendió por el repentino ataque pero cambiando su semblante cuando divisó al omega.

Estocolmo {Dekukatsu} -Finalizada Y Editando-Where stories live. Discover now