{Capítulo 23}

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Lucila

La luz de la mañana se filtra a través de la ventana, y como consecuencia de ello decido levantarme para tomar una ducha. Una vez que me encuentro lista recojo mi cabello en una coleta y busco mis gafas en mi mesa de noche para colocármelas.

—Vamos, Sam —digo sacudiendo suavemente su brazo—. Es hora de ir a desayunar.

—No quiero ir —responde cubriéndose con las frazadas.

—Ya te has ausentado por lo mismo la otra vez, no tienes excusa.

Samira se queja, pero a los pocos minutos se levanta de la cama y comienza a vestirse con ligereza. En el camino al comedor, ambas notamos que las paredes se encuentran empapeladas con fotos y que todos los estudiantes de la academia están observándolas con detenimiento mientras algunos de ellos comentan entre sí o ríen.

—¿Qué estará sucediendo? —pregunta Samira.

—No lo sé, parece que todos están alterados.

A unos pocos metros nuestros, diviso a Paulo y Jay con una de las fotos en mano, y la sorpresa invade sus rostros al vernos aproximar.

—Hola, chicos —saludo—. ¿Saben qué sucede?

Ambos lanzan una mirada cómplice entre sí, como si con eso dijeran todo.

—Creo que deberían verlo ustedes mismas —responde Jay nervioso.

Con mucha confusión nos acercamos hacia la pared para ver de lo que todos comentan, y allí es donde visualizamos fotos sexuales y conversaciones íntimas de Wendell y Samira adheridas por toda la academia.

—¡Esto no puede estar pasando! —exclama mi amiga abriendo de par en par sus ojos—. ¿Cómo es posible?

—Entonces esto era de lo que hablaba Megan... —concluyo recordando la conversación que había escuchado la otra noche.

Samira comienza a llorar ante la impotencia de que finalmente Megan ha tomado venganza de ambos y ha arruinado sus vidas. Ante esta escena, todos los alumnos voltean en nuestra dirección para comentar sobre mi amiga, y sin resistirlo más sale corriendo de aquí con destino desconocido e intento correr tras ella, pero los brazos de Paulo y Jay me detienen.

—¿Qué hacen? Debo ir con Sam, tengo que acompañarla —explico desesperadamente.

—Creo que deberías dejar que arregle sus asuntos con él —dice Jay señalando a Wendell que va en su búsqueda—. No podemos entrometernos.

[...]

Durante la semana, Samira no ha asistido a clase para evitar las burlas y tampoco me ha dirigido la palabra como consecuencia de todo lo que se reveló. Lo único bueno de todo esto es que la directora ordenó la expulsión de Megan porque descubrió que fue ella quien tomó el celular de Wendell y robó las fotos para hacer libre divulgación del material privado.

Luego de las rutinas de esta tarde, tomo mi botella de agua para darle un sorbo y mi bolso dispuesta a dirigirme al cuarto de Paulo para mi tutoría, hasta que lo veo venir hacia mí vestido con ropa normal debido a que continúa suspendido del equipo de baloncesto.

—Paulo, no te esperaba aquí.

—Hola, colorada —saludo dándome un beso en los labios—. Quise venir a buscarte. ¿Sabes cómo está Sam con todo esto?

—No lo sé. Siempre que intento hablarle no me responde, ni siquiera me dirige la mirada —explico—. ¿Y Wendell?

—He hablado con él, pero tampoco dice mucho —se encoge de hombros.

—Esto es muy raro. Iré a ver a Samira y luego voy a tu cuarto a estudiar.

Paulo asiente y camino a paso rápido a mi habitación para hablar con mi amiga, si es que me lo permite. Al llegar, abro la puerta encontrándome con ella empacando sus pertenencias y miles de lágrimas en los ojos que caen sobre su ropa.

—¿Sam, qué estás haciendo? —interrogo.

—Me voy de la academia, Lu —dice entre llantos—. No resisto más.

Quedo atónita ante su confesión sin poder creer lo que me está diciendo. La tristeza invade mi cuerpo provocando que mis palabras queden atascadas en la garganta.

—Dime que es una broma.

—Para nada, amiga —responde—. Esto se salió de control, me voy esta misma noche.

—Pero, ¿y el viaje de fin de curso y el baile de graduación?

—No lo haré, me mudo con mis padres a Nueva York donde nadie me conoce. Hace una semana me compraron el pasaje.

Rápidamente, las lágrimas se apoderan de mis ojos haciendo que un abundante llanto se derrame mejillas abajo. Con todas mis fuerzas la abrazo y comienzo a llorar cada vez más, ya que el hecho de que mi amiga deje el instituto hace que una gran angustia me penetre. Además, ella fue la primera que me integró cuando llegué a Estados Unidos y no quiero que me deje ahora, no en este momento.

—Te extrañaré mucho, Sam.

—Yo mucho más, Lu —responde entre sollozos.

Le aviso a Paulo que no podré ir a la tutoría y nos quedamos conversando con Samira sobre todos los recuerdos desde que arribé aquí hasta lo que va de este año. Cuando se hizo la hora, la ayudo a mi amiga a cargar sus maletas hacia la entrada de la academia ya que un auto la vendrá a buscar.

Al cabo de unos minutos también vienen Paulo, Wendell y Jay a despedirla debido a que les he mandado un mensaje para que no falten. Nos abrazamos entre todos y cuando llega el chofer los chicos la ayudan a acomodar las cosas en la parte trasera, mientras Samira abre la puerta para subir al coche.

—Los extrañaré muchísimo, chicos. Ya nos reencontraremos —se despide—. Al aeropuerto, por favor —le indica al chofer al tiempo que agita la mano saludándonos.

El llanto emana nuevamente de mí y Paulo me abraza para consolarme. Esto no puede estar pasando, no puede ser que nuevamente pierda a alguien que quiero con mi alma. Ya lo pasé con mi familia cuando dejé Argentina y ahora está sucediendo de nuevo.

—Tranquila, colorada —susurra en mi oído.

—Me siento así porque no pude evitar esto, Paulo —exclamo desconsolada—. Así como dejé a todos mis seres queridos para venir aquí, ahora estoy dejando que Samira se vaya de mi vida como si nada. Cada vez estoy un poco más sola.

—No te preocupes —responde besando mi sien—. Yo nunca me iré de tu lado.

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Capituloide sorpresa!!!! Ahora sí, hasta el domingo 23 de junio no voy a actualizar por lo que ya comenté antes, por eso me empeñé en hacerlo un toquecito más largo.


Voten y comente que me inspira mucho a seguirla jeh ♥

Extranjeros | Paulo LondraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora