{Capítulo 36}

593 68 5
                                    

Luego de tan romántico fin de semana, finalmente llega el último lunes del año escolar y con ello física en la primera hora. Después de darme un refrescante baño me dirijo al salón de clase sin desayunar, encontrándome a mi bella novia ubicada en el pupitre del frente conversando con Nicole, Genna y Jay.

—Buen día, colorada —susurro en su oído al pasar por su lado.

—Buenos días, Paulo —responde Lucila mientras acomoda sus gafas sobre el puente de la nariz.

Deposito un beso en su mejilla provocando que se sonroje y camino hacia mi lugar en el fondo del aula donde ya me está esperando Wendell.

—Mírenlo al enamorado —dice mi amigo pestañeando cual niña pequeña.

—No te lo voy a negar.

—Y hubieras visto la cara de Janis cuando te acercaste a Lucila.

Suelto una carcajada ante su comentario y a los minutos ingresa el profesor con su usual maleta de cuero y un gran sobre de papel madera debajo del brazo.

—Muy buen lunes, alumnos —saluda apoyando sus cosas sobre el escritorio—. Espero que hayan tenido un lindo viaje y baile de graduación. Además, tengo una buena noticia para la mayoría de ustedes, y es que han aprobado mi curso. Para los que no, nos veremos en las mesas examinadoras de verano.

El señor Henderson toma unas planillas blancas del sobre y comienza a repartirlas junto con el último examen que hemos tenido. Observo que al llegar a Lucila la felicita por haber mejorado el rendimiento en la asignatura, por lo que ella gira hacia mí levantando su pulgar en agradecimiento.

—Excelente, Londra —exclama el profesor entregándome mis notas—. Ha tenido el promedio más alto de la clase con las mejores calificaciones, por lo que espero que pueda considerar aplicar para las becas universitarias.

—Muchas gracias, profesor —respondo sonriendo—. Y ya lo he hecho, así que luego le haré saber mi situación.

[...]

Hoy también es la última práctica de baloncesto que tenemos, al igual que el equipo de animadoras con sus rutinas. El profesor también nos ha felicitado por el desempeño grupal que hemos tenido a lo largo del año dejándonos jugar un partido amistoso entre nosotros. Como hemos hecho otras veces, nos ubicamos en la cancha exterior dándole comienzo, y afortunadamente nuestro equipo tiene el control de la pelota haciendo que tengamos una ventaja sobre el otro. Entre Jay, Wendell y yo hacemos los pases más cruciales corriendo velozmente de aquí para allá y encestando numerosas veces.

Luego de unos cuarenta y cinco minutos, nos tomamos un pequeño descanso antes de proseguir, y mientras bebemos agua oímos unos aplausos provenientes de las gradas. Con los chicos nos giramos para ver que las animadoras han estado hace quién sabe cuánto como espectadoras, que para festejar nuestro gran juego, se ponen de pie para hacer su rutina final y agitar sus pompones al aire.

—¡Estuviste fantástico! —manifiesta Lucila acercándose a mí.

—Gracias, amor —contesto abrazándola por los hombro al tiempo que le doy un corto beso en los labios.

—Eres excelente en física, en baloncesto, ¿hay algo más de lo que no sepa?

—Te has olvidado que soy el más lindo de la academia y que anatomía también se me da muy bien, especialmente contigo —le guiño un ojo.

Lucila rueda los ojos haciendo que una gran risa se me escape, mientras acomodo mi cabello a un costado meciendo mi cabeza.

—No olvidemos tu modestia —dice sarcásticamente—. Aunque lo que acabas de decir es cierto —confiesa mientras enreda las puntas de su pelo en los dedos.

Vuelvo a besarla mordiendo suavemente su labio inferior, hasta que escuchamos un grito de Wendell a los lejos que hizo que nos separáramos.

—¡Consíganse una habitación!

—¿Antes eras mi cupido y ahora no quieres que la bese? —le respondo mientras Lucila ríe.

—¡Lo era, pero ya deja de masticarle el rostro en público y vuelve que tenemos que seguir con el partido!

Ambos volvemos a reír, y me despido de Lucila prometiéndole una salida luego de las prácticas.

Dicho y hecho, una vez terminadas nuestras clases nos dirigimos hacia la cafetería que hemos ido la ocasión anterior para merendar juntos. El silencio se hizo presente durante todo el trayecto pero sin ser del tipo incómodo, y eso es lo que me gusta de estar acompañado de ella, el poder estar callados sin hacerme sentir molesto.

Al llegar, nos sentamos en un lugar cerca de la ventana y rápidamente la mesera se aproxima a anotar el pedido, que nos trae al poco tiempo.

—Me he olvidado de contarte —dice Lucila revolviendo su batido—. El señor Henderson me ha puesto una B+ en física.

—¡Eso es genial, Lu!

—Sinceramente no sé cómo agradecerte por eso —confiesa acariciando mi mano—. No lo hubiera podido lograr sin tu ayuda.

—No debes darme las gracias porque por más que tuviste mi asistencia en la materia, pusiste tu esfuerzo y lo has hecho por tu cuenta —respondo sonriendo—. Y tampoco te culpo por haber tenido el mejor tutor de física.

—¿Siempre eres tan arrogante? —pregunta soltando una carcajada.

—Todo el tiempo, es mi principal característica —digo lanzándole un beso en el aire—. Pero fuera de broma, has logrado esa calificación por tu propio sacrificio, y eso es lo que más vale.

Los ojos de Lucila destellan por mis palabras, y se apoya sobre la mesa para plantarme un inesperado beso en los labios.

—Te adoro, Paulo. Eres lo mejor que tengo.

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Ayyy, disculpen que tardé en actualizar, pero ya empecé con las cursadas y ando re ocupada.

Que lo disfruten!!!

Extranjeros | Paulo LondraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora