CAPÍTULO 25 (RECUERDOS)

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Pasaban los días en Arendelle y las cosas entre Elsa y Hans iban mejor cada día, compartían tiempo juntos, ella sentía cosas que jamás había imaginado sentir por alguien y mucho menos por Hans. Estaba radiante, el cariño que se tenían ambos los llenaba por completo. Ella estuvo rota desde niña, desde que había escuchado a sus padres desistir de diferentes pretendientes que esperaban tomar su mano en matrimonio algún día, era la heredera perfecta para echar raíces en un reino, ella era todo lo que muchos jóvenes príncipes pedían en una mujer. La dura decisión que ellos tomaron sin siquiera preguntarle había hecho que ella se sintiera no apta para dar amor y recibirlo más que el de su propia familia, ella sentía cosas nuevas, cosas que la hacían sentir feliz, su triste idea de estar sola se iba borrando de a pocos, Hans la hacia completamente feliz, cuidaba de ella, la hacia sonreír como nadie, le brindaba la atención que nadie le había prestado, todo eso empezaba a llenarla de seguridad, se sentía más bella de lo que era, sentía por fin lo que su hermana sentía junto a Kristoff, entendía por completo la emoción de Anna al hablar de él.
Hans sentía por fin que alguien se interesaba en él, estuvo prácticamente solo desde niño. Nadie más que su madre  le daba ese amor incondicional que un niño necesitaba para crecer y ser medianamente bueno, el odio de su padre y sus hermanos mayores lo había roto desde niño, no se sentía más capaz que ellos. Ella llenaba tantos años de maltrato, de humillación y de pésimos tratos, desde joven tuvo claro que nunca iba a ser rey en las islas del sur, sus hermanos mayores al menos los diez primeros eran reyes por que habían accedido al trono en otras naciones, pero él no, había crecido con la idea de ser en su reino uno más del montón, su padre había roto todo su espíritu, creció lleno de rabia y de dolor. Quedaba su única opción quien era una princesa de un reino no muy lejos de las islas del sur, su hermano Arthur le había dado esa información para que no tuviera que aguantar más humillaciones en ese lugar, le había hablado de la princesa misteriosa de Arendelle, se sabía de ella muy poco, pues este reino había roto relaciones con los demás reinos sin un motivo claro, Arthur entendía que en ese lugar habían dos princesas pero la mayor era el premio gordo, bastante bella suponía, muy poca gente la había visto y la siguiente en la línea real de Arendelle para gobernar, Hans viajó a su coronación con la esperanza de cortejarla sin embargo no pensó que todo ocurriera como ocurrió, se fijo en la mas inocente ya que la mayor era reservada, fría y distante. Agradecía al cielo haber llegado ahí y que a pesar de su terrible error Elsa le diera asilo, no era malvada como se pensaba, era dulce como el chocolate, noble y bondadosa ahora sin querer, sin imaginarlo o planearlo era receptor de tan bellas cualidades de ella.

Descansaban juntos en las tardes junto al fiordo recargados en el árbol más grande, este se había convertido en su lugar favorito, ahí podían hablar, reír, jugar y darse el cariño que en el palacio no podían, Elsa adoraba descansar después de un largo día de trabajo, en el pecho del pelirrojo, y él amaba estar a solas con ella para poder mimarla y hacerla sentir mejor, las cosas con Anna no habían mejorado y aun que ella trataba de no pensar en eso se le veía afligida, algunas veces lloraba sin embargo él había aprendido a conocerla tan bien que ella no lo podía ocultar y de inmediato él se daba cuenta con solo verla.
-¿A dónde quieres ir mañana? –Preguntó él-
-No sé… Quiero… Uhmmm… Jaja no sé. –Dijo ella recostada en el pecho del joven, mirando al fiordo-
-Y… ¿Si te llevo a la montaña a ver a tu hermana? Sé que no será mucho por que no puedes hablar con ella, pero… Al menos para que veas que esta bien, y que su embarazo va bien.
-No lo sé… Creo que es un poco inútil verla y no poder hablar con ella.
-Uhm tal vez, pero estarás mucho más tranquila.
-No… Quiero pensar que todo esta como la ultima vez que la vi.
-Bien… Y ¿Qué haremos mañana?
-No sé… Tengo que revisar mi agenda y ver si tengo espacio para hacer planes.
-Ósea que ¿pasare la tarde yo solo?
-Aún no lo sé… ¿Que quieres hacer tú?
-Cualquier cosa desde que sea contigo.
Elsa sonrío ante el comentario, se incorporó en medio de las piernas de Hans para mirarlo…
-Oye… Y… No sé, es una idea.
-¿Qué?
-Y ¿si nos vamos muy lejos tú y yo?
-¿Solos?
-Bueno, Snow podría acompañarnos.
-Jajaja bueno… Esta bien, pero ¿A dónde?
-Hace mucho no visito mi palacio de Hielo, queda en la montaña y sé que dije que no quería ir allá pero…
-Uhmm podríamos encontrarnos con tu hermana…
-Uhm… Si. –Dijo la rubia bajando la mirada-
Hans se quedó observándola, mientras ponía un mechón de su cabello detrás de su oreja. 
-No estés triste… -Tocó la punta de su nariz-
-Jmjmjm no… No voy a estar triste si me besas y estas siempre conmigo.
-¿Quieres que te bese ahora mismo?
-Si tú quieres.
-Elsa, yo vivo queriéndote besar todo el tiempo. –Se acercó más a ella para besarla-
Ese beso era demandante pero tierno, adoraban estar juntos y poder hacer eso sin que nadie los molestara, la rubia gateó un poco hacia él solo para acercarse más y poder rodearlo con sus brazos, Hans la tomo de la cintura y la acerco un poco más, sintió sus suaves pechos pegarse a él, sentía ganas de acariciarla más pero no… No pasaría aún, no si ella no quería. Sintió ganas de tomarla ahí y ahora pero no, sin notarlo Hans sintió la mano helada de ella bajar por su pecho a su abdomen, esa caricia lo estaba volviendo loco, sin embargo no iba a arruinarlo todo, -Detente Hans- Escucho en su cabeza, hizo caso omiso e hizo un movimiento similar al de ella, subió por su cintura para acariciar su espalda, poco a poco movió un poco más su mano para acariciar sutilmente alrededor de los senos de la rubia, ella no se inmutó solo se quedo ahí, sintió la caricia pero no le importo. Sintió unas ganas terribles de darle la vuelta, acostarla en el césped y tomarla, mil pensamientos pasaron por su cabeza. –Hazlo Hans, HAZLO-Recordó -Detente Hans- Elsa estaba asustada, empezó a tener las mismas sensaciones que tuvo en el establo, bajó su mano un poco más con intensión de desabrochar el pantalón de Hans, cuando sintió que todo le dio vueltas, se vio en el césped recostada y Hans sobre ella besándola con la respiración acelerada, no había salida, era el momento… Hans besó su suave cuello, ella trataba de recuperar el aliento, sentía miedo, -¿Dolerá?- se preguntó. –Claro que dolerá- Le dijo una voz reprochando en su cabeza. Sintió la mano del pelirrojo subir por su pecho, no hubo apretón, no hubo caricia incomoda, solo subió su mano para acariciar el rostro de ella, con gran pesar se separó de los labios de la rubia para mirarla a los ojos, su mirada irradiaba miedo, -Esta asustada- Pensó, la beso de nuevo… Esta vez más lento, mas dulce, más tierno, se separó de nuevo ella estaba solo ahí confundida, no entendía que estaba pasando algo le gritaba –Vamos, hazlo. Te va a gustar- Sin embargo otra voz le decía tranquilamente – No, no lo hagas, no esta bien- Hans se separó de ella, se incorporó y se sentó junto a ella… No sabía que decirle, ella seguía ahí tirada boca arriba sin moverse, con la mirada fija en el cielo tratando de entender.
-Lo… Lo lamento mucho. –Pudo decir él por fin-
-…
Sin poder casi articular palabra, con un hilo de voz ella pudo responder.
-No… Nn No pasa nada. –Sintió unas enormes ganas de llorar. –El se alejó- Pensó con lágrimas en los ojos.
Como pudo recuperar su cuerpo se sentó despacio, evitó mirar al pelirrojo para no sentirse mal, sin ser muy evidente limpió las lágrimas que empezaban a caer por sus mejillas, -El se alejó de mi- No paraba de reprocharse, en un ataque de rabia y dolor se puso de pie, simplemente empezó a alejarse de él, no quería que la viera llorar, no por eso… -No… No debe pasar, no ahora… No así- pensó mientras se abrazaba a si misma y caminaba sola de vuelta al palacio, se sentía fatal, él se había alejado. –Tiene miedo de mi, es obvio puedo congelarlo hasta matarlo, es… Es natural sentir miedo ante un monstruo- Suspiró, estaba tan metida en sus pensamientos que sin notarlo llegó al palacio, entró rápidamente sin hacer contacto visual con nadie, quería estar sola, se sentía mal por tener esos sentimientos, esos deseos y esas sensaciones, se sentía culpable, entró en su habitación cerrando la puerta tras ella y poniendo seguro, se giro recargando su espalda contra la puerta y sin más se dejó caer en el suelo mientras rompía en llanto.
Hans se encontraba aún en el bosque sentado frente al fiordo, ella se había ido dejándolo completamente solo. No quería lastimarla, no quería simplemente tomarla ahí como si ella no fuera especial, sintió su cuerpo tan cerca y quiso hacerla suya pero ese recuerdo… Sus recuerdos de encuentros anteriores con diferentes chicas lo frenaron, estaba tan solo él… Como en su primera vez recordó, tenía tan solo quince años y su padre había hecho trato con un campesino de su reino para que tu hija menor y virgen aún estuviera con el menor de sus hijos. –Hoy serás un hombre Hans, tendrás a tu primera espero de muchas mujeres para ti solo… Puedes hacer con ella lo que quieras- Ese recuerdo lo atormentó con Elsa, con el resto de mujeres no, mujeres ya experimentadas una que otra cortesana que se rendía ante el por ser un príncipe y no dudaba en abrir las piernas para él sabían que la recompensa sería jugosa si pasaba una noche con el menor de los príncipes, sabían que seria la envidia de las demás mujeres del reino… Hans sentía el corazón adolorido –Pensara que no quiero tocarla, ni estar cerca de ella- se reprochó, sentía que en parte le había fallado ella necesitaba confianza y poder confiar en él, pero ya era tarde, se había ido al parecer llorando por lo que pudo percibir, -¿Estará molesta? -Debe sentir miedo, por lógica es imposible que no sea virgen, sería su primera vez y no quiero arruinarlo para ella- Tomó aire para de inmediato ir en busca de ella, no podía dejar las cosas así ella merecía una explicación. -¿Qué le vas a explicar?, ¿Qué tu haber es extenso y desagradable? ¿Qué disfrutas hacerlo no con una sino con varias? ¿Qué te gusta hacer con ellas lo que a ti se te antoja? ¿Qué muy seguramente su primer vez va a ser dolorosa y horrible como la de esa niña?-, - esa niña… No a ella no le va a pasar lo mismo- Sintió ganas de llorar por ella, ella que era tan dulce y buena con él a pesar de el haber sido malo y despiadado con ella y su hermana, la diferencia entre Elsa y las demás es que ella si lo quería o al menos eso demostraba ella… La reina del hielo, la princesa oculta que casi nadie conocía era buena con él, con él que ahora no era nadie… Las otras mujeres lo querían por su dinero y por su titulo pero ella… Ella lo quería por ser solo él, había abierto su corazón a él y no le importaba que fuera uno más, no le importaba que fuera un don nadie sin reino, sin dinero y sin posición, corrió en busca de ella, no podía dejarla sola y menos así, sintiéndose mal consigo misma.
Estaba sola… Sin poder contarle a alguien como se sentía, extrañaba más que nunca a su hermana, muy seguramente ella sabría que hacer, sabría que decirle para que no se sintiera tan mal consigo misma, la abrazaría y la haría sentir mucho mejor, entre sollozos recordó esa conversación entre sus padres, esa que definitivamente a los quince años le había matado las pocas esperanzas que tenía, sus padres casi se gritaban el uno al otro y había sido imposible no escucharlos.
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-¿Quién se va a querer acercar a ella Idunna? Nadie, no ah logrado controlar sus poderes, han pasado años y ella aún no lo logra, ya no creo que lo logre.
-¡Adgarr suficiente! Es tu hija de quien hablas, ella en serio esta tratando.
-No parece, en verdad no parece… Debemos preparar a Anna y tal vez… Que ella se encargue.
-¿Qué? ¡Es injusto! Elsa ah pasado toda su vida preparándose para gobernar.
-Pero no va a poder, no sin un rey junto a ella…
-Estas siendo un… Terrible padre.
-No, estoy previniendo lo que puede pasar, Idunna… Ella es incapaz de poder hacerlo sin alguien a su lado.
-¿Y si lo logra? – Preguntó desafiante-
-Si lo logra… Será un milagro. Pero no podemos arriesgarnos, diez príncipes Idunna diez, y a todos los tuvimos que rechazar, ella no lo sabe.
-Y no lo va a saber, eso la destrozaría por completo.
-Sugiero que…
-No Adgarr no le voy a quitar la posibilidad de demostrar que ella puede sola… Tal vez, tu no lo entiendas pero esto sería reafirmar su confianza, Anna a tenido una vida medianamente normal, Elsa no, a ella la alejamos de todo y de todos, la encerramos como si mi niña fuera… Un horrible monstruo y su confianza se esta desplomando. Lo lamento mucho, pero mi hija merece demostrar que es capas y no te voy a permitir que le quites eso, al menos déjale eso, no seas injusto con ella.
-Idunna… Entiende, esto va más allá.
-¿De que? ¿De conveniencias comerciales? ¿De aliados? ¿De sociedades mercantiles? Te apuesto lo que quieras que mi Elsa es más que eso, y que manejar todo para ella va a ser tan fácil que no nos va a necesitar a nosotros ni a nadie.
-No es eso… Nadie la va a querer, van a tenerle miedo… No tendrá herederos ni nada…
-…
-Sabes que es así.
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Recordar eso la hería igual que ese día, lastimaba en lo más profundo de su corazón. Desde ese día se había prometido a si misma no permitir que nadie la hiriera, ni que nadie se le acercara, desde ese día descartó la posibilidad de ser madre, de casarse y se había empeñado en ser más fuerte que nadie de estudiar día y noche para demostrar que ella era más que sus poderes, estaba hecha un ovillo contra la puerta, escucho que alguien llamaba…
-¿Me permites pasar?
-…
-Elsa, por favor.
-… - Secó sus lágrimas y cerró los ojos fingiendo que no había escuchado a Hans pedirle entrar.
-No quiero que te sientas mal, yo… No, no sé que decirte, no hay excusa valida para lo que ocurrió.
-…  Vete, quiero estar sola. –Suspiró cansada de tanto llorar-
-No, no me iré tu no debes estar sola, y así no abras la puerta yo me voy a quedar aquí.
-…
Elsa escuchó un leve golpe en la puerta, como si alguien se recargara contra ella, escuchó a Hans deslizarse hasta muy seguramente quedar sentado en el suelo.
-Yo… Quiero, y me muero de ganas por…
Elsa abrió la puerta de inmediato, no podía dejarlo terminar de decir lo que ella suponía que iba a decir, nadie debía saber lo que había pasado, al dejar de sentir la puerta a sus espaldas Hans se giró levemente para quedar en frente, no había nadie detrás de la puerta, con cautela se puso de pie e ingresó buscando a la rubia quien estaba sentada en el piso, se veía seria…
-Sería lindo que no ventilaras… Lo que ocurrió, alguien podría oírte. –Dijo ella-
Hans cerró la puerta tras el, debía hablar muy seriamente con ella, se sentó en el suelo con ella recargándose de nuevo en la puerta, Elsa estaba sentada mirando hacia el librero de su habitación, sentía que no lo podía mirar, la culpa y la vergüenza la llenaban.
-¿No quieres mirarme?
-… - Solo negó con la cabeza.
-Bien, lo bueno es que puedes escucharme…
-Hans… ¿Me tienes miedo?
Esa pregunta literalmente le había dolido a él en el corazón.
-¿Miedo?  Yo… ¿Por qué te tendría miedo?
-No sé, por que tal vez al tacto te puedo congelar… Dejarías de respirar por mi culpa.
-Bueno, me haz dejado sin aliento otras veces y aquí sigo. No me molesta que me dejes sin aire…
-Sabes que no me refiero a eso…
-Elsa… Si yo te tuviera miedo no estaría aquí. Ya me habría alejado de ti hace mucho, pero no…
-Entonces… ¿Por qué? –Sintió vergüenza al querer preguntar por que no la había hecho suya ahí en ese momento.
-Por que mereces más que eso… Mereces alguien mejor.
Elsa lo volteó a mirar de inmediato, veía un par de lágrimas caer de los ojos verdes que a veces la hacían desconcentrarse…
-No digas eso…
-Piénsalo, yo solo…
- Tu solo eres tú, solo eres el único que ah cuidado de mi desde que Anna se fue… No eres menos que eso.
Hans la miro a los ojos, se veía triste y llena de rabia.
-¿En serio querías que te hiciera mía allá?
La rubia solo se quedo en silencio mirándolo a los ojos… Y tragó saliva
-Creo yo, que mereces algo mejor que yo, y mejor que ser tomada en el césped… De estar así contigo, lo haría en un lugar digno de ti, no en un establo, ni en el césped, ni en un lugar cualquiera… Mereces todas las cosas buenas que tiene este mundo, por que eres maravillosa y no cualquier persona.
Nadie le había dicho algo así.
-Yo no merezco que tú sientas más que lastima por mí… -Completó el joven-
-No digas eso.
-En verdad no quisieras perder tu virginidad con migo… No tienes ni idea como suelo ser con las mujeres.
Elsa gateó un poco hacia él y se detuvo justo en frente.
-¿Me quieres asustar?
Hans solo rió ante la pregunta.
-No creo que seas un cerdo que lastima a las mujeres vírgenes… O ¿Si?... No, sé que no por que en tus ojos veo a un buen hombre, no eres lo que crees. No eres como piensas… Eres mil veces mejor que tu padre y que tus hermanos. –Dijo acercándose a los labios de él- Sé que de pasar, cuidarías de mi como hasta ahora… Y serias gentil, dulce y tierno.
Hans no pudo resistir más y la abrazo para llorar en ella. Elsa solo se quedó ahí de rodillas frente a el, con el rostro del pelirrojo en su hombro mientras lo abrazaba.
-No quiero hacerte daño. –Dijo llorando- No lo mereces, eres buena y dulce, me tratas como…
-¿Cómo si te quisiera?
Hans levantó la cabeza para mirarla a la cara… Mientras asintió para responder la pregunta.
-Es por que te quiero… Nada, ni nadie va a cambiar eso. ¿Entiendes?
Él solo se limitó a asentir ante las palabras de ella, nadie nunca en su vida le había dicho algo así, la rubia le dio un dulce y tierno beso en la mejilla, para después seguir con sus labios. Se separó un momento y con delicadeza y ternura limpió las lagrimas de él.
-¿Quieres que pase? –Preguntó el-
-Si…
-¿Ahora?
-No… Cuando estés listo.
-¿Tu estas lista?
-No… NO definitivamente no, eh tenido sensaciones… Extrañas.
-Nunca habías sentido… Ya sabes.
-No, nunca, -dijo acercándose a el y acomodándose en medio de sus piernas mientras le daba la espalda, para recostarse contra él.- Había descartado la idea de… Ya sabes estar con un hombre, cuando tenía quince mis padres habían rechazado a varios príncipes por que creían que yo podría matarlos al simple tacto, padre y madre tomaron esa decisión por mi, yo no creo ser apta para estar casada, o para tener hijos, lastimaría al hombre que me tome como esposa y mis hijos nacerían igual que yo.
-No me haz hecho daño a mi… No creo que se lo hagas a alguien más.
-…
-Es horrible que tus padres decidan por ti ¿verdad?
-… -Solo asintió-
-Se lo que se siente… Y entiendo lo que quieres decir. –Le dio un beso en la mejilla-
-¿Alguna vez han decidido por ti Hans?
-Si… y me arrepiento mucho por eso, me arrepiento de no hacer nada al respecto.
-¿Por qué?-Preguntó ella tranquilamente-
-Con el tiempo te lo diré… -Lo dijo tomando la mano de ella y entrelazando sus dedos- Hay muchas cosas que aún no sabes, pero si me das la oportunidad de que confíes en mi te las voy a contar.
-… -Elsa sonrió
-También quiero que me cuentes tus cosas, quiero que estés en plena libertad de decirme todo… Todo lo que te lastima, o lo que te lastimó. ¿Esta bien?
-Si…
Hans la abrazó apretándola contra él sentía el aroma de su pelo, su cuerpo tan delgado y frágil, su respiración, adoraba tenerla entre sus brazos mientras ella solo miraba a la nada…
-Quiero que sea especial tu primera vez… No va a ser por el momento. Debemos esperar…
-Mi mamá me decía que debía esperar a estar casada… ¿Piensas hacerme tu esposa? –Preguntó en tono burlón-
-¿Quieres que te haga mi esposa? –Preguntó él incrédulo-
-No lo sé…
-Bueno, tenemos mucho tiempo para pensarlo ¿Si?
Elsa asintió y se quedo ahí… Tenía que aprender a controlar sus impulsos y sus emociones, había luchado por años para controlar sus poderes y hasta no hace más de dos años lo había logrado por completo, ahora debía aprender a controlar lo que ella misma se había negado a sentir desde joven, nunca había pasado por algo así, esa etapa de curiosidad y de sensaciones extrañas la había desechado en su adolescencia le habían dicho que estaba mal sentir eso, le habían negado todas las posibilidades de ser normal, pero ahora era una mujer adulta y debía aprender a lidiar con eso, Hans se había convertido en el detonante que le haría sentir todo lo que le habían prohibido, gracias al cielo el entendía y no la presionaba a nada… Sentía que ella misma se estaba ejerciendo presión pero trabajaría en eso, para no asesinarlo y para que el no se sintiera mal… Sin notarlo se empezó a dormir recostada sobre el, sentados en el suelo, recargados contra la puerta, Hans sentía somnolencia… El silencio de esa habitación en la que no debía estar era reconfortante, la respiración tranquila y suave de ella era relajante, notó que ella ya estaba dormida en sus brazos con cuidado la acomodo para poner su brazo debajo de las piernas de ella y se puso de pie mientras la cargaba, la recargó contra su pecho y la llevo a su cama, al colocarla con cuidado ella se despertó, miró alrededor y al ver a Hans sonrió. El le dio un beso en la frente despidiéndose de ella.
-No… no te vallas, quédate conmigo.
-No creo que sea buena idea…
Lo tomo de la mano, no quería estar sola.
-Por favor. Hasta que me vuelva a dormir.
-Esta bien…- Se arrodilló junto a la cama-
-No, en el suelo no… Hazte junto a mí…
Hans lo dudo por un momento, pero la mirada de ella lo hizo ceder, se subió a la cama y se recostó junto a ella, sin miedo la rubia lo abrazó para poder dormir finalmente escuchando esos latidos que tanto la tranquilizaban.

Hola chicas aquí está el capítulo, espero que les guste y que se emocionen leyendo como yo al escribirlo... Este Hans que me cuesta tanto trabajo sacarlo,es difícil por que el era malo pero buscar el lado bueno de el ah sido... Complicado.
No olviden votar, comentar amo que comenten, no olviden invitar más gente a que lea esta historia ya que esto me motiva mucho a seguir escribiendo, les agradezco en serio por tomarse el tiempo para leer. No siendo más gracias de nuevo y nos leemos la próxima byeeeee 👋 😘 ❄

Psdta: Eh decidido que aún no va a pasar lo feo aún no...

FROZEN EVER AFTER Where stories live. Discover now