10| Linda, El Tiempo Pasará.

251 60 9
                                    

Madeline

Después de una última charla con Arthur sobre la muerte de Elena Larsson y los planes de investigar más sobre la historia del pueblo finalmente se había ido. Yo me había cambiado para dormir, pero la verdad es que no podía hacerlo, la muerte de aquella chica aún seguía en mi cabeza a pesar de que no fue mi culpa aún había algo en mi interior que me decía que de haber examinado toda la casa la habría encontrado. Mire el techo intentando pensar en todo para poder quedarme dormida pero mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de una llamada entrante en mi celular. Conteste notando que era un número no registrado.

Llamada Entrante

—¿Hola?

—Madeline —del otro lado de la línea estaba Kailen y noté el alivio en su voz cuando pronunció mi nombre—, escuché sobre el accidente en Irlanda y no podía contactarte hasta ahora.

Me hacía sentirme de nuevo en casa tan solo escuchar su voz y también me tranquilizaba, era algo que solo él podía causar en mí.

—¿Cómo te enteraste? Estoy muy alejada de ti y dudo que en... —ni siquiera podía admitir en voz alta que estaba encerrado—. Que en ese lugar haya televisores.

—No necesito de uno, tengo a alguien que me distribuye información sobre Irlanda, no te asustes, es una parte de mi familia —me senté en la cama—, uno de mis compañeros me consiguió un celular, las llamadas que te permiten aquí son muy pocas y ni hablar del tiempo que te permiten. Te apuesto que no podría terminar de decir Parangaricutirimícuaro cando ya se acabó el límite.

Su broma nos hizo reír, aun no entendía como podía decir con tanta facilidad aquella palabra, yo me trababa siempre.

—Parangurimi... Imposible —volvimos a reír ante mi fracasado intento—, ¿Estás bien?

—Si lo estoy, no tienes de que preocuparte. Me vigilan, Madeline y por alguna razón siento que no quieren que vuelva a tener ningún contactó contigo, culpo a mi abogada —sentí una punzada, lo último lo dijo en n tono tan bajo que apenas logre escuchar, concluí que fue dirigido más para él que para mí así que no pregunte porque la culpaba, era buena. Eso habia escuchado—, ¿Estuviste en ese incendio?

Su pregunta sonaba más como una confirmación, como si quien le haya informado estuviera tan cerca de mí que no tuve tiempo para notarlo.

—Si, tuve que ir, lo soñé Kailen y vi como todo enloquecía, se herían y su muerte... —intenté alejar la imagen de Patrick siendo consumido por el fuego—, a ellos ni siquiera les importaban los demás sólo pensaban en ellos mismos y recurrían a la violencia. Y después por la mañana me enteré de la fiesta y sentí que debía ir.

—¿Qué? Madeline pudiste morir, ya no está tu... — Guardo silencio, pero no tuve que terminar de escucharlo para saber a qué se refería.

—¿Crees que no lo sé? Dos años en Brooklyn sin él, tuve que actuar como si no estuviera totalmente destrozada aun, pero cuando volvía a casa todos los recuerdos volvían, ni tú estabas para tranquilizarme porque te encerraron injustamente, pero ¿Sabes? Los salve sin su ayuda —de un momento a otro deje que las lágrimas cayeran por mis mejillas mientras hablaba—. Sentí el calor abrazador de las llamas, como empezaba a consumir la casa, pero a pesar de eso no perdí la cabeza como ellos, fui razonable y busqué salidas, más opciones y con Arthur los sacamos antes de que todo el techo nos cayera encima o peor aún, pasará la explosión de la cocina.

—Perdón no quise herirte solo fue el impulso, me siento tan inútil aquí encerrado mientras tú corres peligro en Irlanda.

Y yo tan idiota por haberte dejado, no debí escucharlos, debí convencer a Sabrina de quedarnos. Fue lo que pensé, pero no tuve agallas de decírselo.

La Banshee | EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now