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Desde que tengo uso de razón fui testigo de lo complicada que puede llegar a ser la vida. Ciertas personas sólo están destinadas a sentir dolor, así de sencillo es.

A los 6 años me separaron de mi madre y hermano mayor, con el cual me llevaba por 12 años de diferencia. el trabajaba duro para alimentarnos y darnos comodidad, el pudo haber causado una imagen paternal y de autoridad pero no fue así, él cumplía perfectamente con su rol de hermano mayor; jugaba y payaseaba conmigo, me consentía de vez en cuando y me contaba historias tontas. él era el único que podía sacarme una sonrisa y arreglar mis días después de que mamá los arruinara.

El siempre estuvo ahí, siempre.

En cambio ella... prefiero no hablar de esa mujer, solo puedo decir que gracias a esa perra viví un infierno.

conocí y supe que era estar en un orfanato. Nunca fue un recuerdo que atesore, pero sí que nunca se borrara, ese lugar fue el inicio de un gran cambio en mi vida.

La señora Jihyo me recibió con una sonrisa que yo desprecie ¿porque ella me sonríe? Ella rápidamente borró esa sonrisa y tomo mi mano como si se tratara de un cristal que peligraba romperse. Ella era dulce y maternal, pero no pude hacer conección con ella, realmente rechazaba cada afecto de cariño que me entregaba.

Según la mujer que me llevó a ese lugar, se trataba de uno en donde habían muchos niños, niños con los que podría jugar todos los días y que llegaría a sentirlos como hermanos con el tiempo.

Esas fueron sus palabras y yo no las creí.

No quería hermanos, yo ya tenía uno y era el mejor hermano del mundo. Nunca llegaría sentir a alguien como uno, o eso pensé teniendo seis años.

La principal idea me gustaba, podría jugar con más niños, pero a medida que los días pasaban frente a los rabillos de mis ojos, las palabras de esa mujer se convirtieron en ilusiones y en vista gorda hacia la realidad.

Porque ahí no se veían niños jugando ni corriendo por todo el patio, al contrario, habían niños con miradas tristes y pérdidas, como si se tratara de perros abandonados.

Eran niños sin almas, así lo plantee cuando note sus ojeras y lágrimas secas que adornaban sus mejillas.

A cada uno de esos niños le arrebataron algo.

Pero yo no me sentía como ellos, claro que no lo hacía.

Ellos soñaban con tener una familia o una madre la cual acariciara sus cabezas hasta quedar dormidos cada noche.

Los entendía, todos querían eso en el mundo y quién lo carecía, caía en la angustia al solo pensar que nunca jamás tendrían consigo nuevamente el corazón responsable de traerlos a la vida.

Triste ¿no?.

Pero mientras aquellos niños extrañaban a sus respectivas madres, yo la odiaba y agradecía tenerla lejos de mi.

Era un alivio.

Tras una semana de estar en ese lugar, la tutora encargada me informo de los hechos. La madre, la cual yo contemplaba. había acabado con todo lo que más amaba en la vida. gracias a ella me llevaron a ese horrible lugar.

Ella fue la responsable de darme vida y también la responsable de arrebatarmela.

—tu madre está en prisión, yoongi— sequé mis lágrimas

—¡Quiero ver a Jongsuk!— repetí entre sollozos

la señora Jihyo se inclinó y acarició mi cabello.

—cariño, ya te expliqué que el ya no volverá…

—el está bien ¡usted me está mintiendo!

A lo único que atiné fue a correr para escapar de ese horrible orfanato. Lo único que pasaba por mi cabeza era encontrar a Jongsuk.

Recuerdo a la tutora correr tras de mí, alcanzando y deteniendo mis pasos con un gran abrazo de consuelo. Coloque mi mentón en su hombro, las lágrimas cesaron pero el odio a mi madre creció descomunalmente en ese momento.

Todos los días me quedaba tendido en mi cama. Imaginando cómo sería mi vida fuera de esa cárcel, odiaba estar en ese lugar. Pero mientras los días pasaban todo iba empeorando aún más.

—¡min yoongi!— la mujer golpeó mi mejilla con una bofetada bruta y seca —te dije que comieras toda tu comida ¡¿Porque la tiraste a la baldosa?!— estaba muy enfadada conmigo pero yo no quería comer y no soportaría hacerlo con esa presión.

Apreté mi puño, no me permitiría llorar frente a esa gorda mujer ni mucho menos en frente de los demás niños que me miraban curiosos junto al tenso silencio que inundaba el lugar.

—la comida no sobra para que hagas este tipo de berrinches, ahora te comerás eso— la mujer me levanto de la silla jalando brutalmente de mi ropa —¡comerás como un perro!

Todos los niños comenzaron a reír a carcajadas, yo la mire a los ojos sin hacer gesto alguno. La mujer se sorprendió de mi desinterés frente a su enfado y gritos.

—¡te dije que comieras!— me empujó haciéndome caer de rodillas frente a la fétida comida

Me levanté enseguida y por impulso golpee su gran panza con una patada, la mujer se quejó y yo salí corriendo del comedor.

Muchas veces traté de escapar, pero nunca se me fue posible, siempre recibía un castigo o una paliza a cambio.

Nunca sentí al orfanato como un hogar, nunca sentí que fueran mi familia, ni mucho menos hermanos.

Qué locura.

No quería absolutamente a nadie en ese lugar. para mí solo eran fantasmas, porque cada persona de ese lugar estaba vacía, incluyendo a las amargadas trabajadoras del lugar.








Era un lugar tan amargo que hasta lo podía sentir en mi lengua y aveces en mi corazón. Quizás así savía el veneno, ese que te mata lentamente cada día.


My Hope ~•SOPE•~Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ