AMIGOS II

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Steve regresó por el mismo camino por el cuál había entrado, iendo por toda la orilla de la piscina, intentando ver el cuerpo de su amiga bajo el agua, pero apenas lograba distinguirse unas cuantas sombras por la luz... estaba demasiado profundo y el lugar era inmenso.

-Demonios... más te vale que no sea una broma Romanoff... -Murmuró para sí mismo, quitándose los zapatos para aventarse al agua.

Steve se lanzó en un limpio y silencioso clavado, nadando unos metros para sumergirse hasta el fondo y buscar a la pelirroja. Surgiendo por oxígeno después de un rato.

-Maldicion... -Soltó antes de llevar aire a sus pulmones y sumergirse otra vez, dirigiéndose en su otra dirección, viendo una pequeña sombra al fondo de la piscina. Rogers bajo hasta tocar la superficie azul de ésta, aquella piscina parecía no tener fin. Era una zapatilla deportiva de Nat.

Rogers subió aterrado... comenzaba a preocuparse, si era una broma estaba yendo demasiado lejos y tampoco es que pudiera haber desaparecido. Estaba a punto de sumergirse nuevamente cuando sintió como era tragado por el agua, sintiendo una fuerte mordida en el hombro. Algo lo estaba jalado hasta el fondo.

Un sin fin de burbujas salieron de su boca al abrir sus labios soltando una sin fin de maldiciones de la rabia y el susto que se había llevado por aquella chica, que ahora estaba esbozando una gran sonrisa divertida, pero maliciosa bajo el agua. Nat nadó rápido en dirección opuesta del rubio para huir de él, estaba perdida.

Steve no dudó en perseguirla, surgiendo para tomar aire y bajar nuevamente para ubicarla... ahí estaba a tan sólo unos metros de él.

Rogers nadó furioso hasta ella, quien no dudó en avanzar, necesitaba salir de ahí pronto... pero Steve logró alcanzarla, jalándola por los tobillos hasta él y surgir del agua juntos. Atrapándola por detrás de su espalda y enrollando sus brazos alrededor de su cintura para que no escapara. Natasha no paraba de reír, la cara de asustado y luego enfurecido del capitán había sido épica... Pero aquello simplemente irritó más al americano.

-Demonios... ¿me mordiste otra vez? En serio... ¿me mordiste Natasha? -Espetó mientras la chica se retorcía de risa en sus brazos.

-Lenguaje capitán... -Soltó divertida sin parar de reír e intentando zafarse esta vez.

-Oh no... ahora si no podrás escapar de esta.

-¿Ah no?... mírame hacerlo tonto americano... -Dijo mordiendo nuevamente al rubio en uno de los brazos que la sostenían.

-Arggg.... demonios Nat... ¿Qué te sucede?... -Gruñó sorprendido y adolorido, soltando a la chica inesperadamente. Quien en seguida comenzó alejarse de él, deteniéndose a unos cuantos metros, retándolo con la mirada.

-Te has vuelto lento e inofensivo Rogers... -Dijo riendo.

Steve no dijo absolutamente nada, simplemente se dignó a sumergirse en el agua y atraparla por debajo, arrastrándola con él entre sus brazos, esta vez le daría una cucharada de su propio chocolate.

Nat abrió sus ojos como platos al sentir que los fuertes brazos y piernas del rubio la encerraban entre su agarre sumergiéndola con él hasta tocar fondo, sintiendo como su boca enfurecida tentaba uno de sus hombros para soltar en el una fuerte mordida, que más que dolor le estaba produciendo un placer sumamente excitante.

Los dientes del rubio se deslizaron curiosos por su piel, depositando otra mordida que la saco de su satisfacción personal cayendo sobre el hueco de su cuello y luego otra un poco más abajo de sus clavículas, casi rozando sus senos, mientras su fuertes manos la estrechaban por su espalda baja.

Aquello simplemente la hizo abrir los labios de gozo, arqueando lévenme su cuerpo, causando que varias burbujas salieran de su boca indicando que necesitaba aire... La rusa estaba agradecida eternamente por haber estado bajo el agua ya que de lo contrarío sus gemidos se hubiesen escuchado en todo el complejo.

⭐️ROMANOGERS EXISTE⭐️Where stories live. Discover now