Capítulo 15: Final

931 94 74
                                    

Minako se levantó de la mesa y se despidió de Yaten sin darle tiempo de reaccionar.

— Nos vemos mañana en la escuela, Yaten. Le diré a Diamante y a Rei que se preparen para ir conmigo a la fiesta.

— Minako, espera... —alcanzó a decir Yaten, pero Minako no se detuvo. Pasó a un costado de la sorprendida Michiru. Minako ni siquiera levantó la mirada.

Yaten se puso de pie, quiso seguir a Minako, pero Michiru le habló.

— Mi querido Yaten, tanto tiempo sin verte. Estás... tan guapo y varonil, incluso más que antes.

Yaten observó a Michiru en silencio, por alguna razón no le provocó lo mismo que cuando la vio en el recital, cuando él era Healer.

— ¿No vas a decir nada después de tanto tiempo? No pareces contento de volver a verme —dijo Michiru con coquetería.

— Hola, Michiru —respondió Yaten sin ganas.

— ¿Eso es todo? ¿No vas a invitarme a tu mesa para charlar un poco?

Yaten dudó, pero también entendió que era el momento de aclarar dudas y cerrar etapas. Sin responder en palabras, Yaten volvió a sentarse a la mesa y le indicó a Michiru que le acompañara.

— Parece que te dejé sin habla, ¿no? —bromeó Michiru arreglándose el cabello en un gesto de coquetería.

— ¿Crees que aún provocas ese efecto en mí? —preguntó Yaten.

— No sé, tú dímelo —contestó Michuru llevándose una papa frita a la boca.

— ¿Qué hace una "estrella" como tú, en un local como este? —le preguntó Yaten.

— Bueno, yo... tenía antojos de papas fritas, este local está cerca de mi hotel. ¿Puedes creer que en el hotel no sirven papas fritas? Pero eso no importa, debía ser así, de otra forma no te hubiese encontrado... imagina la coincidencia. Estabas aquí, justo ahora y con una cesta de papas —dijo Michiru con un tono sensual.

— No es que te estuviese esperando realmente —señaló Yaten.

Michiru hizo una mueca de desagrado al notar que Yaten no le seguía el juego.

— ¿Quién era la chica? Parece que llevaba prisa —dijo Michiru y se lamió la punta del dedo en donde sostenía la papa, de forma muy sugerente.

Yaten guardó silencio un momento, sonrió de lado, ordenó sus palabras y habló con tranquilidad.

— Michiru, sé que vienes por un concierto. Será pronto.

— Así es. Será en un par de semanas, pero decidí venir antes, porque me moría de ganas de volver a esta ciudad... algo me decía que tenía que volver.

— ¿Y qué tal le pareció a Haruka?

Michiru se sorprendió, dejó de comer y se puso seria.

— Bien, todo bien —respondió con hostilidad.

— ¿Por qué nunca me hablaste de Haruka? ¿Por qué no me dijiste que te ibas para reencontrarte con tu gran amor?

— ¿Quién dijo que me fui por Haruka?

— No juegues, Michiru. Lo sé todo, incluso sé que, aunque luzca como un joven muy apuesto, Haruka no es un chico —dijo Yaten con tranquilidad.

Michiru frunció el ceño, se veía algo descompuesta y avergonzada.

— Yaten... ¿Cómo es qué sabes esas cosas? Yo...

— No digas nada. Creo que ya no necesito oírlo —al menos, no de nuevo, pensó Yaten para sus adentros—. Sé que estás con Haruka, sé que no me dijiste nada al respecto para no hacerme daño. Pero ya no soy ese niño, no necesitas ocultar nada ahora.

EmpáticosOnde histórias criam vida. Descubra agora