Depression

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Estaba hecha bola, tirada en el piso de mi habitación, había llorado tanto que mis ojos ardía y mis labios estaban demasiado salados, sentía que estaba a una lágrima más de deshidratarme.Otra noche que pasaría sin dormir.

Me levanté del suelo sin ganas y terminé de desvestirme arrojando mi ropa de mala gana en el suelo, miré su camiseta en mi cama y la tomé para abrazarla, aun olía a él, la tela se humedeció con mis lágrimas y me la puse. Suspiré embriagándome con su olor y apagué las luces de mi habitación para meterme bajo mis cobijas y tratar de conciliar el sueño aunque sabía que iba a ser imposible.

Llorar tanto me había cansado lo suficiente como para quedarme dormida o quizás su perfume era el causante de eso, sólo sé que esa noche logré dormir casi de inmediato, la tristeza era un buen somnífero.

A la mañana siguiente desperté con las caricias de mi mamá en el cabello, abrí los ojos lentamente encontrándome con su hermosa sonrisa y sonreí también, estirándome en la cama.

–Ya es de medio día muñequita, ¿no piensas despertar?.–¿medio día?,¿en serio había dormido doce horas?.

–Estaba muy cansada.–mentí para no preocuparla y me incorporé observando a mi lado una bandeja con comida.

–Te hice desayuno aunque a esta hora es más bien un almuerzo.–reí tomando la bandeja y miré mejor su contenido, cereal con trozos de fresas y bananas cortadas en rebanadas, un roll de canela y una taza de té con leche, mi desayuno favorito.

–Gracias mamá.–besé su mejilla un par de veces y probé el té.

–Imaginé que necesitabas reconfortarte.–palmeó mi pierna y la miré.–Te escuché llorar, lloraste casi toda la noche y como Luke se fue molesto pensé que se habían peleado.

–Creo que terminamos.–murmuré mirando mi desayuno y cerré los ojos un momento.

–¿Qué?.–jadeó buscando mi mirada y subió mi barbilla para que la viera.–¿Qué pasó?.

–Pasa que él es demasiado maravilloso y merece a alguien maravillosa, no a una triste chica pueblerina que sólo llora y tiene problemas para dormir.–mi madre hizo una mueca de molestia y se levantó de la cama.

–Olive, no hay nadie más maravillosa que tú, ¿Cómo puedes hablar así de ti?.

–Mamá, ahorita no por favor, no quiero escuchar reclamos, ni gritos, ni nada, sólo quiero que me abraces.–apreté los labios y suspiré.–Por favor.–supliqué con voz temblorosa y ella se sentó junto a mí para estrecharme en sus brazos.

Lloré en su pecho, sorprendida de que aun me quedaran lagrimas en los ojos, mientras mi madre me consolaba y susurraba cosas en mi oído como cuando estaba pequeña. Luego de un rato, tomó un pañuelo de papel de mi mesita de noche y lo pasó por mis mejillas para secarlas, me abrazó de nuevo y dejó varios besos en mis sienes.

–No me parece justo que estés sufriendo sólo porque quieres Olive, Luke te ama mucho.

–No es porque no nos amemos mamá, nos amamos demasiado, es más profundo que eso.–negué secando mis lagrimas con la camiseta.–Siento que este no es el momento para que estemos juntos, yo necesito acomodar mi vida antes de poder compartirla con alguien más.

–Estoy segura de que puedes arreglar tu vida, con él a tu lado, él siempre ha estado a tu lado, tú eres la que lo haces difícil, Olive.–suspiré mirando mis manos y volvió a besar mi sien.

Me dejó sola de nuevo y aparté la bandeja sin probar ni un sólo bocado, no tenía apetito, no tenía ganas de nada, no quería levantarme, ni si quiera pensaba salir de la cama, quería quedarme aquí para siempre.

Youngblood | L. Hemmings ✦VOL.I✦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora