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Un mes después...

Sandra

Después de más de mes de mucho trabajo, por fin habíamos podido descansar un par de días y Nagore me tenía guardada una sorpresa, sabía que me iba a llevar a un sitio pero no sabía ni cuándo ni donde. 

Nagore me había llamado hace una hora para avisarme que iba a pasar a buscarme en la moto para ir de compras al centro. Llegó como siempre puntual como un clavo al portal de casa. Le dí un beso, me puse el casco y me senté detrás suya, pegada a su espalda. 

Vi que no tiraba por el camino para ir al centro de la ciudad.

Sandra: ¿Dónde vamos?

Nagore: A un sitio, tú relájate y disfruta del paseo. ¡Ya verás como te va a encantar!

Sandra: Viniendo de ti, seguro. 

En poco más de una hora, llegamos a una cabaña de madera en medio del bosque. Allí nos esperaba una señora para dejarnos la llaves de la casa durante dos días y enseñarnos un poco donde estaba todo. 

La verdad es que el sitio era idílico, se respiraba mucha paz y tranquilidad, que era lo que ambas necesitábamos. Tras ver el interior de la casa, fuimos a ver toda la naturaleza que nos rodeaba. 

Sandra: ¡Todo esto es precioso! 

Nagore ¡Tú sí que eres preciosa!

Siempre conseguía sacarme los colores con este tipo de comentarios, pero me encantaban. Me encantaba su forma de ser y sus detalles. Así que la cogí de la mano y la atraje hacia a mi, la rodee con mis brazos y la besé. Fue un beso donde le quería decir todo lo que no me salía con palabras, porque siempre conseguía dejarme sin palabras. 

Sandra: Gracias por tus detalles, por estos detalles que me dejan sin palabras y hace que me enamore mucho más de ti. 

Nagore: Yo simplemente quiero que disfrutes y te relajes con este increíble paisaje. 

Nagore

Después de estar un rato tumbadas en la hierba, debajo de un gran árbol. Nos levantamos para irnos hacía donde estaban las barcas en el lago. 

Sandra: No sé si fiarme de ti... Que eres capaz de tirarme al agua jajajaja

Nagore: Pues ahora por lista te toca remar a ti jajaja

Nos subimos a la barca, hasta que no conseguimos sentarnos bien era un continuo movimiento que parecía que nos íbamos a caer al agua en cualquier momento. Sandra empezó a remar y nos dirigimos al centro del lago. 

La verdad es que era un sitio muy bonito y tenía la mejor compañía que podía tener así que no podía evitar sonreír. Iban a ser unos días increíbles, para mimarnos, para relajarnos y sobretodo para amarnos. 

Sandra: ¿Y esa sonrisa de tonta que tiene?

Nagore: Vaya, muchas gracias por el piropo jajaja. Pues porque estoy muy feliz, porque estoy en un sitio increíble con una mujer increíble en medio de un lago. ¿Qué más puedo pedir?

Sandra: Si es que eres un encanto, amor y cuando te pones en plan romántico no hay quién te gane. ¡Ven aquí! 

Nos fundimos en un abrazo. Después nos tumbamos en el suelo de la barca y nos abrazamos, dejando que la brisa empujase la barca. Nos daba el sol en la cara pero ahora solamente importaba Sandra. Tenerla entre mis brazos era la mejor sensación del mundo. 

Sandra: Esto es increíble, muchas gracias por esta sorpresa, por cuidarme como solo tu lo haces y por quererme tan bien. 

Nagore: Yo simplemente hago todo esto para que seas feliz. Y porque te quiero mucho. 

Sandra: Soy muy feliz a tu lado. Te amo enana.

Me dejo un suave beso en la cabeza. 


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