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Primer Día de trabajo parte 3

- Aquí sera tu oficina - Daniel indicaba a Adriana

Era la oficina antigua de Diego, la misma que estaba igual como la dejo. Con ese toque varonil de imágenes y colecciones de deportes y autos.

- Aquí trabajaba un buen amigo - Daniel suspiro.

- De repente dejo de venir y nunca se supo nada de el

- Los rumores dicen que esta muerto - Daniel hacía una mueca de despecho.

- Pero no te preocupes, no vendrá a asustarte - Diego puso una cara de desaprobación al mal chiste de Daniel

- Tu nunca cambias - Pensaba Diego.

- Para mañana quitaremos todo esto para que puedas personalizar tu oficina.

-No , déjalo, todo lo que está aquí me gusta.

- Vaya, hubieras sido la mujer ideal para Diego hablaba Diego con una sonrisa.

- Aunque a mi también me encantan los deportes y los autos.

Diego sonrió un poco al recordar que Daniel no sabía nada de deportes.

- Yo seré tu compañero de trabajo

- Cualquier pregunta estaré pendiente en la otra oficina - Hablaba Daniel con una sonrisa coqueta.

Era la primera vez que un chico intentaba acercase después del cambio de sexo y Diego no se sentía nada cómodo con la situación.

- Por favor revisa estos papeles para la presentación del miércoles

- Se que no es mucho tiempo pero tu eres excelente con eso, lo demostraste en la presentación y se que lo lograras.

Las horas pasaron, mientras Diego preparaba lo que mejor hacía, su trabajo era lo único que lo distraía y hacía olvidar la situación aunque por ratos una brisa pasaba sus piernas y un escalofrío le hacía recordar que ahora era Adriana.

-toc toc

- ¿ Vamos a comer ? - Daniel golpeó la puerta abierta de Adriana

Diego apenas estaba asimilando su presencia en la oficina y no quería tener que levantarse y ser el centro de atención más personas.

- Eeh no gracias - Traje mi almuerzo.

- No te preocupes, entiendo.

- Es tu primer día. - Daniel con nervios ante la presencia de Adriana intentaba ser amable.

- Como no tomé en cuenta esto - Diego se lamentaba al no traer almuerzo, pues tenía mucha hambre y no tenía la confianza suficiente para pedir a sus compañeros  que le traigan y el delivery tardaba el tiempo suficiente como para que Daniel se dé cuenta que no trajo comida.

Diego sabía que en el almuerzo todos salían del edificio para disfrutar de la famosa gastronomía del sector y era el mejor momento para ir al baño. Diego respiro y se levantó tambaleándose un poco debido a los tacones que llevaba puesto.

Cada sonido que provocaban sus tacones al caminar eran una tortura para Diego pues no quería llamar la atención de las pocas personas que estaban en el lugar. Nunca había sentido tanta vergüenza en la oficina, Diego sentía como si fuera un hombre vestido de mujer, en ese momento deseaba tener unos pantalones y zapatos bajos.

Al entrar al baño notó como un chico con una mirada extraña le dice, creo que te equivocaste. Diego tardó en asimilar que había entrado al baño de hombres, una sensación de vergüenza le llegó a Diego haciendo que su cara se ponga roja, pues aparte de sentirse observado se había equivocado. Entró al baño de chicas y cerró la puerta de uno de los cubículos.