Primer contacto.

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—¿A qué superior irás al final?— preguntó Noah llevándose con rapidez, y sin dejar apretar los botones del mando en su otra mano, el vaso a la boca. —¿Este año le harás caso a tu hermano?
—No lo sé. Dicen que es muy difícil entrar sin invitación— respondió sin apartar la vista de la  pantalla en la que se mostraba un mapa de uno de los títulos de COD. —Y no es que yo sea la más inteligente del barrio. —Por si acaso preséntate a los exámenes de acceso. Resaltaría en tu currículum.
—¿Y por qué no te vienes conmigo?— Su amigo la observó apartando la vista de la pantalla permitiéndole alcanzarle es N el momento en el que el temporizador llegó a cero dándole la victoria en la partida. —¡JA! Te gané, pringao'.— Al restregarle su victoria entendió la quietud del personaje. No estaba atento a la partida.
—Primero— dejó el mando en la mesa y se recolocó en el sofá con la posición de su cuerpo en dirección a la chica—: no me han mandado invitación, segundo, la mayoría del equipo va al Seijo y quiero ir con ellos, tercero, aun que fuese al shiratorizawa iría a calentar el banquillo por lo que paso y por último pero no menos importante, me queda a tomar por culo. ¿Por qué no te vienes tú al Seijo? Está el amor de tu vida.
—No es el amor de mi vida. ¿Y si voy me lo presentarías?
—No pienso estar cerca de ese niño bonito — rodó los ojos y volvió a coger el mando.
—¿Entonces de qué me vale si va a estar rodeado por una marea de moja bragas? — cuestionó con desagrado.
—¿E ir al shiratorizawa no bajará tu oportunidad como en un 99% por ir a ese centro que odia con toda su alma? — preguntó con burla en el tono.
—De todos modos no quiero nada con él.
—Ya, claro— dijo irónico. —El que te pases las tardes de aburrimiento viéndole jugar no te lo secunda — se volvió a burlarse.
—A final te pego — amenazó alzando la mano y haciendo el amago de golpearle.

Apoyada en la entrada del Seijo esperaba a su amigo el cual había entrado a comprobar que su nombre estaba en las listas para el curso. Veía como muchas personas entraban y salían. En un vistazo rápido a todas las personas vio tras todas ellas un camino de tierra de daba la vuelta al centro y, aburrida de estar ahí de pie, decidió dar una vuelta y ver las instalaciones. Caminó por el lateral del edificio principal. Observando las pistas de tenis, un campo de beisbol, uno de fútbol rodeado por una pista de carreras con varias vallas colocadas a lo largo del recorrido y gente saltándolas ágilmente. Tras este se podía apreciar otro edificio. Al acercarse al él pudo apreciar el característico chirrido de las zapatillas contra la madera del suelo que tanto le gustaba. Se acercó, vio las ventanas a ras de suelo y no desaprovechó la oportunidad de cotillear dentro. Con un rápido vistazo comprobó que el gimnasio era de los de voleibol y con emoción hizo un barrido buscando a aquel chico, decepcionada de no encontrarlo.
—No puedes estar ahí.
Dio un brinco al escuchar esa voz a sus espaldas y rápidamente se giró e hizo una reverencia de disculpa. —¡Lo siento mucho!— Levantó la vista y pudo verlo. Se sonrojó levemente al darse cuenta de que las primeras palabras que recibía de él eran un medio regaño por estar husmeando.
El chico la miró de arriba abajo y se dio cuenta de su uniforme. —¿Eres una espía o algo así?
—¿Qué? ¡No! Yo solo estaba esperando a un amigo y  como tardaba mucho, di una vuelta por el centro.
—Perdón, perdón — se disculpó con ese tono infantil característico de él. "Qué mono" pensó ella aumentando un poco el tono de su sonrojó por la vergüenza. —Es que verte ahí, medio agachada y con un uniforme que no es del centro...
—Lo siento. Pero de todos modos. Si fuese una espía, ¿que no lo negaría?
—¡Es verdad!— La señaló. —Eres una espía.
—No. Solo resalto que es un pregunta inútil. Además, de voleibol entiendo nada y menos. Por lo que resultaría inútil mandarme de espía.
—Oh.— la poca emoción que parecía tener el chico se esfumó. —¿Entonces no te gusta el voley?
—No mucho— se encogió de hombros. —Lo que sí me gusta son un par de jugadores de los equipos de la superior.
—¿Ah, si?— cuestionó con una sonrisa acercándose un poco a ella. —¿Quienes?
—Emm...— "¿Tú? ¡No! No puedo decirle eso. Eh... ¿Quien más juega voley? ¿Por qué dices de la superior? No haber dicho nada y con tu primo sales del paso. ¡Piensa, Alba, piensa! ¿Que nombre conoces?"— ¿Ushijima? —la expresión del chico pasó a ser una mueca de desagrado. "¡GILIPOLLAS!".
—¿Por qué tardas tanto? — Ambos se fijaron en el chico de pelo castaño oscuro que ahora se encontraba tras Oikawa. —Solo ibas a por un balón.
—Lo siento, Iwa.
La joven lo reconoció al instante y recordó la primera vez que lo vio y la furia con la que le soltó un cabezazo a su compañero.
—El chico del cabezazo— susurró retrocediendo, pero lo suficientemente alto para que los chicos la escuchasen.
—¿Cómo?
—¡Nada! —Volvió a hacer una reverencia — Siento la intromisión. —Al volver a erguirse y girar para salir corriendo de aquel bochorno, chocó contra un pecho, el cual la tiró hacia atrás. De no haber sido por que los chicos se adelantaron a por ella, habría caído al suelo.
—¿Estás bien?— preguntaron ambos chicos al ayudarla a levantarse del todo.
—Sí...— Volvió a aumentar su sonrojó. —Gracias.
—Mira que eres torpe. — Con ese comentario se le fue toda la vergüenza que tenía al ver a su mejor amigo intentando aguantar la risa al ver la cómica escena
—¿De quién ha sido la culpa, imbécil?— le gritó.
—Uy... Que boca— se rió. —Las damas no hablan así.
—¿Quieres que te diga otra cosa que no hacen las damas? — cuestionó moviendo ligeramente la mano abierta de un lado a otro, dándole a entender que, como siguiera, le arreaba. —¿Y bien?
—Clase 3.
—Genial. ¡Vámonos!— agarró el brazo de su amigo y tiró de él lejos del dúo que jugaba voley.
—¿Y esta prisa? Está ahí tú amado. —Susurró agachándose a su altura.—¿Qué tal tu primera conversación con él?
—Le he mencionado a Ushijima.
—¡El premio a la elocuencia es para...!
—¡Cállate!— golpeó a su amigo. En un vistazo rápido a su espalda los pudo ver en el mismo sitio hablando y observándolos. —Siguen ahí.

—Que mona— comentó Oikawa. A lo que Iwaizumi respondió con un golpe que hizo que soltase el balón que había en sus manos. — ¿Eso a que viene?
—Estabas ligando con ella, ¿Cierto?
—¡No! Solo la vi agachada en la ventana mirando el gimnasio...
—Y viste tu oportunidad de atacar— interrumpió.
—¡Que no ligaba con ella!— recriminó cual niño pequeño. —Tampoco tengo intención de hacerlo en un futuro— comentó con desgana agachándose por el balón. 
—Claro. No das a basto con las niñas a las que haces gritar, ¿para que buscar más?
—Nada de eso — le recriminó. —Es fan de Ushiwaka — indicó con cierto asco.
—Oh, no. Que fatalidad.— respondió con fingido dolor. —Vuelve a la práctica o a ti te pasará una fatalidad.

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Rodará la coronaWhere stories live. Discover now