Rodará la corona

Mi héroe

Alba llegó a su casa exhausta de la práctica. Nunca hubiese imaginado lo agotador que sería ser la manager de un equipo. Pensó que solo sería hacer un par de recados, llevar botellas y toallas y recoger algún que otro balón. ¿Quién le iba a decirle a ella que tendría que concertar citas con otros centros pars hacer partidos de práctica? Se dejó caer en el bordillo de la entrada solo para escuchar el grito de que no se quitara los zapatos. Noah apareció tras ella. No se dio cuenta de que sus zapatos también estaban ahí.

-Prometiste que me acompañarías a comprarme zapatillas nuevas.-La chica largó un quejido de cansancio y se desplomó dramáticamente en el suelo llevándose la mano a la cabeza. Claramente no quería ir y no tenía tiempo de inventar un excusa convincente para faltar a su cita con el chico. Y, a regañadientes y soltando un quejido tras otro, se levantó del suelo y se dirigió a las escaleras. -¡Eh! ¿A donde vas?

-A dejar la mochila y cambiarme, ¿O quieres que vaya con el uniforme?

La chica se apresuró en subir a su habitación y cambiarse de ropa a un chandal de algodon negro con goma en los tobillos y una sudadera corta. Al bajar las escaleras encontró a Noah sentado en la entrada aun sin sus zapatos puestos.

-¿Vas a ir así?- preguntó Noah al ver el estomago de la chica.

-¿Enseño mucho?

-El que enseñes carne o no da igual. Lo que no da igual es que afura hace 14 grados y tu vas a coger una pulmonía.

-Pero es que luego en el centro comercial la calefacción está a tope -argumentó ella.

-Aun así ponte una chaqueta mientras vamos por la calle.

Ya en la entrada del centro comercial discutieron sobre que tienda deverían mirar, si una zapatería común o una específica de deportes. Se decantaron por la zapateria común ya que, aunque fuese buscando zapatllas deportivas no descartaban la idea de hacer otras compras. Ya en la zapatería y mientras que Noah preguntaba a la depenfienta por zapatillas de baloncesto, Alba vagaba por la tienda buscando esos zapatos de plataforma que tanto le gustaban últimamente. Probandose un par tras otro ninguno le convencía, pues estaba muy cansada para ver el marco completo y solo se fijaba en lo mal que le quedaban con la ropa que llevaba puestas.

-¿Qué te parecen?- preguntó Noah apareciendo frente a ella. Alba bajó la vista y observó las zapatillas que llevaba puestas, unas Jordan Max Aura 1 blancas y negras. Las zapatillas eran bonitas y se veían cómodas, pero no podía dejar de pensar en 2 cosas, si le iban a dejar jugar con esas zapatillas y el sablazo a la taejeta que devían costar.

-Son bonitas- afirmó-, pero, ¿que no teneis que llevar un calzado específico?

-El entrenador nos dio una hoja con el tipo de calzado que podíamos llevar y estas están dentro.

-¿Y el precio? Tienen pinta de ser caras...

-9800¥ con el descuento.- A la chica casi le da algo al escuchar el precio de las zapatillas y se llevó la mano al pecho. - Sin el costaban 14000¥.

-Por el precio ya te pueden durar hasta que llegues a la universidad y no las destroces el primer año.

Mientras que el chico se dirigió a la caja a pagar las zapatillas Alba siguió mirando zapatos y esta vez se probó unos tacones de aguja que, aun que no era muy fan de ellos el diseño de esos le había encantado. Sacó su teléfono para echarles una foto y así enseñarsela a su madre, acto seguido dejó el móvil en la banca y se levanto a caminar con ellos. De lo que no se dio cuenta era del un chico que tambien estaba allí y se percató de que la chica había dejado su teléfono "olvidado" y se acercó con las peores intenciones. Intentando que la chica no se diera cuenta se acercó poco a poco al teléfono observando en todo momento a Alba y en el momento en el que presenció un pequeño tropiezo comprendió que si salía corriendo no le alcanzaría y para cuando la chica se quiso dar cuenta el ladron ya estaba corriendo hacia la puerta de la tienda.