•Capitulo 33•

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Podría cometer una locura sabiendo que su novio puede aparecer en cualquier momento. ¿Qué haré?

--- Bulma... --- dije con sentimiento --- Debo irme.
--- un pequeño suspiró salió de su boca --- Esta bien, vé con cuidado.
--- Descansa.

Sin poder evitarlo le planté un beso en la frente, ella me sonrió. Salí de la habitación y camine hasta mi auto, al parecer no tuve que aguantar al insecto de Black es me alegra. Encendí el auto y me dirigí hacia mi casa.

•NARRADOR COMÚN•

Una nueva mañana se pintaba en el cielo, el bello color celeste acompañado de esponjosas nubes blancas vagando por él. La joven peliazul abría sus ojos con lentitud mientras que estiraba sus brazos con una sonrisa.

--- Buenos días princesa durmiente, hasta que decides despertar --- mencionó cierto pelirosado quién estaba de pié en frente de la cama.
--- ¿Black? Oh lo siento vine muy tarde ayer --- se disculpó apenada acordándose de la noche anterior.
--- Aunque sea me hubieras despertado cuando viniste --- dijo algo molesto.
--- “¿Estaba dormido cuando vine? ¡Que suerte” No quise molestarte --- mintió con vergüenza.
--- Como sea --- dijo dándose media vuelta.

La peliazul se sintió mal por lo que se levantó de la cama y abrazó al mayor, quién sonrió sin querer.

--- Te cocinaré un buen desayuno para compensarte ¿quieres? --- sugirió ella.
--- Claro que quiero --- respondió el muchacho para darse media vuelta y quedar de frente con su novia.

Black plantó un beso en los labios de su novia quién sólo le dedicó una sonrisa, después los dos bajaron a la primera planta de la casa a desayunar. Después del desayuno la peliazul se duchó, se arregló y se fue hacia la corporación saiyajin a seguir con su trabajo acompañada de su novio.

Al estar en la entrada de la empresa la peliazul lo pensó mejor y era mejor que su novio no la acompañará todo el día otra vez.

--- ¡Oye Black! ¿puedes hacer unas compras por mí? ¡olvide que tenía que comprar unas cosas! --- fingió preocupación.
--- Claro, ¿que necesitas? --- dijo él.

La peliazul le dió una lista de cosas para comprar, el chico pelirosado se fue en su auto mientras que la joven se adentró al edificio. En la sala principal se encontró con el par de muchachos hablando tranquilamente.

--- Buenos días chicos --- saludó alegremente ella.
--- Buenos días Bulma --- respondió el chico ojiazul.
--- Pareces de muy buen humor --- comentó el pelilargo.
--- ¿En serio? ¿me miró tan feliz? --- sonrió ella.
--- ¿Será por que hoy no viniste con tu guardaespaldas? --- se burló el mayor.
--- ¿O por qué pasará toda la mañana con Vegeta de nuevo? --- soltó una risa el ojiazul.
--- No lo sé, sólo sé que tengo muchas ganas de seguir con mi trabajo --- dijo alegremente --- Bien, los veré luego.

La chica subió al ascensor, y se adentró a la oficina del peliflama. Él se encontraba como de costumbre frente al ordenador contestando unos e-mails de propuestas, sugerencias y demás cosas.

--- Buenos días Vegeta --- saludó alegremente la chica.
--- Pasa adelante --- dijo él con su típico tono serio.
--- ¿Cómo te encuentras? ¿dormiste bien? --- preguntó ella acomodando sus cosas.
--- Dormí como de costumbre, ¿y tú? Parecías cansada ayer.
--- Si dormí bien, lo siento por causarte molestias ayer --- dijo apenada.
--- Como sea...

La chica tomó asiento frente al escritorio de Vegeta y sacó su tableta gráfica para seguir con su trabajo. El silencio reinaba en la oficina, la concentración de cada individuo se hacia evidente, aunque se encontraban en la misma habitación sus mentes trabajaban en diferentes cosas cada una con su complejidad.

El sonido del teléfono personal de Vegeta indicaba una llamada, él algo sorprendido contestó la llamada.

--- Estoy ocupado, sé directa --- dijo un poco de mala gana.
--- Sabes creo que es de mala educación que le hables así a tu queridísima madre --- contestó al otro lado de la línea.
--- ¿Y cómo quieres que te hablé? --- dijo sarcástico.
--- Bueno eso no importa, no llamaba para eso --- desvío ese tema --- Hoy miré mi calendario y me fije que falta un mes exacto para el cumpleaños de mi primogénito --- comentó.
--- ¿Y eso qué? --- cuestionó el peliflama.
--- ¿Recuerdas lo que me prometiste el día que tomaste el cargo de la empresa?
--- ¿Si, y eso qué? --- dijo recordando ese momento.
--- ¿Cómo que "y eso qué" no me has presentado aún a tu futura esposa, creo que te acuerdas muy bien de las consecuencias si no cumples esa promesa ¿no? --- habló seria.
--- Oh, que desconsiderado de mi parte, ¿no te la he presentado aún?
--- ¿Eh~? ¿ya tienes a alguien? Me sorprendes --- respondió interesada.
--- Obviamente, ¿quién crees que soy? Es más, el siguiente fin de semana te la presentaré --- habló lleno de orgullo.
--- Me parece bien, quedamos entonces.
--- Esta bien, hasta pronto --- dijo para soltar una sofisticada risa.

La llamada se terminó, un suspiro salió de los labios del peliflama y sus violentos nervios se hicieron evidentes. Rápidamente tomó el teléfono de la oficina marcando una secuencia de números.

--- Lapis sube de inmediato, es urgente --- habló agitado.

Colgó el teléfono para dirigir su mirada hacia la pantalla del ordenador, los bellos ojos de la peliazul estuvieron presentes fijos en el peliflama, observando su situación.

--- ¿Pasa algo Vegeta? ¿estás bien? --- cuestionó preocupada.
--- Si, no tienes nada que preocuparte --- respondió evidentemente calmado.

En ese momento el chico de los ojos azules entró a la oficina con algo de prisa pero acompañado de el pelilargo.

--- ¿Si Vegeta? ¿que necesitabas? --- preguntó el menor.
--- Sí, siéntate... Emh... Bulma --- dijo el peliflama.
--- ¿Sí? --- respondió atenta.
--- ¿Podrías dejarme a solas con Lapis un momento?  Si no es una molestia --- ordenó tratando de ser suave.
--- Umh, claro no hay problema --- dijo ella saliendo de la oficina.
--- Raditz tú también lárgate --- dijo de mala gana.
--- ¿Eh? ¡pero quiero saber también!
--- ¡Afuera dije! --- ordenó molesto.

Con un berrinche el mayor salió de la oficina, el peliflama suspiró mientras cerraba la puerta de la oficina para no ser espiado.

Minutos después el ojiazul salió de la oficina, la peliazul entró y encontró a Vegeta otra vez normal tipeando el teclado como de costumbre.

--- ¿Todo bien? --- dijo ella tomando asiento.
--- Claro ¿por que no habría de estarlo? --- dijo seguro de sí mismo.
--- Bueno... Te veías algo nervioso al momento de hablar por teléfono ¿problemas de la empresa? --- interrogó.
--- Para nada, la empresa sigue bien --- contesto apartando la vista y dirigiendola hacia la peliazul.
--- Oye, sé que antes tuvimos problemas y eso pero eso quedó atrás, ahora puedes confiar en mí --- dijo algo triste.
- un pequeño suspiró salió de su boca --- Bien, si tanto te mata la curiosidad. Estaba hablando con mi madre.
--- ¿En serio? --- dijo algo sorprendida ya que nunca había escuchado algo de la madre de Vegeta.
--- Sí, y verás cuando mí padre falleció mi madre no estaba convencida de qué yo me hiciera cargo por una tonta creencia que tienen.
--- ¿Cuál és?
--- Que no podría hacerme cargo de algo tan importante como una empresa no estando casado, ellos piensan que debo tener una esposa para poder hacer las cosas bien --- explicaba.
--- ¿Eh? Pero si has llevado bien la empresa estando tú solo --- respondió ella.
--- ¿Ves? No es muy importante, pero como mi madre estaba necia con eso le prometí que cuando cumpliera 25 ya estaría casado.
--- ¿Y cuánto falta para eso? --- cuestionó.
--- Un mes.
--- ¿Qué? ¿piensas casarte en un mes? Eso es imposible.
--- Gracias por animarme.
--- Oh, lo siento pero es mi punto de vista ¿y que pasa si le dices que no te casarás? ¿no crees que lo entenderá?
--- Mi madre es muy impotente, no se retracta de sus palabras además --- hizo una pausa --- Si no estoy casado en un mes, perderé el mando de la empresa.

Solamente Mía 💖 V&BWhere stories live. Discover now