Que hubiera pasado si valka y estoico hubieran tenido gemelos, valka con un hijo y estoico con otro.
Estos dos se enfrentaran a dos nuevas Archienemigas bastante astutas y fuertes, ¿podran con ellas?
Era una noche fria, quiza la mas fria de todas. Como era de costumbre, una horda de dragones amenazaba al pueblo de berk, buscando alimento y cómo siempre Estoico jefe de berk protegia a su pueblo con valor aullentando como podia a las ferozes bestias, mientras su esposa Valka impedia que los vikingos mataran a los dragones. Nadie entendía sus motivos, nisiquiera su propio esposo. Simplemente era un alma incomprendida, catalogada como la rara de la tribu, Estoico no podía hacerla cambiar de opinión pero aún así eso no le importaba pues el la amaba a pesar de todo.
En plena invasión, Valka alcanzo a detener a un vikingo antes de matar a un pesadilla monstruosa—¡Noo! solo lo empeoraras—Despues de eso escucho algo detrás de ella, volteo a su caballa y vio a un dragon destrozandola—¡Niños!— Gritó asustada, busco a estoico con la mirada pero no lo hallaba. Corrio rapidamente para proteger a sus hijos pero cuando llego era algo tarde, el dragon mordia las cobijas que sostenian al bebe mientras miraba fijamente al otro, que era Hipo. El dragon se dio cuenta de la precensia de valka, como era de esperarse la vikinga no fue capaz de matarlo y solto su cuchillo algo aterrada, en ese mismo instante Estoico llego para proteger a su familia, lanzando su hacha para aullentar al dragon. Este solto delicadamente las sabanas que sostenian al bebe y empezo a lanzar fuego a su atacante.
—¡Corre y llevate a Mope! Yo me ocupo de Hipo—La castaña tomo al niño pero antes de escapar el dragon empezo a agitar sus alas elevandose y tomando a valka con sus garras, llevandosela lejos de berk junto a su hijo.
—¡Aah!— Gritó aterrada, viendo cómo la altura aumentaba cada segundo— ¡Estoicoooo!
—¡Valkaaaaa!!—Grito con la hacha en mano y el bebe en la otra, sintiéndose impotente por la situación.
—Estoicoo...—Se escucho a lo lejos, acompañado del llanto del bebe.
—Valka...—Susurro su nombre débilmente, callendo de rodillas, devastado. En un momento, en un segundo, lo había perdido todo— Mis amores...—Una lágrima cayó, seguida de otra... y otra.
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